15.6.12

UN HOMENAJE AL TEATRO IDISH

ON SECOND AVENUE



El Centro Segal para las Artes concluye la actual temporada con la revista musical On Second Avenue concebida por Zalmen Mlotek y Moishe Rosenfeld. Si bien se trata de una producción que tuvo su estreno en Nueva York en 1997, posteriormente dada a conocer en Montreal en 1998 y además de ser objeto de una gira internacional, la nueva versión no es nada menos que excelente y podría afirmarse que se encuentra entre lo mejor que en materia de teatro se ha tenido oportunidad de juzgar durante este año.

En primer lugar se debe aclarar que no es necesario conocer el idioma idish, tal como se la representa con subtítulos en inglés y francés, para disfrutar de este valioso espectáculo. Su contenido permite seguir su desarrollo con completa facilidad estableciendo una comunicación inmediata entre actores y audiencia.

En esencia, On Second Avenue relata la historia del teatro idish desde su nacimiento en Rumania en 1876 cuando el eminente poeta Abraham Goldfaden fundó el primer conjunto profesional que logró inmediato suceso en varias ciudades de Europa. De allí, llegaría al nuevo continente en la década del 30 del siglo pasado para instalarse en Nueva York en el bajo Manhattan de la Segunda Avenida. Tal como se aprecia en la obra, los inmigrantes judíos llegados al nuevo continente encontraron en ese reducto momentos de gran entretenimiento así como la oportunidad de alternar con compatriotas, escuchar la lengua materna en el repertorio que se ofrecía en el escenario, donde fundamentalmente se representaban emotivas operetas y comedias musicales de contenido melodramático que rememoraban el pueblo y el viejo hogar del cual provenían; de allí que “la Segunda Avenida” neoyorkina no solamente constituiía el centro de una importante actividad teatral judía sino que también reflejaba el alma de un pueblo con el cual estos inmigrantes se sentían identificados. Tan importante fue este movimiento cultural que de algún modo estas comedias musicales judías contribuyeron a fijar las raíces de lo que llegaría a ser poco tiempo después el importante fenómeno de Broadway.


Lo anterior queda expuesto en el relato ofrecido por la narradora Edit Kuper que va informando a la platea sobre lo que fue este movimiento teatral a medida que los diferentes números musicales y las viñetas humorísticas se van sucediendo. Como anticipé anteriormente, el espectáculo es maravilloso y en tal sentido los méritos descansan en el remarcable equipo responsable del mismo. En principio, aplausos merecen las directoras Bryna Wasserman y Audrey Finkelstein quienes a pesar de contar con un escenario de dimensiones limitadas supieron aprovechar al máximo su espacio logrando una irreprochable puesta escénica. El equipo actoral de aproximadamente 35 intérpretes no profesionales merece máximo respeto; su desempeño no tiene nada que envidiar a experimentados actores teatrales, donde además de actuar ofrecen increíble riqueza vocal en la entonación de las canciones y sobre todo en los números corales.


Otro ingrediente importante es la coreografía de Jim White aportando gracia, colorido y buen gusto a las logradas danzas brindadas por los actores. No menos importante es la contribución del director musical John Gilbert al frente de un reducido pero calificado grupo orquestal, al propio tiempo que se destaca como bailarín junto a Eva Petris en un número de tango. Finalmente, se debe reconocer la participación de Luc Prairie en la iluminación, Susan Vera en el vestuario de época y John C. Dinning en los decorados.


¿Qué más agregar de esta producción? La gran emoción que produce ver un teatro de calidad y poder exclamar aquí en Montreal: “Como en Broadway, nosotros también podemos hacerlo”. En resumen, esta travesía nostálgica es la carta de amor que el Segal Centre envía al teatro judío que aunque ya no brille en las marquesinas como antaño, gracias a la infatigable labor que desplegó en vida la fundadora del movimiento teatral judío de Montreal Dora Wasserman, continuada por su hija Bryna, permite que en Canadá o al menos en Montreal siga perdurando.


Las representaciones prosiguen en el Centro Segal hasta el 1 de Julio. Jorge Gutman

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