6.7.12

LA GUERRA CONTRA LA MUERTE

LA GUÈRRE EST DECLARÉE. Francia, 2011. Dirección: Valérie Donzelli. Distribución: Entertainment One/Seville (2012)



Aunque el duelo de haber perdido un hijo o estar por perderlo frente a una implacable enfermedad ya ha sido visto en más de una oportunidad, esta película tiene la característica de ser parcialmente autobiográfica donde la realizadora Valérie Donzelli traslada al cine los dramáticos años vividos al lado de su compañero Jérémie Elkaim en la lucha entablada para combatir el cáncer cerebral que afligió al pequeño hijo durante varios años.

El relato de ficción se basa en el guión escrito por ambos y también ha sido animado por ellos aunque los nombres utilizados sean diferentes. Todo comienza cuando Romeo (Elkaim) y Julieta (Donzelli) se conocen en un club nocturno y hacen referencia a la coincidencia de llamarse como los protagonistas del drama shakesperiano. Dicho encuentro produce el inmediato flechazo del amor a primera vista y lo cierto es que la vitalidad, entusiasmo y alegría de vivir que los anima se contagia fácilmente al público que los observa y que simpatiza con ellos.

La felicidad de la pareja se refuerza con la llegada de Adam (César Desseix), un infante que al poco tiempo de nacer llama la atención por estar llorando en forma permanente sin que sus padres puedan llegar a calmarlo; sin embargo, en un comienzo nada parece predecir que esa anomalía refleje aspectos que lleguen a alarmar; no obstante, cuando el bebé comienza a vomitar sin aparente causa, es sometido a un escáner cerebral que delata la presencia de un tumor maligno.

¿Cómo se reacciona frente a un drama semejante donde está en juego la vida de un hijo? A partir del temible veredicto, comienza para la pareja la etapa más dura tratando de aunar toda la fuerza posible y desplegando la máxima energía en el difícil trance de querer combatir todos los inconvenientes que presenta el tratamiento anticanceroso; todo ello dentro de un contexto donde las manifestaciones de solidaridad, apoyo y estímulos que surgen de sus familiares y amigos adquieren un importante rol.

El mérito de la realizadora es haber abordado el relato desdramatizándolo a través de situaciones de espontáneo humor. Aunque el film no deja de ilustrar la maquinaria burocrática del sistema hospitalario francés, la narración privilegia más el esfuerzo realizado por los padres conviviendo con la enfermedad del pequeño antes que enfatizar en los procedimientos médicos.

Los momentos de máxima tensión así como de profunda emoción surgen cuando Adam debe ser sometido a la intervención quirúrgica y los padres tratan de mantener una actitud esperanzadora con relación a la supervivencia del niño. Lo importante es que todo queda expuesto con sobriedad sin que el inherente aspecto sentimental de la situación planteada llegue a desbordar.

Tanto Donzelli como Elkaim se manifiestan con completa naturalidad; aunque este hecho no llega a sorprender al reproducir la odisea por la que atravesaron, con todo resulta audaz y valeroso que ellos mismos hayan resuelto representarse a sí mismos; también resulta inobjetable la actuación del pequeño Desseix y es muy emotivo apreciar el breve rol de Gabriel Elkaim encarnando, ya crecido, al hijo verdadero de la realizadora y de Jérémie.

El tono de liviandad del film utilizado por Donzelli, la simpatía que despiertan sus reales personajes y la atractiva banda sonora lo convierten, a pesar de su tema, en un terapéutico cuento de hadas que reafirma en todo momento el amor a la vida. Jorge Gutman

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