Comentario de Sergio Martínez
La película, dirigida por Matthew Brown, se inicia con el
episodio de la irrupción de agentes de la Gestapo en la casa de Sigmund Freud
(Anthony Hopkins) en Viena, suceso que llevaría a su exilio en Londres, donde
moriría poco tiempo después. Freud siempre había sentido un gran aprecio por
Viena, por esto, su forzada salida habría contribuido al empeoramiento de su
salud. Probablemente había exacerbado también su sentido crítico y el tono
iracundo de sus intervenciones. A esa altura de su vida, él también estaba
bregando con el avanzado cáncer a su mandíbula.
No hay registro alguno que ese encuentro entre el padre
del psicoanálisis y el escritor C.S. Lewis (Matthew Goode) haya tenido lugar, pero
eso no es obstáculo para el desarrollo de la trama del film. Lo importante es
que ambos personajes encarnan posiciones encontradas respecto del tema central
de la sesión: la existencia de Dios.
C.S. Lewis (Matthew Goode) y Sigmund Freud (Anthony Hopkins) debaten acaloradamente sobre la existencia de Dios |
Como ilustraciones concretas de estos temas, en un momento el diálogo es interrumpido y Freud y su visitante deben acudir rápidamente a un refugio subterráneo ante la alarma de un ataque aéreo sobre Londres. Reanudada la conversación, en el trasfondo transcurren otros eventos que de algún modo afectan a Freud. Su hija Anna (Liv Lisa Fries) debe confrontar su propia compulsiva dedicación a su padre, la que incluso interfiere de algún modo con su trabajo y con la relación lesbiana que mantiene con Dorothy Tiffany Burlingham (Jody Balfour).
Freud sobre la muerte de su nieta: “¿Qué clase de Dios permitiría tal cosa?” |
Sin duda uno de los momentos más fuertes de la
confrontación con Lewis a propósito de
Dios ocurre cuando Freud saca a colación la muerte de su pequeña nieta, sólo de cinco años. “¿Qué clase de
Dios permitiría tal cosa?”
Freud, que percibe que pronto morirá aborda también el
tema de qué ocurre después de ese momento con especial vehemencia: ciertamente
para él eso es el fin de todo. Lewis, por su parte, tendrá también su réplica
sobre el tema, aunque sonará menos fuerte que la aguda visión crítica de Freud.
La ciencia, la fe, el amor y la condición humana se enfrentan o complementan,
según el punto de vista de cada cual de los interlocutores, de un modo
elocuente y que deja a la audiencia ponderando sus propios juicios sobre el
tema.
C.S. Lewis habia hecho el camino desde el ateismo al cristianismo |
Con escenas mayoritariamente en interiores, el film subraya su carácter intimista y el ambiente más teatral que cinematográfico. Eso sí, ello permite apreciar las sólidas actuaciones de ese gran maestro que es
Hopkins y de Goode, ambos resaltando las contradictorias aristas de los personajes.
La última sesión
de Freud es un film que seguramente encantará a quienes les interese
estos temas filosóficos de la existencia humana y los aspectos psicológicos y
religiosos que también envuelve esta discusión.
Duración: 118 min.
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