22.8.08

FESTIVAL DE FILMES DEL MUNDO - Día 1

Faubourg 36, film francés del director Christophe Barratier dio la partida a la 32ª edición del Festival que marca el fin del verano montrealés

Comentario de Sergio Martínez

Un buen comienzo ha tenido el Festival de Filmes del Mundo de Montreal (FFM) con la exhibición de la película Faubourg 36 del director francés Christophe Barratier. Como es habitual el FFM abrió con una ceremonia especial en la que Danièle Cauchard, directora general del Festival, se explayó brevemente sobre el sentido de la cultura y cómo el cine encaja en las diversas visiones de la cultura. Fiel a la noción de diversidad cultural, el FFM – expresó Mme. Cauchard – recoge ese espíritu de diversidad reflejando en la pantalla la variada producción artística mundial.
Luego de presentar a los miembros del jurado y a un representante del cine de Baviera – el FFM dedica una sección al cine de esa región alemana – el presidente del Festival, Serge Losique, procedió a entregar una distinción especial al productor norteamericano Alan Ladd Jr. por su contribución al arte cinematográfico.
Ladd Jr. respondió a las elogiosas palabras de Losique con singular modestia, “en realidad yo no soy el que hace las películas, ese es un arte de los directores, yo soy simplemente el que dice sí o no a los proyectos cinematográficos”. Palabras por lo demás muy acertadas en cuanto a reflejar el rol de los productores.

FAUBOURG 36: RETRATO DE UNA ÉPOCA
Este film se ambienta en París de 1936, a poco de triunfar la coalición izquierdista Frente Popular en las elecciones generales, al frente del gobierno ha sido elegido el líder socialista Leon Blum. Es un momento de cambios, pero también de crisis económica – el mundo todavía sufriendo los efectos de la crisis de esa década – reflejada especialmente en el desempleo y la pobreza. Además, merodeando en la oscuridad se halla la creciente amenaza del fascismo.
“Chansonia” un teatro de vaudeville ubicado en un barrio (faubourg) de París sufre también los sobresaltos que afecta a la economía y agobiado por las deudas su dueño se suicida y con ello morirá la sala de espectáculo también. Un inescrupuloso agente de propiedades tiene otros planes para el sitio, pero ellos serán inesperadamente alterados cuando la joven y bella Douce (Nora Arnezeder) arriba en la ciudad despertando su apetito. Al mismo tiempo, inspirados por los nuevos aires creados por el triunfo del Frente Popular, los trabajadores del teatro deciden “tomarse” el local y revivir el teatro, con escaso éxito. Douce, que ha sido contratada por los trabajadores transformados en empresarios teatrales, sin embargo se revela como una cantante de gran futuro. Milou, un activista que alega haber estado en el Ejército Rojo, un imitador de voces famosas, y sobre todo el encargado del teatro cuya mujer lo ha abandonado llevándose a su hijo, completan este cuadro de entusiastas e improvisados actores que quieren mantener su fuente de trabajo, pero al mismo tiempo quieren dar al barrio obrero que habitan, un trozo de esa cultura popular de la que ellos son sus mensajeros.
El film tiene una estructura narrativa convencional, pero a la vez tiene mucho dinamismo, sin olvidar que hay un hecho con el cual empieza, a partir del cual se narra prácticamente toda la historia.
Un film que tiene un contenido emocional, pero también un interesante retrato del espíritu de lucha de la gente cuando enfrenta situaciones de crisis y de injusticia. Muy buenos números musicales acompañan el film, algo de esperar en un director como Barratier que en 2004 cerrara el FFM con su film Les choristes. La película es también un tributo al teatro de vaudeville.
Faubourg 36 se estrenará comercialmente después del Festival.

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