22.8.09

CINE EN LA PLAZA

IN THE LOOP. Gran Bretaña, 2009. Un film escrito y dirigido por Armando Iannuci
La sátira política es un género difícil de alcanzar en cine debido a que el impacto sobre lo que es objeto de crítica debe ser suficientemente gracioso y sin perder el tono de aparente seriedad. El director Armando Iannuci intenta lograrlo con IN THE LOOP aunque con resultados mixtos. Teniendo como escenario de fondo la inminente guerra de Irak a comienzos de 2003, el relato incluye algunas escenas de gran mordacidad e ironía, pero también hay otras que por su extremada brevedad no alcanzan a cumplir su cometido.
El relato se centra en los operativos políticos que tuvieron lugar con antelación al comienzo de la guerra desatada en Irak en 2003. La acción que transcurre en Gran Bretaña y Estados Unidos simultáneamente, comienza cuando Malcolm Tucker (Peter Capaldi), el agresivo y mal hablado director de comunicaciones del primer ministro británico llega a su despacho londinense para enterarse de que Simon Foster (Tom Hollander), el ministro de desarrollo internacional, manifestó por la radio que es impredecible que Estados Unidos pueda emprender alguna acción bélica en el Medio Oriente. Esa afirmación que incluye la palabra “impredecible” desata la cólera de Tucker y para atenuar su disgusto, Foster intenta rectificar lo que ha dicho complicando las cosas aún más al señalar que Gran Bretaña “debe estar lista para escalar la montaña del conflicto”.
La delicada situación se presta para que a nivel de otros asesores o personeros importantes del espectro político británico y americano comiencen a generarse tensiones y discusiones acaloradas sobre la conveniencia o no de estar envueltos en la posible guerra. De este modo el relato presenta a los que alientan sentimientos antibélicos, como en el caso de un general americano retirado (James Gandolfini) y de la secretaria (Mimi Kennedy) adjunta de diplomacia de Estados Unidos, y los que opinan lo contrario como en el caso del presidente (David Rasche) del Comité Secreto de Guerra, empecinado en que la guerra se concrete.
Resultado de su intrincado argumento es que todos los personajes gubernamentales son burlonamente satirizados al mostrarlos como personas oportunistas que se pasan humillando, despotricando o insultándose los unos a los otros y en donde las lealtades momentáneas son reemplazadas por bajas traiciones.
Todos los personajes se mueven a un ritmo caótico y enloquecido guardando concordancia con el ritmo del relato que en tal sentido peca por excesiva rapidez. Así, y a pesar de que en muchos momentos se logra una risueña sátira, Iannucci dirige el film como si lo fuera para un sitcom de televisión donde abundan situaciones demasiado esquemáticas para ser disfrutadas en toda su dimensión.
Finalmente, aunque no del todo logrado, el film entretiene livianamente y está muy bien interpretado.
PP¼

Jorge Gutman (J.G.)

In the Loop

THE QUEEN AND I. Suecia, 2008. Un film de Nahid Persson Sarvestani
El documental de la directora iraní Nahid Persson Sarvestani es original si se piensa que una ex militante comunista que apoyó la revolución que depuso al Sha de Irán llega a París a filmar a su viuda, quien como es de suponer está ubicada ideológicamente en la acera de enfrente. Sin embargo, eso es en esencia la realidad de este documental.
Farah Pahlavi, la reina viviendo en París accede a la petición de la cineasta de efectuar un documental sobre su vida porque la documentalista es también iraní y ambas comparten la misma suerte de vivir en el exilio. Cuando al principio de la filmación parecía que la misma iba a interrumpirse en el momento en que la reina se entera de que Sarvestani era una estudiante radical izquierdista, ese inconveniente se soslaya cuando la entrevistada deposita la buena fe en la cineasta al esperar que el producto de lo filmado responda estrictamente al contenido de la entrevista. Es así que a través de ella, Pahlavi, con sus 70 años de edad, pasa revista a su vida desde que conoció a su marido, su casamiento, la época dorada de su matrimonio junto al hombre que quiso, la llegada de sus hijos, el dramático momento de tener que dejar Irán con el advenimiento de la revolución islámica, la etapa del exilio a través de diversos países, la muerte del Sha en Egipto y finalmente su último destino que ha sido y sigue siendo Francia. Un momento muy emotivo del film es cuando ella comenta su gran dolor de haber perdido a su hija adolescente que fue víctima de anorexia.
Lo interesante es que a través de las conversaciones mantenidas, Sarvestani se convierte sin quererlo en confidente de su entrevistada al manifestarle que luego de la gran alegría que le produjo la caída del Sha, al poco tiempo experimenta una gran desilusión cuando la revolución islámica ejecuta a uno de sus hermanos de 17 años de edad, y comprueba que el régimen teocrático del fundamentalismo musulmán no fue mejor que el del Sha, obligándola a dejar Irán para adoptar a Suecia como su lugar de residencia.
A medida que la filmación progresa se produce un curioso lazo afectivo entre dos personas ubicadas políticamente en bandos opuestos, y es ahí donde se llega a producir lo inesperado. Cuando la cineasta llega a ser conquistada por la inteligencia, distinción, refinamiento y amabilidad de su anfitriona y comprueba cómo ésta ha sabido ganarse el cariño y respeto por parte de los iraníes expatriados que la saludan en las calles de París, ha llegado el momento donde se da cuenta que no puede mantener la completa objetividad para llegar a cumplir con el documental que se proponía y entonces comienza a dudar sobre la naturaleza del film que está rodando. Eso no obsta para que la célebre entrevistada logre reconocer algunos de los excesos cometidos durante el gobierno de su marido y que abrieron el camino para el advenimiento de la revolución; pero ese reconocimiento de Farah no es a través de la confrontación que Sarvestani había imaginado sino mediante una franca y espontánea conversación como si se tratara de dos amigas analizando los errores del pasado y los problemas actuales.
Cuando el documental llega a su desenlace queda claro que es mucho más lo que une a estas dos mujeres que lo que las separaba al comienzo de la filmación. Así, el relato concluye con la afirmación de la cineasta señalando que la reina ya no es la seria antagonista de su pasado revolucionario dado que han llegado a ser improbables amigas compartiendo el sueño común de volver algún día a pisar suelo iraní. A la postre, el documental que rodó Sarvestani es algo más que revivir un pasado histórico; es una narración intimista a través del cual el público conoce detalles de primera fuente de la ex emperatriz y simultáneamente asiste al proceso de redescubrimiento de la propia realizadora a medida que va rodando su película. Muy bien expuesto por ella, el film logra una gran empatía entre el público y sus dos protagonistas, además de ser muy agradable y entretenido de ver.
PPP
(J.G.)
The Queen and I (La ex emperatriz y la directora del film)

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