CINE EN LA PLAZA
Comentarios de Jorge Gutman
THE LIVES OF OTHERS (Das Leben der Anderen). Alemania, 2006. Un film de Florian Henckel von Donnersmarck
DAYS OF GLORY (INDIGENES) Francia-Marruecos-Argelia-Bélgica, 2006. Un film de Rachid Bouchareb
MUSIC AND LYRICS. Estados Unidos, 2006. Un film de Marc Lawrence
BREAKING AND ENTERING. Gran Bretaña 2006. Un film de Anthony Minghella.
ON THE TRAIL OF IGOR RIZZI (SUR LA TRACE D’IGOR RIZZI). Canadá, 2006. Un film de Noël Mitrani
MOUNT PLEASANT. Canadá, 2006. Un film de Ross Weber
LA DIGNIDAD DE LOS NADIES. Argentina-Brasil-Suiza, 2005. Un film de Fernando Solanas
SHARKS 3D. Estados Unidos, 2004. Un film de Jean-Jacques Mantello
VIDEOS
THE DEPARTED ( Warner, 2006). Dirección de Martin Scorcese
13 TZAMETI (Seville-Warner2006). Dirección de Géla Babluani
THE LIVES OF OTHERS (Das Leben der Anderen). Alemania, 2006. Un film de Florian Henckel von Donnersmarck
Dentro de la producción alemana, este film es el más original, dramático y perturbador que se haya visto en los últimos años. A pesar de tratarse de un relato de ficción, Florian Henckel von Donnersmarck se ha basado en episodios realmente acontecidos en Alemania Oriental en los años previos a la caída del muro de Berlín en 1989.
En 2003 el público tuvo oportunidad de gozar una deliciosa comedia (Good Bye Lenin) que giraba en torno al esfuerzo de un hijo que trata de ocultar a su madre que es una acérrima comunista, la reunificación de Alemania; su trama adoptaba un tono nostálgico sobre los años en que el país pertenecía a la hegemonía soviética, en donde todo tiempo pasado fue mejor. En el caso de La Vida de los Otros, el enfoque es totalmente opuesto. El realizador ilustra la existencia de gente corriente, poco o nada vinculada con el quehacer político, pero que como ciudadanos corrientes vivían sojuzgados por la “Stasi”, la poderosa policía de seguridad del estado; esta institución integrada por más de cien mil funcionarios, emulando el espectro de la célebre novela de Orwell 1984, tenía como meta principal “vigilar” atentamente la vida de los demás, en especial la de aquellos individuos que respondían a un espíritu liberal o bohemio, los que se desempeñaban en el campo de las artes, y/o quienes inocentemente podrían emitir alguna opinión que pudiera ser considerada ofensiva al régimen existente.
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A través de un drama humano que adopta el tono de thriller político, el film ilustra los procedimientos de esa diabólica maquinaria estatal tratando de demoler a un hombre inocente.
El guión que fue escrito por el realizador, sitúa la acción en Berlín oriental, en 1984. El gobierno de la República Democrática de Alemania se asegura en el poder a través del mecanismo de control y vigilancia ejercido por la Stasi. Entre sus empleados informantes figura el capitán Gerd Wiesler (excelente actuación de Ulrich Múehe), un oficial experto en interrogatorios; a él se le asigna la función específica de espiar y obtener evidencias contra el renombrado autor teatral Georg Dreyman (Sebastian Koch) porque desde las esferas superiores se tienen dudas sobre su lealtad hacia el partido gobernante. Para ello Wiesler interviene con micrófonos el departamento del escritor a fin de seguir todos sus movimientos y el de su pareja con quien convive, la actriz Christa-María Sieland (Martina Gedeck). El elemento central que genera el conflicto ético-moral del relato es cuando Wiesler no encuentra indicio alguno que pueda culpabilizar a Dreyman al constatar que el investigado es una persona honesta y firme creyente en los valores socialistas de su país; es ahí donde queda claro que la desconfianza hacia el dramaturgo no está fundamentada en razones políticas.
La complejidad del relato y lo apasionante de su intriga recomienda no adelantar más sobre los vericuetos que se van sucediendo hasta llegar a un desenlace excelente con el agregado de una coda remarcable.
El film es un fascinante estudio sobre la forma en que una ideología puede ser bastardeada y como los que ostentan el poder pueden manipulearlo en detrimento del ciudadano común que no cuenta con un mecanismo de defensa en el cual pueda escudarse. En tal sentido, el director ha ido creando una atmósfera que se vuelve cada vez más opresiva a través del miedo generado en personas inocentes convertidas en víctimas de burócratas psicópatas que manejan el poder.
La conjunción de un excelente director que logra una marcada tensión que no decae en las casi dos horas y media de metraje, el inobjetable elenco y la de un impecable guión donde nada le falta ni le sobra, convierten a este film en un documento de incuestionable valor al prevenir sobre la fuerza exterminadora de cualquier régimen totalitario en la vida de un pueblo.
Esta remarcable obra acaba de obtener el Oscar a la mejor película extranjera de 2006. Jorge Gutman
PPPP
DAYS OF GLORY (INDIGENES) Francia-Marruecos-Argelia-Bélgica, 2006. Un film de Rachid Bouchareb
Después de las dos magníficas películas de guerra aportadas por Clint Eastwood (Flags of our Fathers, Letters from Iwo Jima) en los últimos meses, se acaba de estrenar otra similar aunque en este caso ya no se trata de exaltar el heroísmo, la misericordia, el honor y la cobardía que generalmente trascienden en este tipo de género. En Days of Glory, el director francés Rachid Bouchareb descendiente de padres argelinos, tiene como propósito homenajear a sus ancestros y a todos aquellos hombres que durante la época colonial lucharon por Francia con pasión y coraje; pero el tributo no alcanza solamente a argelinos, sino también a todos los soldados magrebíes que combatieron en el ejercito francés contra el enemigo nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Al hacerlo, el realizador considera los aspectos de injusticia, discriminación y racismo que estos hombres fueron objeto y que van emergiendo en el relato a través de episodios muy bien articulados en el guión preparado conjuntamente con Olivier Lorellet.
Con anterioridad, durante la Primera Guerra también fueron movilizadas tropas coloniales africanas con casi 300.000 soldados del norte de África; sin embargo, el aporte más sustancioso se dio durante la guerra contra el régimen nazi porque, en cierta medida, la participación de los nativos de las colonias africanas ayudó a reconstruir al ejército francés que había quedado diezmado en 1940 cuando casi un millón y medio de soldados franceses fueron hechos prisioneros de Alemania.
El realizador creó a los personajes magrebíes inspirándose en los veteranos de guerra que tuvo ocasión de conocer. En esta historia de ficción se sale al encuentro de Abdelkader (Sami Bouajila), un libre luchador que está convencido que combatiendo por la madre patria logrará realizar una buena carrera en el ejército francés; otro personaje es Said (Jamal Debbouze), de origen muy humilde, que se enlista en el ejército a pesar de las súplicas de su madre para que no lo haga; Messaoud (Roschdy Zem) es un joven soldado romántico enamorado de una chica francesa de Provenza, ignorando que sus superiores censuran las cartas que él le envía; finalmente está Yassir (Samy Nacéri) quien participa en el ejército por razones de honor familiar y para obtener una ventaja material. En torno al grupo se halla el Sargento Martínez (Bernard Blancan), quien guarda sentimientos ambivalentes con respecto a su tropa y a los comandos superiores a quien debe responder. La dinámica que se establece entre estos individuos constituye el nudo central del relato que alcanza su climax cuando los nativos deben librar una dramática batalla contra un batallón alemán en un villorrio alsaciano.
Esta película agraciada con sólidos aspectos visuales, está relatada en forma sencilla y directa. Adoptando un criterio decididamente convencional, la realización de Bouchareb es encomiable porque logra mantener un ritmo fluido que en ningún momento decae. Valores adicionales lo aporta un excepcional elenco masculino que, aunque desconocido en América del Norte, merece la pena de tener en cuenta a los actores participantes, tal como lo apreció el jurado del último Festival de Cannes al otorgarles el premio a la mejor actuación masculina conjunta. Pero en todo caso, lo más importante de este proyecto es su sobria denuncia de las acciones manipuladoras realizadas por los comandos franceses, enviando como carne de cañón a reclutas africanos en misiones suicidas. Cuando al final los sobrevivientes héroes anónimos aguardaron el reconocimiento por sus gestos patrióticos, la respuesta fue desoladora; tanto las promociones en materia de carrera profesional, como cualquier otro tipo de estímulos pasaron al olvido; desde la óptica francesa, estos soldados que generalmente fueron tratados con desprecio, no eran más que individuos de segunda categoría.
El paso del tiempo trató de cicatrizar las heridas, pero no mucho. Así en los créditos finales se señala que cuando a principios de la década del 60, la independencia de los países africanos se iba completando, Francia congeló las jubilaciones y las pensiones de inválidos de sus ex militares coloniales al nivel de 1959. Esa medida significó que las pensiones percibidas por ellos representaran la décima parte de las de sus ex-colegas franceses, creando así un sentimiento de amargura y resentimiento frente a una manifiesta desigualdad que contradice uno de los emblemáticos principios de la revolución francesa. Una disposición legal de hace pocos años prometió revertir el proceso, pero hasta la fecha, el problema sigue pendiente de resolución. Queriendo ser optimista, es de esperar que este noble film de Bouchareb contribuya a que se haga justicia.
J.G.
PPP
MUSIC AND LYRICS. Estados Unidos, 2006. Un film de Marc Lawrence
Si la comedia romántica Music and Lyrics sobresale, se debe en parte a que las últimas muestras del género fueron tan deplorables que no merecen comentarios; eso no quiere decir que este film sea bueno, pero al menos se deja ver sin aburrimiento, no contiene situaciones estúpidas que lleguen a irritar, como tampoco existen elementos burdos o groseros para provocar la risa. Pero, a decir verdad, el relato carece del brillo o la sofisticación que tuvo, por ejemplo, Four Weddings and a Funeral cuyo protagonista Hugh Grant, también actúa aquí. Tanto la simpatía que él dispensa, como el encanto de Drew Barrymore, contribuyen a que uno tolere las alternativas de una trama bastante anodina.
Los primeros tres minutos del film son los mejores. Con el pasaje de los títulos, se lo ve a Grant interpretando a Alex Fletcher, uno de los miembros de una banda de música popular en la década de los 80, animando un tema popular y pegadizo. Lo que resulta prometedor en su inicio, se desvanece al poco tiempo cuando la acción se ubica en los tiempos actuales. El grupo ya no existe y Alex, lejos de la fama de antaño, es hoy día un frustrado individuo que no tiene más opción que aceptar los trabajos ofrecidos por su agente (Brad Garrett) para desempeñarse como chanssonier en parques de atracciones, o sino tener que contemplar la posibilidad de actuar como boxeador en uno de los denominados reality show.
Todo cambia por imperio de dos circunstancias afortunadas. Por un lado, entra a trabajar a su departamento Sophie Fisher (Barrymore), una joven que se ocupará de regarle sus plantas. Simultáneamente, una joven estrella de la canción, Cora Corman (Haley Bennett) que bien podría ser émula de la verdadera Shakira o de Britney Spears, le propone que le componga una canción en un plazo de tres días días, para que ella lo pueda utilizar en un gran espectáculo a realizarse en el Madison Square Garden de Nueva York. Alex, presionado por el escaso tiempo, encontrará la solución en la ayuda de la perseverante Sophíe; ella, que había sido escritora, tiene la sobrada habilidad para elaborar la rima y la poesía de las palabras que acompañarán a la música de la canción solicitada. Lo demás se ve venir; no hay nada original ni dramático como para que uno pueda imaginar que algo diferente de lo visto innumerables veces habrá de producirse, y poco importa la credibilidad de la relación sentimental establecida entre el casi cincuentón de Alex y la juvenil Sophie, a pesar de la diferencia de edad que los separa. En suma, nadie duda del final feliz de la historia.
Aquí y allá, hay otros personajes secundarios que ayudan a rellenar los 100 minutos de metraje. Entre ellos, se encuentra el ex novio de Sophie (Campbell Scott), un arrogante autor que la ha dejado después de escribir una novela donde ella le sirvió de inspiración; también se halla Rhonda (Kristen Johnston) la hermana mayor de Cora que fue una de las admiradoras de Alex durante sus años de gloria.
Más allá de los típicos clisés y de la falta de imaginación del guión, se puede admitir a su favor que el film de Marc Lawrence cuenta con la presencia de Grant quien brinda gracia y aplomo de comediante cuando canta -sin ser Bing Crosby- y baila –sin pretender imitar a Fred Astaire- al compás de agradables melodías pop. Barrymore no desluce a su lado y su personaje, un tanto neurótico pero humano, complace a la audiencia.
Si no se es muy exigente y es amante de la música pop, a falta de otro entretenimiento mejor la película puede verse a pesar de su insipidez. J.G.
PP
BREAKING AND ENTERING. Gran Bretaña 2006. Un film de Anthony Minghella.
Anthony Minghella ha realizado con Breaking and Entering un film en donde varios tópicos de indudable interés son entremezclados en el marco de la multifacética y vibrante ciudad de Londres.
Una primera historia es la que tiene a Will (Jude Law) como protagonista. Este hombre de exitosa carrera profesional convive por más de 10 años con Liv (Robin Wright Penn), su compañera sueca y madre de una hija de 13 años (Poppy Rogers) que es autista. Aunque hay cariño entre los miembros del grupo familiar, la conducta de la adolescente preocupa a Liv y a su padre adoptivo; el comportamiento hiperactivo de la chica, unido a su escasa nutrición y a las pocas horas que duerme, crea una atmósfera incómoda que va desgastando a la pareja. Al problema familiar, Will debe agregar el de su preocupación por los robos que últimamente se producen en su nuevo estudio de arquitectura compartido con un socio amigo (Martin Freeman) en el distrito de King’s Cross.
Un segundo relato se refiere a Amira (Juliette Binoche), una viuda de Bosnia que como refugiada vive en Londres y aspira poder retornar algún día a su tierra. En el interín se gana la vida como costurera y su mayor preocupación es la de que su hijo adolescente Miro (Rafi Gavron) se concentre en sus estudios en lugar de dedicarse a actividades delictivas fomentadas por su tío, quien es también un inmigrante oriundo de Bosnia.
Otra de las anécdotas se concentra en el affaire amoroso que surge entre Will y Amira; mientras que él encuentra en la viuda una fuerza de energía vital y romántica frente a su crisis de pareja, Amira trata de explotar esa relación sentimental para proteger a su hijo. En el vínculo que los une, el público podrá notar que la violación a la que alude el título del film no es solamente física sino también de carácter emocional. Paralelamente al desarrollo de la acción, el escenario de King’s Cross es otro importante protagonista. Ubicado cerca de la estación ferroviaria, se trata de un barrio de inmigrantes venido a menos y que ahora forma parte de un ambicioso proyecto de regeneración urbanística. El film ilustra la confluencia de jóvenes profesionales trabajando en nuevas oficinas altamente sofisticadas que colindan con las viviendas modestas de inmigrantes formando parte de una clase desposeída. Minghella efectúa una descripción minuciosa de ese medio permitiendo apreciar cómo las diferentes facetas socioculturales influyen en el comportamiento de su gente, brindando de este modo un excelente brochazo de la sociedad londinense actual.
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De un modo general, el interés de esta película radica en los problemas humanos que expone. La decepción amorosa en la pareja, el dolor de padres lidiando con hijos enfermos o delincuentes, las dificultades de inmigrantes para adaptarse a un nuevo entorno social después de haber vivido las duras experiencias de una guerra, la prostitución como un medio expeditivo para superar penurias económicas, y un excelente bosquejo de una sociedad en continua evolución, son aspectos que directa e indirectamente gravitan cualitativamente en lo que se proyecta. Si algo hay que reprocharle a este film es que por su gran ambición, no todos los temas pueden ser tratados con el mismo nivel de profundidad.
Law es un calificado actor que, aunque generalmente subestimado por el bajo perfil que asume en los roles que asume, cumple muy bien su cometido; en este caso, como un hombre vulnerable necesitado de afecto, logra una satisfactoria empatía con el público. Binoche es también persuasiva como una madre angustiada pendiente de la suerte que correrá su hijo; Wright Penn, pese a animar al personaje más enigmático, se identifica con la madre desorientada que no puede controlar la conducta de su hija, y arriesga su relación de pareja; Gavron con un rostro muy expresivo, se destaca como el adolescente delincuente y experto acróbata que a través de sus acciones enlaza a los personajes centrales; finalmente, cabe destacar el desempeño de Vera Framiga como una trotacalles de buen corazón, a pesar de que la inclusión de su personaje resulta artificiosa dentro de la trama global.
Como es tradicional en Minghella, su enfoque es más intelectual que emocional; con todo, y a pesar de que la cuota de emoción está restringida en el tono de este relato, se advierte la compasión que el director y guionista siente por sus personajes al darles una segunda oportunidad en la vida; evidentemente, no se trata de un final feliz sino más bien esperanzador. J.G.
PPP
ON THE TRAIL OF IGOR RIZZI (SUR LA TRACE D’IGOR RIZZI). Canadá, 2006. Un film de Noël Mitrani
Después de un año de vacas flacas, el cine de la provincia de Quebec resurge con un film diferente que concita la atención desde su primera hasta su última imagen. En la soledad del invierno, pocas veces Montreal ha lucido mejor con su tapiz de nieve; para los locales es como llegar a redescubrirla desde nuevos ángulos, y para el que no habita en ella sirve para apreciar la belleza que la gélida estación confiere al paisaje urbano de la ciudad.
Si el marco donde transcurre la acción es importante más aún lo es su contenido que, simple en apariencia, constituye una buena meditación sobre el dolor del amor perdido, la soledad interna de quien nada espera de la vida y el esfuerzo para capturar el tiempo ido.
En su primer largo metraje el realizador Noël Mitrani elaboró un film personal e íntimo presentando muy pocos pero significativos personajes. Un ex futbolista francés que en el pasado gozara de la admiración y popularidad del público de su país se encuentra en Montreal deambulando por sus calles nevadas mientras va pateando su pelota roja en los helados días del mes de enero; en sus caminatas trata de recobrar el espíritu de la chica canadiense recientemente fallecida, a la que tanto amó aunque no fue capaz de transmitirle sus verdaderos sentimientos. Desolado por el dolor que lo embarga y sin dinero por haberlo perdido en inversiones equivocadas, acompañado de un socio inepto se dedica a delitos de menor cuantía para subsistir. Para solucionar su problema económico acepta un trabajo de asesino a sueldo cuya víctima es un cierto Igor Rizzi.
Con algunos rasgos que recuerdan al cine del finlandés Aki Kaurismaki, Mitrani presenta un fascinante cuadro de la alienación de un individuo que no teniendo nada para perder se deja llevar como un autómata a través de un camino turbio y peligroso.
El modesto presupuesto del film no disminuye su nivel de calidad. A nivel interpretativo cuenta con la participación de Laurent Lucas en el rol central; este buen actor francés logra sonsacar una acertada personalidad carismática de un individuo perdedor y abúlico. El resto del reparto integrado por Pierre-Luc Brillante, Emmanuel Bilodeau e Isabelle Blais, se acopla adecuadamente a la narrativa de Mitrani.
Además de la actuación, el film se enriquece por el guión escrito por el director que se caracteriza por un diálogo conciso y fluido en una historia que aunque pesimista permite que su personaje principal encuentre la redención a través de un desenlace impredecible pero convincente. Finalmente, la riqueza visual del director de fotografía Christophe Debraize-Bois otorga a esta ambiciosa película una atmósfera subyugante.
En resumen, On the Trail of Igor Rizzi es la muy buena carta de presentación de un nuevo y promisorio director canadiense. J.G.
PPP
MOUNT PLEASANT. Canadá, 2006. Un film de Ross Weber
El título del film no alude precisamente a un monte agradable sino al de un vecindario de clase media de Vancouver donde abunda la droga y la prostitución. El director y escritor canadiense Ross Weber, buen conocedor del lugar por haber vivido en el mismo, se sintió inspirado para realizar un drama sobre el tema a través de tres historias narradas simultáneamente donde sus personajes terminan convergiendo.
Doug (Ben Ratner) y Sarah Cameron (Camille Sullivan) conforman un matrimonio que recientemente se ha mudado al vecindario; al poco tiempo, la hijita de seis años (Haley Adrianna Guief), jugando en el jardín, se pincha con una jeringa contaminada que alguien dejó abandonada. Los angustiados padres deberán aguardar seis semanas para saber si la niña ha sido infectada con HIV. A partir de ese momento Dog inicia una campaña profiláctica para eliminar de Mount Pleasant la presencia de drogadictos y prostitutas.
A poca distancia del hogar de los Cameron alterna Nadia (Katie Boland), una menor adolescente que se prostituye practicando el sexo oral con sus clientes; el dinero obtenido se lo entrega a su amigo (Tygh Runyan) con quien convive para que pueda financiar la heroína que consume.
En otro sitio de la ciudad vive Stephen Burrows (Shawn Doyle), un respetado agente de propiedades de muy buena situación económica. Su familia está integrada por su esposa (Kelly Rowan) y una hija de 13 años (Genevieve Buechner), que en el umbral de la adolescencia atraviesa los conflictos propios de esa edad. El único problema que parecería afectar a la pareja es la impotencia sexual que Stephen está experimentando.
Aunque ambicioso y bien intencionado, el relato peca por no adoptar un camino definido en su propósito de concretar lo que se propone. Por un lado, los aspectos sociales de la drogadicción y prostitución no son exclusivos de Vancouver ya que lamentablemente lo sufren la mayoría de las poblaciones urbanas, pero tal como aquí está presentado no conduce a algo particularmente específico o diferente de lo que se ha visto en películas mucho más imaginativas. Tampoco es lúcida la ilustración de la grieta que separa la clase pudiente de los desposeídos y marginados de la sociedad de Vancouver. Finalmente, el relato carece de sutilidad cuando trata de vincular el drama social de la prostitución con las actitudes hipócritas de honorables padres de familia que buscan satisfacción sexual a través de medios degradantes; en consecuencia, la trama se torna melodramática y sin mayor inventiva en lo que expone.
En líneas generales el film de tono marcadamente pesimista se deja ver pero sin satisfacer porque sus personajes no llegan a impactar. Por cierto, eso no se debe a los actores que participan en el proyecto sino a la dimensión de sus caracteres que limitan sus posibilidades expresivas.
El relato no tiene desenlace y su final inconcluso (que no es igual al de un final abierto) remarca aún más su inherente debilidad. J.G.
PP
LA DIGNIDAD DE LOS NADIES. Argentina-Brasil-Suiza, 2005. Un film de Fernando Solanas
Fernando Solanas retoma su discurso político sobre la economía argentina iniciada en Memoria del Saqueo, enfocando en esta oportunidad las nefastas consecuencias del colapso que tuvo lugar al finalizar 2001. Si en el film precedente su análisis resultaba más global, en este caso el tratamiento es realizado a través de reportajes realizados a más de una decena de trabajadores y en donde sus dramáticas experiencias –anecdóticamente expuestas- conforma el cuerpo del documental.
Con el apoyo de las investigaciones realizadas por Alcira Argumedo, Solanas parte en la búsqueda de la gente anónima, común y sufriente que debe pagar la factura de una política de globalización económica neoliberal que fundió al país. Al hacerlo, trata de captar el rostro humano del colapso que no se caracteriza solamente en reflejar el infortunio de los afectados sino también en destacar el espíritu de solidaridad inquebrantable de la gente a través de las acciones individuales y colectivas emprendidas para capear el temporal y luchando en aras de un futuro más promisorio. Es precisamente en ese aspecto donde Solanas destaca la dignidad de los nadies, que son aquéllos que arrebatados del derecho de decidir sobre sus propios destinos deben soportar las implacables consecuencias de la desocupación y miseria debido al irresponsable accionar de sus gobernantes.
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Aunque cinematográficamente el film no alcanza los niveles de “saqueo”, sin embargo lo que se muestre tiene aquí mayor resonancia porque la audiencia entra en contacto con los “sufridos” a través de un encuentro vivamente íntimo y emotivo.
En un magnífico fresco que abarca a las diferentes regiones del país la cámara inquieta del realizador no escatima esfuerzos para que la muestra escogida en las entrevistas sea lo suficientemente representativa de lo que acontecía en Argentina (el film se rodó en los primeros meses de 2005 y es posible que en la actualidad algunos aspectos hayan cambiado).
Entre los diferentes episodios ilustrados se encuentra el movimiento de resistencia de un grupo de mujeres del interior del país que como propietarias de pequeñas chacras se encuentran adeudando pagos atrasados debido a la explosión desorbitada de los intereses bancarios, enfrentando la amenaza de ser desalojadas con sus tierras subastadas públicamente. En un gesto de desesperación y resistencia, cantan a viva voz el himno nacional en el momento en que el remate tiene lugar para impedir que la acción se concrete; esa táctica permitió que más de un millar de ejecuciones fuesen suspendidas.
A semejanza de lo ya tratado por el documental canadiense The Take, otro de los casos alude al cierre de fábricas abandonadas por sus dueños, impulsando a sus antiguos obreros desocupados a ocuparlas para reactivar su producción, tal como es el caso de una de ellas ubicada en la zona patagónica.
Una nota de gran humanidad es de contemplar el abnegado trabajo de dos trabajadoras sociales de un centro hospitalario superpoblado, tratando de solucionar el problema de pacientes que van llegando al lugar sin la alimentación básica necesaria, o bien de otros que no disponen del dinero para comprar sus medicamentos. No menos conmovedor es el caso de un maestro de la provincia de El Chaco que durante los fines de semana alimenta a los chicos del vecindario donde vive. De drama negro podría ser calificado el retrato que tiene lugar en los alrededores de la ciudad de Buenos Aires donde gente desempleada y sin recursos financieros no puede enterrar a sus muertos hasta varios días después en que logran juntar el dinero para la inhumación.
En la descripción de los diferentes episodios está claro que Solanas no puede disociarse de lo que testimonia; de allí que utiliza un método que a veces se asemeja al de un político profiriendo su discurso o mensaje militante. Como descargo, cabe señalar que es difícil describir lo que se propuso y permanecer inalterable ante imágenes tan dolorosas que son capaces de provocar el enojo y la cólera hasta del más imperturbable individuo. Lo que trasciende aquí es el contenido humano que emana del film; por es, documentales como La Dignidad de los Nadies siempre serán bienvenidos. J.G.
PPP
SHARKS 3D. Estados Unidos, 2004. Un film de Jean-Jacques Mantello
Aunque con dos años y medio de atraso, recién ahora se puede juzgar el documental Sharks 3D en el formato de IMAX. Como su título lo indica, el film tiene como enfoque principal al tiburón, el pez marino que es considerado como el predador más grande y temible del mundo submarino.
Desde que en 1975 Steven Spielberg ofreciera Jaws, aún considerado como un clásico del género, la fascinación que estos selacios producen en el público sigue vigente. En esta ocasión, uno de los propósitos del documental es presentar a los tiburones de la manera más amable posible tratando de hacer ver que estos eficientes asesinos raramente están hambrientos de carne humana y que ésta no es la que más despierta sus apetitos. Esa aseveración es materia opinable y resulta bastante improbable que la audiencia modifique su impresión sobre estas temibles bestias.
El film también trata de llamar la atención sobre la necesidad de preservación de estos animales marinos. A través de estudios provenientes de organismos internacionales queda reflejado que la explotación comercial de los tiburones ha aumentado en forma alarmante en los últimos 30 años; eso es debido –entre otras razones- a que su carne proporciona proteínas importantes, la aleta de tiburón es el ingrediente clave de la sopa saboreada en especial en los países asiáticos, su piel, sus dientes y el aceite de hígado extraído son objeto de comercialización. Sin embargo, la pesca indiscriminada ha conducido a la desaparición de numerosas especies, produciendo un desequilibrio del ecosistema marino.
Desde una óptica ilustrativa, el documental impresiona favorablemente. A través del sistema tridimensional y en la gran pantalla de IMAX, se sigue al equipo de filmación a través de un viaje de exploración de nueve meses realizado en las profundidades submarinas de los dos más grandes océanos del mundo, desde México a Mozambique, Egipto, Estados Unidos y la Polinesia Francesa. Resulta de gran interés, contemplar las variadas especies de tiburones como los martillos, tigres y los blancos que son los más gigantescos; además, la audiencia puede apreciar otros integrantes de la fauna marina como los delfines, las tortugas de mar, medusas, y pequeños pececillos que se desplazan de manera impredecible para escapar de los tiburones y de otros predadores.
Según las gacetillas de prensa, el documental de apenas 42 minutos ha sido editado de un material filmado de casi 500 horas. En tal sentido y teniendo en cuenta las circunstancias difíciles del medio en donde ha sido filmado, merece respeto y consideración la tarea desplegada por el director Jean-Jacques Mantello y su equipo técnico, con especial reconocimiento a la meritoria fotografía de Gavin McKinney.
Diseñado y producido por Jean-Michel Cousteau, este film constituye un buen material de cine educativo, a la vez que es un entretenimiento capaz de satisfacer a cualquier tipo de público. J.G.
PPP
VIDEOS
THE DEPARTED ( Warner, 2006). Dirección de Martin Scorcese
Después de haber sido nominado varias veces sin haberlo logrado, Martín Scorcese finalmente obtuvo la bien merecida distinción de mejor realizador del año por The Departed, en ocasión de la entrega de los premios de la Academia de Hollywood que tuvo lugar hace pocos días. El film ya lo había juzgado en ocasión de su estreno donde manifesté mis incondicionales elogios a uno de los mejores títulos exhibidos el año pasado. Ahora, esta segunda visión efectuada en el DVD editado por Warner me permite ratificar la calidad de la que posiblemente sea la mejor obra del cineasta. A pesar de que se trata de una versión basada en el film de Hong Kong “Internal affairs”, comparativamente hablando, Scorcese obtuvo una obra que la supera en calidad porque además de su puesta en escena, logró convocar a un elenco de lujo.
Entre los agregados que forman parte de esta edición especial de dos discos, hay 9 escenas adicionales con introducciones realizadas por el realizador, un largo metraje sobre la carrera de Scorcese, un corto documental sobre James (Whitey) Bulger quien fue el verdadero gangster sobre el cual está basado el personaje de Frank Costello que interpreta Jack Nicholson, y algunos elementos referidos al modo en que el crimen y la violencia han tenido gran influencia en la filmografía del realizador. La presentación es en su versión original inglesa, como también se la puede apreciar doblada al español o al francés; quien prefiera los subtítulos, los hallará en inglés, francés y español, acomodándose así a las preferencias cada televidente.
13 TZAMETI (Seville-Warner2006). Dirección de Géla Babluani
Dirigido por el director georgiano Géla Babluani, este film de origen francés es modesto en presupuesto pero valioso en calidad. En un argumento sumamente ingenioso, el relato recuenta las alternativas vividas por un joven (George Babluani) que decide adoptar la identidad de otra persona para quien estaba trabajando después de haber fallecido en forma repentina. Apropiándose de una carta del difunto, lee su contenido y sigue rigurosamente sus instrucciones; este hecho lo conduce a un lugar clandestino de las afueras de París; allí, en una enrarecida atmósfera, habrá de participar en una extraña competencia que pone en juego su vida. Un suspenso y tensión creciente convierten al film en una inusitada y excitante pesadilla que culmina con una vuelta de giro inesperada. La filmación en blanco y negro proporciona una mayor intensidad al relato. El film fue galardonado como la mejor primera obra en el Festival de Venecia (2005) y también obtuvo el Gran Premio del Jurado en Sundance (2006).
Los agregados del video –cuya transferencia es inobjetable- incluyen una entrevista con el realizador y su elenco, algunas escenas que fueron suprimidas para su exhibición en las salas de cine, y el testimonio de un sobreviviente. Presentado en francés con subtítulos en inglés.
23.3.07
Cine Marzo 2007
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