24.6.12

CELEBRANDO LA VIDA

FOREVERLAND. Canadá, 2011 Un film de Max McGuire. Elenco: Max Thieriot, Laurence LeBoeuf, Demian Bichir, Juliette Lewis

La fibrosis quística es el telón de fondo de este film decididamente personal, encarado por el realizador canadiense Max Maguire. Habiendo experimentado desde los primeros años de su infancia los síntomas de esta enfermedad genética que afecta fundamentalmente a los pulmones y cuyo pronóstico es ciertamente reservado, McGuire sabe muy bien lo que significó haber entrado y salido de los hospitales en forma permanente para tratar de combatirla. De allí que esta película sea parte de su propia historia que resolvió contarla en un relato de ficción valiéndose de la colaboración de Shawn Riopelle en la elaboración del guión. Dentro del objetivo que se propuso, el joven realizador ha logrado transmitir al espectador un honesto film ilustrando a través del personaje principal la vivencia de una crisis existencial, los efectos de la misma y la manera de enfrentar sus consecuencias.

Will Rankin (Max Thieriot) es un joven de 21 años de edad que padece de fibrosis quística y en su diaria rutina no puede entrever otra posibilidad que la muerte cercándolo desde temprana edad; ese hecho se intensifica aún más cuando Bobby (Thomas Dekker), uno de sus grandes amigos, acaba de morir de la misma enfermedad. Cuando su hermana Hannah (Laurence LeBoeuf) lo contacta, se impone de que el último deseo de Bobby fue que una vez desaparecido sus cenizas fuesen trasladadas a una iglesia mexicana y esparcidas en las aguas que flotan por debajo de la misma y que supuestamente contienen poderes curativos. Esa circunstancia impulsa a Will cumplir con la voluntad de su amigo y, de este modo, junto a Hannah emprende un largo trayecto desde Vancouver hasta el desierto de México con un coche regalado por su padre (Douglas O'Keeffe).

La mayor parte del metraje origina una película del camino, donde el viaje esta intercalado con encuentros de personajes de diferente índole, donde algunos de los mismos son de naturaleza excéntrica o extraña. Pero más allá de las situaciones anecdóticas que el guión introduce pero que nunca resultan rebuscadas, lo más importante es que la experiencia del muchacho -después de haber llegado al destino final y cumplido con la misión encomendada- le habrá significado un viaje de descubrimiento interior que le hace cambiar su perspectiva de vida.

La interpretación es inobjetable. El joven Thieriot satisface plenamente animando a un personaje noble que a través de las vicisitudes atravesadas sale airoso en un proceso de realización personal; a su lado LeBoeuf logra caracterizar a una joven de fortaleza exterior aunque no exenta de vulnerabilidad por lo que ha sufrido en su infancia como consecuencia de la enfermedad de su hermano; entre los actores secundarios se distinguen Juliette Lewis y Demian Bichir. Formalmente, es de destacar la buena fotografía de Celiana Cárdenas captando la belleza de la costa del Pacífico así como la música de Adam Lastiwka.

Conclusión: Un film humano y conmovedor que a pesar de sus tintes sombríos, ofrece un mensaje optimista celebrando el milagro y la dicha que la vida nos ofrece. Jorge Gutman

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