6.7.10

DEL SAN LORENZO AL RÍO DE LA PLATA

Concierto de Quartango en el Festival Internacional de Jazz afirmó interesante conexión emocional entre los puertos fluviales de Montreal y Buenos Aires.

Crónica de Sergio Martínez


¿Qué puede haber de común entre Montreal y Buenos Aires? Para empezar, ambos son puertos fluviales, Montreal a orillas del San Lorenzo en tanto que Buenos Aires se sitúa en el Río de la Plata; en ambas – se podría agregar – los veranos ven reforzado su calor por una persistente humedad, aunque el verano montrealés es por cierto mucho más breve que el de la capital argentina; en ambas ciudades-puertos se puede acceder a una variada y rica gastronomía; y por último, ambas urbes, con callejuelas estrechas en sus áreas más antiguas, con un cierto aire europeo y con una cualidad magnética para atraer gente de todos lados del planeta, han encontrado un común gusto por el tango, por cierto para los montrealeses un producto importado, pero que aquí se ha avecindado muy bien.

Una muestra de ese común gusto por el tango la dan cuatro canadienses que desde hace veinticinco años han estado dando vida a la música ciudadana de Buenos Aires, aquí a orillas del San Lorenzo. No sólo Quartango ha hecho interesantes arreglos de temas porteños tanto clásicos como modernos, sino que algunos de sus integrantes han incursionado en crear sus propios temas tangueros también.

Por todo esto fue muy grato enterarse de que el Festival Internacional de Jazz de Montreal presentaría un concierto de este cuarteto como parte de su serie Les couleurs SAQ en el Club Soda. Al término de las casi dos horas que duró el concierto este domingo 4 de julio, nuestras expectativas se vieron plenamente cumplidas. No sólo el cuarteto formado por Richard Hunt (piano, uno de los fundadores del grupo), René Gosselin (contrabajo, el otro miembro fundador), Douglas Schmidt (bandoneón) y Charles Etienne Marchand (violín) entregó a la audiencia una memorable actuación sino que adicionó a su presentación a una vocalista y a los bailarines Roxana y Fabián.

Quartango no se limita a hacer una simple transposición de la música rioplatense al San Lorenzo sino que la re-crea con matices que le dan un carácter muy único, su ejecución de temas clásicos como el famoso Taquito militar o La cumparsita por ejemplo, adquieren un sello especial en el que las cuerdas juegan un rol más sonoro que el bandoneón, marcando aquí una sutil pero interesante diferencia con los grupos porteños.


Ese tratamiento de las obras clásicas se manifiesta de otro modo en la ejecución de los temas de Astor Piazzolla, donde por cierto el elemento más jazzístico de la improvisación de los ejecutantes puede encontrarse más a gusto. Algo similar en la ejecución del tema de Juan Carlos Cáceres, Tango negro (cabe consignar aquí que Cáceres en una reciente entrevista en el diario argentino Página 12 justamente reivindicó ese aspecto jazzístico de la improvisación en el tango, y renovó su tesis largamente sostenida sobre las raíces negras del tango, algo que crea aun notables polémicas).

Quartango también presentó creaciones de algunos de sus miembros como la Milonga céltica, compuesta por su pianista Richard Hunt la que puede verse como una interesante conexión entre las raíces irlandesas de gran parte de la comunidad anglo y la cultura argentina o más específicamente, porteña.

En suma, una velada donde Quartango mostró en escena las cualidades de sonoridad y creatividad que ya han quedado registradas en sus propios discos.

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