11.3.11

CINE EN LA PLAZA

Comentarios de Jorge Gutman

THE ADJUSTMENT BUREAU. Estados Unidos, 2011. Un film escrito y dirigido por George Nolfi
Un curioso film de ciencia ficción no alcanza a satisfacer las expectativas debido a un tratamiento simplista y un tanto absurdo. Basado en el cuento de Philip K. Dick Adjustment Team, el director y guionista George Nolfi incursiona en un tema debatible sobre si los movimientos y decisiones del hombre –genéricamente hablando- responden a su completa voluntad o si es orquestado por grupos externos que lo van vigilando como si se tratara de un objeto móvil o de una simple marioneta.

El comienzo del relato adopta las características de un film de contenido político con la presencia de David Morris (Matt Damon), un joven candidato a senador por el estado de Nueva York que tiene todas las posibilidades de ganar en la contienda. Muy pronto se aprecia que no es ése el propósito del film contemplando a un conjunto de hombres ataviados de negro y portando sombreros especiales que forman parte de una organización denominada “The Adjustment Bureau” bajo la dirección de Richardson (John Slattery); este “Bureau” controla los pasos y la mente de ciertas personas sin que su objetivo quede claro para los fines del relato.

Volviendo a Morris, en la noche en que las elecciones legislativas tienen lugar, él pierde la contienda y poco antes de pronunciar un discurso aceptando su derrota, tiene un encuentro inesperado en un baño de hombres con Elise (Emily Blunt), una atractiva bailarina que en menos de tres minutos lo seduce y le estampa un fogoso beso; la acción queda interrumpida cuando miembros de su equipo político vienen a buscarlo y la joven parte bruscamente del lugar dejando al derrotado candidato completamente perplejo. De allí en más, Morris es objeto de seguimiento por parte de la organización quien se vale de un mapa electrónico para controlar sus movimientos y evitar que él pueda tener un nuevo contacto con la bailarina. Cuando por azar, la ubica en un autobús y alcanzan a intercambiarse sus respectivos números telefónicos, se producen hechos completamente inexplicables (un inaudito vuelco de un café que Morris está bebiendo, un espectacular accidente automovilístico que parecería estar monitoreado, etc.) hasta que Thompson (Terence Stamp) –el hombre fuerte del grupo- junto con sus secuaces arrinconan a nuestro confuso héroe; ahí le hacen saber que debe apartarse de Elise y que no habrá de contar a nadie que tuvo lugar el encuentro con el “Bureau” bajo pena de severas consecuencias –pérdida completa de su estabilidad mental- si contraría las advertencias recibidas. Como Thompson le sustrae y quema el papel donde tenía anotado el teléfono de Elise, Morris pierde todo contacto con ella hasta que después de tres años azarosamente se juntan nuevamente y las pasiones reviven; una vez más la temible organización perseguirá implacablemente a su presa para evitar que los jóvenes se vuelvan a reunir.

Aunque en un relato de fantasía la racionalidad no siempre predomina, al menos hay una idea de lo que se propone. En este caso, no queda claro porqué la persona elegida para controlar su destino es Morris y cuál es la razón para que la relación sentimental con Elise tenga que ser abortada, a pesar de que hay ciertas referencias que distan de ser convincentes. Tratando de obtener alguna respuesta sobre lo que esta historia desea transmitir, parecería que existe un cierto orden cósmico que dispone y determina anticipadamente la suerte de los seres humanos y que sólo una fuerte determinación personal puede quebrar lo que el destino ya ha preestablecido. La discutible premisa adquiere un tratamiento simplista que impide al film alcanzar sus metas. En líneas generales, queda como saldo un modesto thriller romántico que en principio logra intrigar, para posteriormente perder fuerza y finalmente desembocar en una resolución completamente pueril (“el amor todo lo puede”) que frustra al espectador.

A su favor, el relato cuenta con buenas interpretaciones de conjunto donde Damon nuevamente da muestras de su carisma y eficacia como actor, una satisfactoria fotografía de John Toll y un atractivo diseño de producción de Kevin Thompson.

RANGO. Estados Unidos, 2011. Un film de Gore Verbinski
Así como Toy Story 3 mereció mi admiración el año pasado, Rango es otro cine de excelente animación que se aventura a parodiar los westerns con imaginación e inteligencia. Después del éxito popular obtenido con la serie Piratas del Caribe, el realizador Gore Verbinski decidió aventurarse en un terreno completamente diferente y atípico para ganar la partida. Con un muy buen material preparado por el guionista John Logan, Berlinski logró un relato de estructura compleja pero muy bien resuelto.

En principio uno podría decir que se trata de una comedia de brillantes colores y personajes asombrosos. Pero la historia es eso y mucho más. Al comienzo del film un conjunto de gavilanes mariachis actuando a modo de coro griego va anunciando lo que ocurrirá en esta historia, sirviendo de introducción para la presentación del personaje protagónico. Se trata de Rango, un camaleón que por accidente es expulsado de su receptáculo acuático y en medio del desierto es perseguido por un rapaz águila del que logra zafarse milagrosamente para llegar finalmente a un pueblo perdido del lejano oeste americano cuya comunidad poblada por personajes anfibios, roedores y reptiles, está desesperada por la falta de agua y sometida bajo un alcalde corrupto. Ganándose la confianza de sus habitantes Rango llega a convertirse en sheriff y a partir de allí se dará cuenta que la escasez del agua no es debido necesariamente a la sequía sino a la acción de algunos personajes malsanos con quien tendrá que enfrentarse. Adoptando la naturaleza de un film del oeste, el director se vale de referencias cinematográficas que claramente gratificará a los cinéfilos que hayan visto High Noon de Fred Zinnemann, Apocalypsis Now de Coppola y/o Chinatown de Polanski.

Con originales personajes, Verbinski ha creado un extraño pero interesante universo que es raro encontrar en filmes de animación donde su deslumbrante estilo visual se combina armoniosamente con su riqueza narrativa. Con una música elogiable, donde una escena de cabalgata febril va acompañada con La Cabalgata de las Valkirias de Wagner, o bien otra se vale del Danubio Azul de Strauss, el film se prestigia por el uso de primeros actores que prestan sus voces; entre las mismas se destaca en primer lugar Johnny Deep quien como Rango es dueño de una expresividad vocal que enriquece enormemente a su personaje principal; entre otros, también se distinguen Ned Beatty en el alcalde tortuga, y Bill Nighy que vocea a la letal serpiente de cascabel.

Dicho lo que precede, Rango es un film que sorprende gratamente a los adultos con su particular humor y que ofrece deliciosos momentos que los chicos disfrutarán ampliamente. Incondicionalmente recomendable.

LES INVITÉS DE MON PÈRE. Francia, 2010. Un film de Anne Le Ny
Este film de Anne Le Ny constituye otra muestra del cine galo echando una mirada crítica a una burguesía que fiel a sus principios liberales es capaz de sacrificar los intereses familiares en pos del bienestar ajeno.

El veterano actor Michel Aumont anima a Lucien Paumelle un octogenario viudo y jubilado doctor que siempre ha mantenido sólidas convicciones humanitarias. Con el propósito de ayudar a Tatiana (Veronika Novak), una joven y sugestiva rubia de Moldavia, para evitar que sea deportada y además para que su hijita Sorina (Emma Siniavski) pueda aspirar a una mejor educación escolar que la que podría obtener en su país de origen, decide unirse a ella a través de un casamiento “formal”. Los hijos de Lucien, Babette (interpretado por Karin Viard) y Arnaud (Fabrice Luchini), se quedan sorprendidos ante una noticia que los tomó completamente desprevenidos; sin embargo, como su padre es una persona capaz de adoptar decisiones sin necesidad de consultarlos, nada pueden hacer sino contemplar los hechos tal como son, sobre todo cuando aprecian que el noble anciano se siente nuevamente rejuvenecido considerando que la vida le ha provisto una nueva y última oportunidad para gozar y ser feliz al lado de Tatiana.

El foco central del relato tiene lugar cuando de manera imprevista Lucien anuncia a sus hijos que decidió legar su patrimonio a su esposa dado que ella y la niña lo necesitan más que ellos. Cuando Lucien es víctima de una enfermedad, donde el guión deja ambiguamente la duda sobre si Tatiana ha sido o no la causante de la misma, los hijos acuden a una actitud extrema que añade al film una nota dramática inesperada.

Con un tono de evidente humor y un ritmo que jamás decae, la directora evita juzgar a sus personajes para limitarse a presentarlos tal como son. Eso no impide que el espectador se envuelva en el problema y que pueda juzgarlos por su cuenta. Así, dentro del marco de un núcleo familiar que funcionaba normalmente y sin fisura alguna, resulta extraño que un padre desherede a sus hijos dado que por más nobles que sean las intenciones que lo guíen está claro que hay lazos biológicos y afectivos de toda una vida que no se pueden llegar a prescindir súbitamente.
Con comediantes como Viard, Luchini, Aumont y Novak que animan con entusiasmo a sus respectivos personajes, el film sin ser excepcional cumple su cometido de entretener así como también permite que la audiencia en tren de hacer un análisis de conciencia pueda preguntarse cómo reaccionaría estando en una situación parecida a la de Babette y Arnaud.

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