6.11.11

ANNA BOLENA

The MET HD: ANNA BOLENA






New York City, 10.10.2011. Metropolitan Opera House. Lincoln Center for the Performing Arts. Anna Bolena. Opera en dos actos con música de Gaetano Donizetti (1797-1848) y libreto de Felice Romani (1788-1865) basado en la vida de Ana Bolena, la segunda esposa del rey Enrique VIII de Inglaterra. Estreno: Teatro Carcano de Milán el 26 de diciembre de 1830. Elenco: Anna Netrebko (Ana Bolena), Ildar Abdrazakov (Enrique VIII), Ekaterina Gubanova (Jane Seymour), Stephen Costello (Percy), Keith Miller (Lord Rochefort), Tamara Munford (Smeton), Eduardo Valdés (Sir Hervey). Marco Armiliato, director musical – David McVicar, dirección escénica. Temporada 2011-12.


Comentario de Daniel Lara


Más allá de toda la parafernalia mediática que como es habitual en la era Gelb precedió la apertura de la temporada 2011-12 del Met con la ópera Anna Bolena y que colocó la imagen de Anna Netrebko en el centro de toda la atención de la ciudad, nada debe opacar el acontecimiento que significó el estreno incomprensiblemente tardío de la ópera de Donizetti en la cartelera del primer coliseo neoyorquino.


Última incorporación en el repertorio de Anna Netrebko, el personaje protagónico de Anna Bolena es -comparado con sus anteriores incursiones belcantistas en la casa- el rol con el que salió mejor parada. Su aproximación al personaje de la reina de Inglaterra subrayó el lado más lírico de la parte y fue allí donde Netrebko obtuvo los mejores momentos de la caracterización. Como ejemplos pueden citarse su “Come, innocente giovanne...” del primer acto o bien la remembranza final del “Al dolce guidami…” donde con voz aterciopelada, bellísimas medias voces y un sin número de sutilezas le dio a la noche algunos de los momentos de mejor y más efectivo canto. En el resto de la ópera, su labor no mostró falencias en los agudos ni en el arte del canto legato. Sus agilidades sin ser todo lo precisas que se hubiese deseado conformaron teniendo en cuenta que Netrebko es una cantante lirica y no una lirico-coloratura nata. A pesar de todo esto, el personaje requiere de la interprete mucho mas de lo que la diva rusa esta en condiciones de ofrecer, sobretodo en cuanto a carácter y autoridad refiere. Así fue como, en las escenas en las cuales debió confrontar ya sea con Seymour o con el rey, su caracterización hizo agua por los cuatro costados y sólo se la escucho interesada en cantar bonito sin molestarse demasiado en darle una impronta personal a lo que estaba cantando. Tampoco ayudó el hecho que la escritura vocal de la ópera sacó a relucir sus falencias en el registro medio-grave donde la voz tendió a perder peso y volumen, situación que tampoco contribuyó a darle autoridad a lo que se estaba cantando.
De todos modos, el público la aplaudió a rabiar y se fue extasiado con la labor de Netrebko aunque mucho más por el peso artístico y el carisma de la cantante que por su contribución a un repertorio que a pesar de su gran insistencia le sigue quedando muy grande. ¡Persevera y triunfaras!


Como Giovanna Seymour, Ekaterina Gubanova se desempeño con mucho profesionalismo y una vez vencido cierto trac inicial supo siempre ir de más en más. Su consistente y caudalosa voz sumadas a la fuerza expresiva con la que se lanzó a componer su personaje convinieron a la perfección para delinear el carácter de la amante del rey y a posteriori reina de Inglaterra.


De imponente presencia y temperamento, Ildar Abdrazakov cinceló un rey Enrique con voz dúctil, musicalidad y graves de bellísimo esmalte, cualidades a las que siempre les imprimió nobles y aristocráticos acentos. El rendimiento del bajo ruso pudo ser aun mejor de haber contado con otro director musical menos propenso a tirarle la orquesta encima y mas proclive a exponer la intensidad del canto del bajo ruso.


El ascendente y joven tenor Stephen Costello fue otra de las grandes figuras de la noche brillando a más no poder en su composición de Lord Riccardo Percy, personaje al que interpretó con una voz lirica de particular calidez, generosidad y asombrosa perfección estilística. Como si esto fuese poco, su caracterización rebozó fuerza emotiva y gran entrega. ¡Chapeau!


Completaron el elenco vocal las muy sólidas prestaciones de Tamara Mumford y de Eduardo Valdés como el joven músico de la corte Smeaton y el desagradable oficial Harvey respectivamente.


Muy tocantes y emotivas fueron las intervenciones del coro de la casa que cantó como una sola voz y en su habitual nivel de excelencia.


Al frente de la orquesta de la casa, la dirección musical de Marco Armiliato pasó con más penas que glorias. Plagada de irregularidades, su lectura de la partitura de Donizetti pasó por alto –en muchas ocasiones en beneficio de los cantantes, otras en perjuicio de estos y otras sin sentido alguno- toda la intensidad y el carácter de la música. Todo sonó igual, sin matices y sin la menor emoción.


A cargo del montaje escénico, David McVicar ofreció un espectáculo sobrio de línea tradicional buscando siempre pisar sobre terreno seguro y en el que sobresalió la elegancia y la sensibilidad del director de escena a la hora de extraer lo mejor de los solistas y del coro en materia de movimientos escénicos. Una particular mención mereció Jenny Tiramani quien diseñó un bellísimo vestuario rico en detalles y fiel al momento histórico en el que se desarrolla la trama.


En síntesis, un gran espectáculo que con sus altos y bajos resultó interesante para quien quiera conocer esta opera y poco aconsejable para los puristas del genero.


La ópera será redifundida en su versión original italiana con subítulos en inglés el sábado 12 de noviembre en los cines de Canadá de la compañía exhibidora CINEPLEX DIVERTISSEMENT. Para conocer las salas participantes y los horarios locales de cada ciudad, visitar el sitio web www.cineplex.com/events o www.cineplex.com/evenements

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