12.11.09

CINE EN LA PLAZA

Comentarios de Jorge Gutman

STILL WALKING. Japón, 2008. Un film escrito y dirigido por Hirokazu Kore-eda
Este film japonés es una maravilla. Tanto desde el punto de vista estético como temático, el director Hirokazu Kore-eda ha logrado que su relato describiendo un cuadro de familia vaya alcanzando niveles de excelencia a medida que transcurre el metraje.

La historia aunque sencilla es a la vez humana y profunda. La familia Yokoyama a través de sus tres generaciones se reúne una vez más en el verano para conmemorar otro aniversario de la muerte del hijo pródigo fallecido trágicamente hace 15 años; se trató de un joven inteligente y generoso que perdió su vida para salvar a un niño que se estaba ahogando. Mimado por sus padres (Yoshio Harada, Kirin Kiki) y respetado por su hermano menor Ryota (Hiroshi Abe), su ausencia aún se hace sentir y el dolor, aunque atenuado, aún perdura. En ese marco, no puede disimularse el reproche que el padre siente hacia el hijo menor de la familia, ahora con 40 años de edad, al no haber respondido a las expectativas aguardadas por sus padres y la comparación con el desaparecido se torna inevitable.

Dentro del cuadro descripto que transcurre en un período de 24 horas, Kore-eda apela a pequeños pero sutiles detalles para profundizar las complejas relaciones que se producen en el seno de esta familia donde la ternura, amor y cariño imperante conviven simultáneamente con las incomprensiones, resentimientos, desacuerdos y decepciones entre algunos de sus miembros. A través de esa pintura, el film aprovecha también para ilustrar el contraste entre los valores tradicionales y la ola de modernidad aportada por las nuevas generaciones que de alguna manera influye en la dimensión diferente que asumen las relaciones humanas actuales.

Los personajes están muy bien delineados por el excelente guión; así, no se necesita de mucho diálogo para transmitir la psicología y motivación de sus caracteres ya que sus rostros y miradas hablan por sí solos; en tal sentido, la forma estilística utilizada en cada plano-secuencia denota el profundo sentido de observación y afecto que el director manifiesta hacia sus personajes.

En resumen, un film emotivo, absorbente y poético que conduce a un desenlace donde se pone de manifiesto el inexorable ciclo de la vida. Sin duda, Kore-eda ratifica con este valioso relato que es uno de los más importantes directores contemporáneos, al confirmar la buena impresión que causó en sus precedentes filmes, entre ellos, After Life, Distance y Nobody Knows.
PPPP

AMREEKA. Estados Unidos-Canadá-Kuwait, 2009. Un film escrito y dirigido por Cherien Dabis
Encontrar un lugar en el mundo donde poder vivir es la temática de la opera prima de Cherien Dabis Amreeka, sencillo y emotivo relato acerca de una madre palestina y su hijo adolescente tratando de encontrar un mejor sitio de vida que el del terruño natal.

Dabis trató de volcar en este sensible film sus experiencias personales basadas en los episodios vividos por sus padres de origen palestino-jordano quienes emigraron a los Estados Unidos poco antes de que ella naciera. Si bien el film transcurre en 2003, poco tiempo después del comienzo de la invasión a Irak, las penurias atravesadas por su familia no resultan muy diferentes a la historia que aquí se relata.

El film que comienza en Belén, muestra cómo transcurre la vida corriente de Mouna (Nisreen Faour), una mujer divorciada que se desempeña como empleada bancaria, y su hijo adolescente Fadi (Melkar Muallen). A pesar de su espíritu optimista y jovial, Mouna se siente frustrada -al igual que otros habitantes de los territorios ocupados- de los diarios controles a que está sujeta para dirigirse a su trabajo, así como de otros embates que debe afrontar como ciudadana apátrida.

La situación cambia cuando la solicitud de la visa de inmigrante para los Estados Unidos que había presentado es aceptada para ella y su hijo. Aunque no totalmente convencida de aprovechar la oportunidad, a instancias de Fadi –con la expectativa de un futuro más luminoso- decide dejar Belén y viajar a los Estados Unidos, para reencontrar a su hermana Raghda (Hiam Abbass) quien vive con su marido médico (Yussef Abu-Warda) y su familia en Illinois desde hace 15 años, y para iniciar una nueva etapa en sus vidas.

Ya desde el arribo en el aeropuerto de Chicago, frente a la desconfianza que les demuestran las autoridades de inmigración, madre e hijo experimentan el impacto de sutil discriminación y sospechas debido al recelo demostrado por las autoridades de inmigración por su condición de árabes.

A medida que el guión enfatiza el difícil proceso de adaptación que Mouna y Fadi deben vivir, queda claro cómo el film centraliza su atención en el problema de la identidad donde habiéndose sentido extranjeros en su tierra, ahora no lo son menos en el país del sueño americano. No se trata únicamente de la colisión entre dos culturas diferentes, sino del modo en que estos inmigrantes son tratados por los sentimientos antiárabes prevalecientes en función de los acontecimientos que conmovieron al país después de septiembre de 2001; en consecuencia, el ostracismo y el acosamiento –como el recibido por Fadi en la escuela donde asiste- constituyen la respuesta natural que reciben estos nuevos inmigrantes.

A pesar de todos los infortunios, Dabis evita cargar las tintas y de ese modo en lugar de lo que podría haber desbordado en un sufriente relato melodramático, el público contempla un documento sobrio y realista sazonado con un humor natural que evita cualquier nota depresiva. Eso se debe en gran parte a que la directora ha dotado al personaje de Mouna con una perseverancia, dinamismo y simpatía a toda prueba y que merece la admiración del público que sigue sus pasos; no solamente se trata de una “madre coraje” decidida a luchar por su hijo, sino también dispuesta a actuar con fervor y optimismo para superar los inconvenientes que se le interponen en el camino.

La directora trata igualmente de brindar calidez a su relato con escenas donde la familia reunida celebra la cultura árabe en tierra americana. También la autora demuestra que a despecho de los sentimientos xenofóbicos americanos, siempre existe gente dispuesta a ayudarles; eso acontece con los compañeros de trabajo del restaurante donde Mona está empleada, como también con el director del colegio (Joseph Ziegler) de su hijo quien le brinda tanto a Fadi como a su madre el apoyo moral necesario para no claudicar.

El film no pretende ni ofrece soluciones a los problemas expuestos; sin embargo, con su final abierto, el espectador puede asumir que a estos inmigrantes les aguarda un futuro mejor del que hasta ahora han experimentado. Con un elenco completamente irreprochable es importante destacar la excelente caracterización que Nisreen Faour logra de su personaje; ella es el factor motriz del relato dado que con simpatía e irresistible vitalidad ilumina la pantalla con su canto a la vida, dotándole de hondo contenido humano.
PPP

L’ARMÉE DU CRIME. Francia, 2009. Un film de Robert Guediguian
Aunque sin llegar al clásico El Ejército de las sombras de Jean Pierre Melville, este film de Robert Guediguian tiene la suficiente solidez para conformar un inteligente drama histórico. Rememorando un episodio de la Segunda Guerra, el relato se centra en grupo de resistentes liderado por el poeta armenio Missak Manouchian e integrado por jóvenes judíos y otros extranjeros viviendo en París durante el período de ocupación alemana. Este movimiento tenía como meta luchar contra la fuerza opresora del ejército alemán a fin de liberar a Francia de la ocupación alemana.

Basado en auténtica documentación de hechos reales sobre el grupo Manouchian, esta “armada del crimen” -tal cómo la bautizó el régimen nazi-, adquiere vida en la pantalla aunque con algunas licencias que Guediguian prefirió realizar para que su narración pudiera funcionar a través de un relato de ficción.

Con casi una veintena de personajes e historias secundarias en torno de los mismos, el film a pesar de exceder las dos horas de duración no se hace sentir y constituye un sincero homenaje que el director tributa a este grupo de heroicos combatientes. Con un impecable elenco encabezado por Simon Abkarian, Virginie Ledoyen, Jean-Pierre Darroussin y Ariane Ascaride entre otros, el film proporciona al espectador la oportunidad de ilustrarlo sobre una página poco conocida vivida en los oscuros años del gobierno colaboracionista de Vichy.
PPP

A CHRISTMAS CAROL. Estados Unidos, 2009. Un film de Robert Zemeckis
El clásico de Charles Dickens A Christmas Carol que transcurre en Londres a mediados del siglo 19 durante el período navideño, es llevado nuevamente a la pantalla por parte del realizador Robert Zemeckis. Además de haber sido filmado en 3D, el realizador resolvió innovar la presentación del relato aplicando la moderna tecnología “Motion Capture” (Captura de Movimientos) que ya la había utilizado con “Polar Express”(2004). Como es sabido, esta técnica permite que la actuación en vivo de los actores, sin alteración de sus voces, sea transmitida a los personajes digitalizados; de este modo aunque las imágenes no responden a las tradicionales de un dibujo animado, tampoco se asemejan a las de un film de acción en vivo.

En cuanto al contenido del film en sí mismo, el público tiene la oportunidad de volver a encontrarse con el excelente escritor británico a través del guión preparado por el realizador y que es muy fiel a la novela original concebida en 1843. El personaje central es el viejo Ebenezer Scrooge, un hombre misántropo, cascarrabias, avaro, egoísta con el único empleado que tiene, y además un antisocial que descarta el espíritu de las fiestas de Navidad. El tono de fantasía que adopta el cuento surge cuando Scrooge se enfrenta con tres fantasmas especiales que, en forma separada, le demuestran las consecuencias de sus actos pasados, su crítico comportamiento presente y cómo se verá en el futuro si no llega a cambiar de actitud. A la postre, los tres espectros logran que este antihéroe habiendo adquirido conciencia de sus errores, se transforme en un ser sensible y humano, adoptando una conducta generosa con la gente humilde que celebra la navidad.
Sin duda, se trata de un cuento moralista con redención incluida cuyo contenido tiene vigencia universal y es por eso que el libro alcanzó una popularidad inigualada, adquiriendo para el período de las fiestas especial resonancia.

Jim Carrey transmite su gran ductilidad de actor tanto en el personaje principal como en los espectros que le toca caracterizar, estando rodeado por un muy buen elenco de actores como lo son Colin Firth, Gary Oldman, Robin Wright Penn, Michael J. Fox y Bob Hoskins.

Aunque la presente versión no sea la mejor de todas las apreciadas en cine, el film de Zemeckis satisface ampliamente. Quizá se podrá objetar que la animación de los rostros de los actores a través de la tecnología utilizada no transmita toda la emoción o expresividad deseada, pero eso no influye mayormente para socavar los valores del film. Por el contrario, está muy bien dirigido, goza de un esplendor visual inobjetable y si se lo aprecia, como fue en mi caso, en la gigantesca pantalla IMAX con el efecto de la tercera dimensión, el resultado es gratificante; así, las imágenes cristalinas combinadas con los efectos del excelente sonido digital y un campo de vasta amplitud visual, contribuyen a que el espectador se entremezcle con los personajes de Dickens y sea transportado en un atractivo viaje hacia el pasado.

En resumen, se está frente a un buen film destinado a grandes y chicos igualmente, donde nadie quedará defraudado.
PP¾
LA DONATION. Canada, 2009. Un film escrito y dirigido por Bernard Emond
El veterano realizador Bernard Ëmond completa con La Donation su trilogía iniciada con La Neuvaine y continuada con Contre toute espérance abordando los valores cristianos de la fe, esperanza y caridad.

En este tercer capítulo de la serie, Émond narra una historia que le pertenece en torno del ejercicio de la medicina efectuado con dedicación, amor y generosidad. Con el enfoque humano que caracteriza a su cine, el realizador presenta el caso de Yves Rainville, un anciano médico que destinó 40 años de su vida ejerciendo la profesión en un apartado pueblo del norte de Quebec, siendo muy querido por su gente. Deseando tomarse un descanso temporario encuentra en la Dra. Jeanne Dion, a la persona ideal para atender a su clientela. Esta mujer de mediana edad deseaba dejar por un tiempo la atención médica de la ciudad, un tanto impersonal, para experimentar un contacto más directo con los enfermos de la pequeña comunidad. Émond describe muy bien cómo la doctora se involucra emocionalmente en los distintos casos que debe atender, haciéndola dudar sobre su voluntad de permanecer en el cargo definitivamente.

Élise Guilbault despierta admiración como la médica que debe disimular en sus expresiones la vulnerabilidad que siente interiormente frente a cada paciente. No menos destacable es la caracterización que Jacques Godin realiza como el viejo médico enfermo que debe enfrentar su propia mortalidad. Entre los valores de producción cabe destacar la sobria fotografía de Sara Mishara así como la sosegada música de Robert Marcel Lepage que se adapta adecuadamente a la naturaleza del relato.

Pausada pero de ninguna manera lenta, la película transmite paz interior y un hondo contenido espiritual cómo pocos filmes acostumbran a hacerlo en la época actual.
PPP

AN EDUCATION. Gran Bretaña, 2009. Un film de Lone Sherfig
De Lone Scherfig,la realizadora danesa que brindara la deliciosa comedia “Italian for Beginners” (2000), llega ahora un film que analiza con suma delicadeza la relación entablada entre una adolescente estudiante con un hombre de presencia agradable y seductora que la dobla en edad.

El relato que transcurre en uno de los suburbios de Londres en 1961 se centraliza en Jenny (Carey Mulligan), una joven de 16 años perteneciente a un hogar de clase media que se destaca en sus estudios de enseñanza media debido a su capacidad y esmero; estimulada por su padre sobre protector (Alfred Molina) y su comprensiva madre (Cara Seymour), la chica se prepara para postular a la prestigiosa universidad de Oxford para proseguir sus estudios superiores.

Cansada de vivir una adolescencia rutinaria, Jenny aspira a convertirse pronto en adulta para lograr su independencia. Sin imaginarlo, su situación habrá de cambiar en ocasión de conocer a David (Peter Sarsgaard), un hombre de treinta y tantos años de edad quien con su comportamiento caballeresco logra rápidamente conquistar a la chica al igual que a sus padres.

Uno de los aspectos que distinguen al film es el modo en que se desenvuelve el romance entre Jenny y David, donde él respeta la decisión de la virginal chica de no consumar la relación sentimental hasta que cumpla los 17 años. Entretanto, David introduce a su novia en un mundo excitante que incluye la asistencia a conciertos de música clásica, clubes de jazz, sofisticadas veladas nocturnas y otros lugares diferentes que ella desconocía hasta ese entonces; de algún modo, Jenny va adquiriendo de David una “educación de la vida” que resulta diferente de la obtenida en sus clases escolares.

Si bien, la esencia del relato es captar la vida interior de una estudiante inteligente cuya inesperada relación sentimental influirá en la decisión que deba tomar con respecto a sus estudios universitarios, Sherfig no deja de lado la descripción de las costumbres sociales de la época, un período en donde el feminismo aún no se había establecido y en donde prevalecían valores culturales y sociales que habrían de cambiar radicalmente algunos años después. Así, el comportamiento de los estratos de la clase media londinense, con sus prejuicios y racismo encubiertos, así como el análisis de un proceso educacional sobre lo que un estudiante puede aguardar del mismo con respecto a su futuro, son algunas de las consideraciones abordadas por el esmerado guión de Nick Hornby y de los ingeniosos diálogos que lo integran.

Las muy buenas actuaciones de Mulligan y Sarsgaard, así como las de Molina y Emma Thompson en papeles de apoyo, contribuyen a realzar los valores de este film meticulosamente realizado y que ofrece considerable entretenimiento.
PPP ½

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