20.11.09

CINE EN LA PLAZA

Comentarios de Jorge Gutman


WELCOME. De Philippe Lioret
Esta película francesa es una de las mejores presentadas en este año. A pesar de su sencillez, la historia narrada por Philippe Lioret es altamente emotiva por la forma de haber abordado el tema de los inmigrantes indocumentados.

El relato enfoca a Bilal (Firat Aywerdi), un muchacho de 17 años proveniente de la zona kurda de Irak que llegó ilegalmente a Francia en la ciudad portuaria de Calais. Como tiene la intención de llegar a Londres para unirse a su novia que habita allí con sus padres, su propósito es burlar la vigilancia de las autoridades migratorias cruzando a nado el Canal de la Mancha desde Calais a Dover. Para ello toma clases de natación en la piscina municipal con Simón (Vincent Lindon), un instructor de mediana edad que en un comienzo no le tiene mucha simpatía; con todo, a través de los días surge entre ambos un genuino afecto y una relación de carácter paternal del instructor hacia Bilal a quien le ofrece su apoyo cuando se entera de su audaz plan.

El film constituye una clara crítica a las medidas adoptadas por Francia con respecto a las personas indocumentadas, delatando al propio tiempo el espíritu xenofóbico prevaleciente en ciertos estratos de la población de Francia.

A su riqueza temática, el film se beneficia por su guión magníficamente escrito por Lioret junto a Emmanuel Courcol y Olivier Adam. Además, sus dos principales actores le otorgan considerable vitalidad a sus personajes. Tanto Lindon, en una de sus mejores interpretaciones, como Awerdi aportando una expresividad absolutamente natural como el joven desesperado por reencontrar a su enamorada y comenzar una nueva vida, ofrecen irreprochables composiciones en sus roles, al propio tiempo que maravilla la interacción existente entre ambos. Si a los valores mencionados, se agrega la cuidadosa dirección de Lioret para que el drama resulte absolutamente auténtico, se obtiene como resultado un film que destila absoluta convicción y cuyo desenlace realmente conmueve. Altamente recomendable.
PPPP

BAD LIEUTENANT: PORT OF CALL NEW ORLEANS. Estados Unidos, 2009. Un film de Werner Herzog
Werner Herzog, el gran cineasta alemán que ahora reside en los Estados Unidos, efectuó una remake del film de Abel Ferrara (1992) protagonizado por Harvey Keitel. Sin embargo, esta nueva versión no tiene casi nada que ver con la original, al menos en espíritu y tono. Donde en aquella historia predominaba la pérdida de la fe en Dios y la tardía redención por parte de su protagonista, aquí no hay ningún indicio de religiosidad como tampoco existe arrepentimiento alguno por las malas acciones del personaje principal. Solo el carácter corrupto y la adicción a las drogas es lo que tienen en común el personaje de Nicolas Cage y el de Keitel; más allá de esa coincidencia, el resto pertenece a un film totalmente diferente.

Ambientado en Nueva Orleans después del huracán Katrina y en donde la ciudad aparece inanimada y prácticamente desierta, el relato basado en un guión de William Finkelstein presenta a Terence McDonagh (Nicolas Cage), un policía recientemente promovido al grado de teniente. a quien se le asigna esclarecer el asesinato de una familia de inmigrantes ilegales. Esa investigación permite a Herzog que su historia adopte el carácter del cine negro de los años 40; sin embargo, no existe semejanza alguna entre la personalidad de McDonagh y la del clásico personaje detectivesco de Philip Marlowe creado por Raymond Chandler. Aquí, este teniente es un irremediable adicto a todo tipo de drogas, ya sea marihuana, cocaína o cualquier otro psicofármaco; eso contribuye a que manifieste un comportamiento errático, violento, enfermizo y por añadidura altamente despreciable por su elevado grado de corrupción. El único solaz del teniente es su amiga prostituta (Eva Mendes) con quien comparte pocos momentos de intimidad al apartarse del mundo turbio y apestoso en el que está envuelto.
Aunque el film conserva buena parte de humor negro e irónico entremezclado con drama, el cuadro es decididamente pesimista. No se trata solamente de la depravación de un teniente corrupto, sino también de otros integrantes de la fuerza policial carentes de escrúpulos en el ejercicio de sus funciones.
La interpretación de Cage es excelente en la composición de su personaje. Responde acertadamente a un individuo drogadicto que vive gran parte del tiempo en estado de agitación, nerviosismo y alucinación; de allí que su salvajismo en procura de droga y sexo, o cuando en una escena le quita el oxígeno a una anciana para obtener información sobre el paradero de un testigo clave, de ninguna manera resulta desbordado o sobreactuado sino que, demostrando su gran histrionismo, caracteriza a la perfección lo que su rol le exige.
Herzog no brinda mensaje alguno en este relato. Con su irónico y paradójico final, el director presenta una visión amoral de ciertos sectores de la sociedad actual. En todo caso, a pesar del pesimismo que lo caracteriza, el espectador se enfrenta con un film serio, muy bien realizado y altamente entretenido.
PPP

ANTICHRIST (Dinamarca-Alemania-Francia-Suecia-Italia-Polonia). Un film de Lars von Trier
Presentado por primera en Cannes el pasado mes de mayo, este film ha sido uno de los más controvertidos en la historia de este festival y hay buenas razones para comprenderlo. Dirigido por Lars von Trier, el más conocido realizador de Dinamarca, esta película –según él mismo lo ha manifestado- ha sido escrita y realizada después de haberse recuperado de la depresión que le tocó atravesar hace dos años; de todos modos, y de lo que se aprecia en pantalla, este trabajo deja la impresión de haber sido efectuado por alguien que debió haber estado alucinado o mentalmente perturbado.

Dividido en un prólogo, 4 capítulos y un epílogo, su relato hace referencia al duelo, dolor y desesperanza de un matrimonio (William Dafoe, Charlotte Gainsbourg) como consecuencia de la muerte de su pequeño hijo. Eso se produce, cuando en momentos de mantener relaciones sexuales, los padres descuidan a la criatura quien se asoma a la ventana del departamento y se lanza al vacío. Después de que la madre pasa más de un mes hospitalizada por el trauma vivido, los desafortunados padres deciden trasladarse a una casa de campo; allí, el marido psicoterapeuta trata de manejar el comportamiento de su trastornada mujer con resultados lamentables a medida que su salud mental va deteriorándose progresivamente.

Si en un comienzo uno cree ver una obra que trata de explorar la vida de un matrimonio en momentos desesperantes y centrarse en la culpa por irresponsabilidad paternal, la forma en que el film evoluciona desmiente ese propósito. Así se comprueba que los primeros minutos del relato constituyen solamente el pretexto para que el director en forma indulgente se deleite ofreciendo escenas sexuales como pocas veces se han expuesto en cine. Resulta incómodo explicar en qué consisten las desagradables imágenes, pero para dar una somera idea al el lector de esta nota, baste mencionar que en primer plano observará masturbaciones violentas, eyaculación sanguínea y mutilación del clítoris mediante el uso de tijeras, además de explícitas relaciones sexuales. Para otorgar al film la categoría de “cine de autor”, el realizador ofrece algunas escenas que visualmente tienen apreciable valor lírico, pero que están al servicio de un relato sexualmente tortuoso y, por añadidura, tedioso.

El humor está ausente, salvo en una oportunidades en que aparece un cartelito señalando “el caos reina” produciendo la espontánea carcajada del público porque ciertamente el film es caótico del principio al fin.

A pesar de la repulsión que este film produce, no puede dejar de reconocerse que tanto Gainsbourg –que en Cannes obtuvo el premio a la mejor actriz- así como Dafoe ofrecen interpretaciones destacables; pero las mismas resultan desperdiciadas por su contenido.

Difícil resulta establecer si se trata de un film de horror psicológico, o de uno grotesco y pornográfico, pero en todo caso sus provocadoras y perturbadoras imágenes producen un sentimiento de aberración y profunda frustración. La única explicación lógica que alcanzo a elucubrar tras la visión de este film es que Satanás se apoderó de su autor para convertirlo en Anticristo a medida que fue elaborando este sádico y enfermizo relato.

El film está dedicado a Andrei Tarkovsy, lo que constituye un discutible homenaje al gran realizador ruso desaparecido en 1986.
P

INSIDE HANA’S SUITCASE. Canadá-República Checa, 2009. Un film de Larry Weinstein
A pesar de que el Holocausto ha sido objeto de numerosas películas, este documental presenta aristas diferentes. El director canadiense Larry Weinstein se ha basado en el libro “Hana’s Suitcase” para efectuar un muy buen film que impresiona por la habilidad, sensibilidad e inteligencia que vertió a su proyecto.

Se trata de una historia que comenzó hace poco más de 9 años, cuando Fumiko Ishioka, la gran educadora y directora del Centro de Educación y Recursos del Holocausto de Tokio, logró obtener en préstamo del Museo de Auschwitz una valija vacía con el nombre escrito de Hana Brady. Ishioka se impuso de que la misma había pertenecido a la niña judía del mismo nombre que murió en Auschwitz a los 13 años de edad. Ese hecho le inspiró a volcar su entusiasmo y energía para transmitir a los chicos de Japón la historia de Hana y su familia con el ánimo constructivo de mostrarles adonde puede conducir la intolerancia, el fanatismo y el odio racista.

A través de su denodado esfuerzo, Ishioka logra ubicar al hermano de Hana, George Brady, que logró sobrevivir y ahora vive en Toronto. Con la participación de George, fotos de la familia que él aportó, entrevistas de quienes conocieron a la familia de Hana y utilizando una técnica consistente en el relato de la historia de la niña a través de la perspectiva de chicos de Japón, Canadá y la República Checa que captaron el mensaje, Weinstein ha logrado un documento de gran valor.

Reconstruyendo la vida de Hana, filmada en tono sepia y con intérpretes que dramatizan convincentemente a los personajes desaparecidos, el espectador se entera de la apacible existencia que llevaba esta familia en la región de Moravia, Checoslovaquia, hacia el final de la década del 30. La armonía familiar y en especial el cariño fraternal de Hanna (8 años) y George (11 años), poco antes del comienzo de la guerra, contrasta con el drama que bien pronto atravesaría esta familia cuando los padres son arrestados por la Gestapo para nunca más retornar al hogar, quedando los niños al cuidado de un tío. Posteriormente los hermanos son conducidos al campo de concentración de Terezin, para luego ser separados y llevados a Auschwitz.

Lo demás es tristemente conocido. La niña es asesinada en 1944 dejando como legado su valija, mientras que su hermano George -a quien su padre había confiado la responsabilidad de Hana-, logra milagrosamente salvarse.

Esta dolorosa historia culmina con el viaje de George y su hija Lara a Japón donde reciben una acogida calurosa por parte de Ishioka y sus alumnos japoneses; es conmovedor presenciar la forma en que los chicos expresan a sus visitantes su sincero afecto y tributo en una de las escenas más intensas y emotivas del relato.

Por su mensaje de libertad, tolerancia y respeto al prójimo, el espectador presencia un relato apasionante que a pesar de su naturaleza altamente dramática, de ninguna manera resulta deprimente. Lo que es aún más importante es el mensaje transmitido a los niños y jóvenes estudiantes del film quienes como representantes de la próxima generación asumirán la responsabilidad de crear un mundo mejor.

Como reflexión de este trascendente documento, cabría señalar que tanto la historia de Hana, como el diario de Anna Frank así como la valentía de Schindler, constituyen algunos de los mejores ejemplos para refutar a los bárbaros reaccionarios que grotescamente intentan negar la existencia del Holocausto. De allí la importancia de mantener vivo el relato de la mayor tragedia del siglo XX experimentada por la humanidad.
PPP½

LOVE AND SAVAGERY. Canadá, 2009. Un film de John N. Smith
He aquí otro film que se agrega a la lista de dramas románticos con obstáculos insalvables que se han visto en los últimos meses; en efecto, LOVE AND SAVAGERY es una melancólica historia de amor que por razones sociales y religiosas no llega a buen puerto.

Basándose en el guión de Des Walsh, el director John N. Smith introduce a Michael McCarthy (Allan Hawco), un geólogo canadiense proclive a la poesía que viaja a Ballyvaughan -en la región de la costa occidental de Irlanda- para efectuar estudios en su especialidad.

La acción que transcurre en la década del 60 describe la idiosincrasia del pequeño pueblo con sus arraigadas costumbres, donde cualquier actitud de cambio puede resultar contraproducente. Dentro de ese contexto, Michael conoce a Cathleen (Sarah Greene), una hermosa chica huérfana que ha decidido dedicar su vida a Dios de acuerdo a los deseos de su madre antes de morir, y al poco tiempo surge entre ellos una profunda atracción amorosa; sin embargo, esa relación está interpuesta por la marcada desaprobación de los lugareños del lugar porque Michael es un forastero y, además, por la conflictiva situación que atraviesa Cathleen al debatirse entre la intensidad de sus sentimientos y deseos hacia el hombre que quiere y su devoción por la fe religiosa.

Delicadamente narrado y muy buen interpretado, este es un bello film donde Smith expone competentemente cómo el amor romántico, a pesar de responder a una necesidad vital del ser humano, en ciertas ocasiones puede ser neutralizado por la influencia espiritual de la religión.
Dentro de sus valores técnicos, cabe ponderar la magnífica fotografía de Pierre Letarte; ciertamente, la belleza austera de los escenarios irlandeses así como la fuerza del mar golpeando las formaciones rocosas circundantes, son captadas en cautivantes imágenes.
PPP

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