Louis Bélanger muy lejos de brillar con su Route 132; español Emilio Aragón causa impresión con Pájaros de papel en competencia de primeras obras; y fuera de concurso, a no perderse reciente obra maestra de Carlos Saura: Flamenco, Flamenco.
Crónicas de Sergio Martínez
La 34ª edición del Festival de Filmes del Mundo se halla en plena marcha con su habitual combinación de expectativas, algunas decepciones y por cierto muchos gratos momentos y no pocas sorpresas.
LA COMPETENCIA OFICIAL: LO MEJOR AUN NO ES SOBRESALIENTE
En la competencia oficial hemos tenido oportunidad de ver algunos de los contendores, precisamente el film inaugural fue el canadiense Route 132 de Louis Bélanger, quien hace unos años nos deleitara con su excelente Gas Bar Blues. Esta vez no nos ha impresionado mucho con su más reciente creación. Básicamente Route 132 nos narra la historia de dos sujetos, antiguos amigos que luego siguieron muy dispares destinos, y que se reencuentran en un momento ingrato de sus respectivas vidas, en especial Gilles que viene de perder a su pequeño hijo, Bob por otro lado, lleva una existencia sin mayor rumbo ni futuro ni tampoco con algún logro que contar en su pasado. Ambos se largan en un recorrido a través de la ruta 132 que atraviesa varias áreas rurales del Bajo San Lorenzo, con la intención de cometer diversos robos de relativo monto.
Es precisamente esta premisa central que motiva a los personajes a compartir en una serie de acciones criminales la que parece más implausible, dados los antecedentes de Gilles, un profesor universitario; por más que la muerte de su hijo ciertamente lo haya conducido a un estado de desesperación. En el trayecto ambos amigos encuentran a variados personajes, desde otro ladrón más avezado y veloz, a un cura de campo y a un encuentro que aparentemente deberá cambiar la vida de Bob.
El problema con Ruta 132 sin embargo, es que nunca parece efectivamente despegar como historia más que como mero pasaje de un momento – por lo demás de poca verosimilitud – de los personajes.
Otro de los films en la competencia oficial, el holandés en co-producción con Bélgica, Oxygen (Oxígeno) sin embargo sí que parece mucho más convincente en cuanto a su trama e historia, así como a la sólida caracterización de sus personajes centrales. Una historia de sobrevivencia, de lucha contra la enfermedad sin estar ausente el drama sentimental, el film dirigido por Hans Van Nuffel logra embarcar a la audiencia en el pathos de los personajes a la vez que traduce en breves pero precisas imágenes lo que se quiere transmitir a la audiencia, sin por lo demás hacer caer a los espectadores en una suerte de sentimiento piadoso por los personajes. Estos están muy bien caracterizados, mientras ambos padecen de severas enfermedades, sus respectivas – y a veces contrastantes, complejas y no siempre simpáticas – personalidades aparecen retratadas de un modo muy auténtico.
Otro film interesante en la competencia oficial es el co-producido por Alemania y Suiza, titulado Tannöd (The Murder Farm) realizado por Bettina Oberli en el cual elementos de suspenso y algo de terror también, se entremezclan con la dinámica social de un pequeño pueblo al borde de un bosque de aspecto siniestro. La historia gira en torno al asesinato masivo de todos los miembros y la criada de la familia Danner, un crimen nunca aclarado pero que ha permanecido en la conciencia colectiva de los habitantes del villorrio. El tema recobra interés cuando la hija de una mujer recientemente fallecida, retorna para los funerales de su madre e inadvertidamente se ve envuelta en los rumores y habladurías del pueblo, eventualmente acercándolos a todos a un encuentro con una verdad que muchos no quieren revisitar.
En el film hay un buen trabajo de montaje que confiere una interesante estructura narrativa al drama, sin embargo hacia el final ese mismo juego de montaje que ha sido tan eficaz en la narración de la historia, diluye su conclusión, en otras palabras, no hace el final un juego de imágenes que uno pudiera considerar memorable ni su desenlace dramático alcanza el impacto esperado por el desarrollo de la trama.
También ha sido un film muy bien hecho en términos de su factura técnica y su fotografía el polaco Wenecja (Venecia) dirigido por Jan Jakub Kolski y que presenta una historia ambientada al inicio de la invasión alemana a Polonia, que justamente desata la Segunda Guerra Mundial en 1939. La historia se centra en Marek, un niño de 11 años que se siente postergado en el afecto de sus padres, en especial de su madre, que tiene otras preocupaciones, y en cuya infantil fantasía la idea de viajar cobra especial interés, en especial su idea obsesiva es visitar Venecia, de cuyas calles y plazas él ya ha hecho un detallado recorrido en su imaginación y con la ayuda de mapas y maquetas. La guerra naturalmente frustrará ese deseo de viajar, por el contrario lo forzará a permanecer en una aislada y deteriorada residencia señorial en el campo, donde por otro lado tendrá otras motivaciones que compensarán la falta de afecto maternal, en la forma del afecto de muchachas de su edad; pero también le atraerá el peligro que la guerra ha llevado al aislado lugar rural.
Aunque con una hermosa fotografía y muy buena actuación, la historia sin embargo quiere abarcar demasiado perdiendo así su foco. En especial la parte en la cual los muchachos se dan a la tarea de deshacerse de un personaje menor que no había tenido mayor relevancia en el desarrollo del film, ilustra esa dispersión temática del que por otro lado es un film bellamente presentado.
LA COMPETENCIA DE PRIMERAS OBRAS: LO MEMORABLE Y LO OLVIDABLE
Esta sección del Festival que ciertamente apela principalmente a jóvenes realizadores ha traído en el pasado algunas interesantes sorpresas. Este año es también el caso.
Pájaros de papel, film español de Emilio Aragón a nuestro juicio se debería erigir como un serio aspirante a la mayor distinción en esta categoría: la historia es interesante, está narrada de un modo sencillo y convencional, pero a la vez retrata bien la complejidad de los personajes y la variedad de situaciones que estos deben enfrentar, por último, los aspectos emocionales están presentados en su dosis adecuada, sin abrumar al espectador, pero con la suficiente fuerza como para poder advertir los efectos que la circunstancia tienen sobre los personajes: la crueldad del bombardeo a la población civil (en este caso durante el sitio de Madrid por parte de las fuerzas franquistas), la represión desatada una vez triunfantes estas fuerzas contra quienes habían sido defensores o simpatizantes de la República, y el sufrimiento infringido a gente por el solo hecho de no haber estado del lado de los vencedores. Ciertamente el hecho que los personajes en cuestión sean parte de una compañía de cómicos sitúa el drama en un marco paradojal lo que probablemente da un mayor impacto al film, el contraste entre personajes que se supone deben hacer reír y sus respectivos dramas personales.
Por otro lado, también en competencia de primeras obras tuvimos oportunidad de ver el film italiano Amore liquido (Amor líquido) del realizador Marco Luca Cataneo, el que sin embargo no nos llegó a impresionar aunque el tema mismo parecía interesante: la historia de un hombre, Mario, que trabaja como barrendero municipal, vive en Boloña con su madre senil, y cuando no está en su trabajo pasa la mayor parte del tiempo frente a la computadora visitando sitios que ofrecen pornografía, también mantiene un chateo – usando otro nombre – con una mujer que es también parte de sitios para intercambios de corte pornográfico. Casualmente llega a conocer a una mujer, Agatha, madre separada que tiene una niña de unos 8 años, cuya presencia en la vida de Mario debería dar un nuevo vuelco a su vida. Mario sin embargo está sumido en oscuras tendencias que emergerán nuevamente, sumado a una condición que dificulta la satisfacción sexual de manera otra que su obstinada observación de pornografía. El título del film justamente alude a la “liquidez” de las relaciones humanas, en este caso el amor, pero en el final la resolución de la trama es confusa y deja al espectador preguntándose por los cabos sueltos que el film ha dejado y no porque esa fuera la intención, sino porque el realizador no supo darle término de un modo claro al film.
FUERA DE CONCURSO: SAURA NOS ENCANTA UNA VEZ MÁS
No hay duda que el gran realizador español Carlos Saura ha hecho de su original descripción de diversas expresiones musicales, el flamenco, la ópera, el tango, recientemente el fado, uno de sus sellos característicos. Esta vez se repite el plato, como pudiéramos decir, con el estilo musical creado por los gitanos españoles, pero que contiene a su vez evocaciones de ritmos árabes y probablemente africanos también. Esta vez su Flamenco, Flamenco, una suerte de continuación de su Flamenco hecho en 1995, nos presenta a diversos exponentes del género musical español y sus respectivos estilos, desde lo más tradicional a lo más moderno, en un marco escenográfico muy original, en medio de paneles con reproducciones de obras de diversos pintores españoles.
Una impecable secuencia de baile y canto, Flamenco, Flamenco puede considerarse como otra obra maestra del realizador español, así como del excelente trabajo de cámara atento a los detalles de los artistas, pero a su vez con una concepción de las imágenes que nos introduce y luego termina, con las vistas de las modernas estructuras de acero en la cual se ha enmarcado la filmación, una alegoría sobre la presencia de un género musical sin edad en medio de la modernidad.
Sin duda se trata de un film de gran calidad que seguramente será estrenado comercialmente en los meses que sigan al Festival.
DOCUMENTALES: UN NUEVO RETRATO DEL CHE Y TAMBIÉN EL FÚTBOL
Che – Un hombre nuevo, un film dirigido por Tristán Bauer, co-producido por Argentina, Cuba y España, enfrentaba el desafío de retratar a una de las figuras más emblemáticas de la historia latinoamericana contemporánea, y uno bien puede decir que lo hace admirablemente bien. Che – Un hombre nuevo es un documental que cumple adecuadamente lo que uno espera del género: proveer una exhaustiva información sobre su sujeto, agregar elementos nuevos sean sobre el tema mismo y en su enfoque, y por cierto, hacer lo anterior utilizando el lenguaje cinematográfico de modo creativo y con la suficiente dinámica visual como para mantener el interés de la audiencia.
Che - Un hombre nuevo, da renovada mirada a figura de la historia latinoamericana
En todos estos sentidos el film de Bauer lo hace muy bien, por de pronto revela un muy buen trabajo de investigación sobre un hombre del cual se ha indagado bastante por cierto, está muy bien documentado, y en este último aspecto incluso agrega interesante material inédito en la forma de extractos de películas caseras hechas por la familia de Guevara cuando este era niño.
Agregar nueva información sobre este verdadero ícono de la cultura popular luego del épico film biográfico de Steven Sodheberg y de Diarios de Motocicleta, parecía difícil, pero Bauer lo consigue con este film no sólo por el material de archivo incluido sino por el enfoque del personaje, no sólo en su dimensión política sino también en su dimensión humana.
Che – Un hombre nuevo ha sido una de esas joyas en este Festival, en una sección como la documental, que también cobra creciente importancia.
Un documental sobre un tema muy diferente es el chileno Ojos rojos dirigido por Ismael Larraín, Juan Pablo Sallato y Juan Ignacio Sabatini, que enfoca la pasión de la hinchada por la selección chilena de fútbol, marcada por grandes entusiasmos, expectativas y también grandes desilusiones. El film cubre básicamente el período hasta las clasificatorias para el Mundial que tuvo lugar este año en Sudáfrica, centrándose en lo que sería el aporte del director técnico argentino Marcelo Bielsa sobre la selección y sobre la manera de hacer fútbol en Chile.
Ojos rojos incursiona más allá del aspecto meramente deportivo y de algún modo intenta brindar también una perspectiva sociológica de lo que el fútbol significa para la población chilena así como las actitudes de la hinchada.