6.6.11

CINE EN LA PLAZA

Sin duda uno de los mejores filmes en lo que va del año, Midnight in Paris (Medianoche en París), rescata los mejores atributos del cine como arte, desde su juego con la fantasía hasta la atracción de la imagen y la calidad en la actuación; sin ánimo de comparar, producción local Good Neighbours (Buenos vecinos) presenta buenas premisas y sólida actuación, pero con resultado mediano.

Comentarios de Sergio Martínez

Midnight in Paris (Medianoche en París). Dirigida por Woody Allen (EE.UU.-Francia-España) 2011

Gil (Owen Wilson) hasta ese momento un relativamente exitoso autor de guiones para filmes comerciales en Hollywood y su prometida Inez (Rachel McAdams), se hallan de visita en París a invitación de los padres de esta última, el futuro suegro de Gil ha viajado para concluir un ventajoso contrato de negocios. Aunque los padres de Inez no parecen albergar grandes esperanzas de la relación de su hija o de las dotes literarias de su futuro yerno, tampoco interfieren abiertamente en los planes de Inez, quien simplemente espera que una vez de regreso en Estados Unidos y una vez casados, ella y su novio se instalen confortablemente en Malibu. Gil sin embargo tiene otro proyecto en mente, su novela aun inconclusa y frente a la cual se encuentra en una situación ambivalente: por un lado, de publicarse, él espera que materialice sus sueños de convertirse en un escritor de mérito, por otro lado sin embargo, antes que su libro pueda concretarse él mismo tendrá que superar sus propias inseguridades y dudas respecto a la tarea que se ha propuesto y de si ella tiene la calidad que él espera.

En medio de su visita a París, Gil e Inez se encuentran con otra pareja de visitantes norteamericanos, Paul (Michael Sheen) y su mujer, ambos conocidos de Inez. Paul es un pedante académico que se presenta como un experto en una variedad de temas y que de inmediato despierta el rechazo de Gil.

Después de una sesión de degustación de vinos, a la que ha ido acompañado de su mujer, los padres de ella y también Paul y su esposa, Gil decide caminar solo por las calles de París, en las cuales pronto se halla perdido, sorprendiéndolo la medianoche mientras descansa en una de las pintorescas callejuelas de la ciudad. Es a partir de ese momento cuando se produce el inusitado encuentro con personajes del pasado que lo llevan en su coche de los años 20, por inesperados parajes típicos de la bohemia de esos años. En este periplo por el París de los 20, que se repetirá en noches sucesivas, Gil llega a conocer a Scott Fitzgerald (Tom Hiddleston), su esposa Zelda (Alison Pill), Ernest Hemingway (Corey Stoll), Gertrude Stein (Kathy Bates) entre varios otros personajes de ese período. Muy importante también, esos personajes le irán dando nueva forma a su libro y lo empujarán para que persevere en su trabajo literario frente al cual se siente tan inseguro.

De algún modo en la historia subyace aquella tradicional premisa de que “todo tiempo pasado fue mejor” en especial si por diversos motivos—en este caso la admiración que el personaje central tenía por esos autores norteamericanos que en los años 20 habían hecho de París su lugar de residencia e inspiración—esa época objeto de la nostalgia ejerce una irresistible atracción.

Gil llega a reflexionar sobre el tema, en especial cuando en un nuevo periplo por el tiempo acompaña a Adriana (Marion Cotillard) ex amante de Picasso que a su vez tiene sus propias ideas sobre cual fue la verdadera “edad de oro” de París y a partir de allí debe elaborar también su propia respuesta al problema.

Uno bien puede decir que esta es una obra maestra de Woody Allen, director y guionista y que en esa doble calidad ha sido capaz por una parte de hacer no sólo una exploración introspectiva de Gil, su personaje central, sino también una exploración interpretativa de todo un período de la creación literaria y artística del siglo 20, mientras al mismo tiempo dejándonos al final su propia reflexión a propósito de esa interacción entre el pasado de nuestra nostalgia y el presente de nuestra ineludible realidad.

Como en ocasiones anteriores, Allen se ha esperado en obtener lo mejor de sus actores, Wilson en el rol central es en cierto modo un alter ego de Allen mismo, adoptando muchas de sus maneras y gestos, y hasta proyectando algunos de sus arranques neuróticos. Rachel McAdams por su parte proyecta bien la imagen de la mujer con los pies muy sobre la tierra, que por un lado congenia con los arranques de su prometido, pero también con mucha seguridad puede tomar sus propias decisiones, y la hermosa Marion Cotillard, encarna muy bien a una Adriana, heroína romántica y objeto del deseo de muchos.

Midnight in Paris es una historia que combina romance, fantasía, un poco de diversión intelectual que puede descolocar a quienes no conozcan mucho de algunos de los personajes reales con quien Gil se relaciona, y al final una reflexión que podríamos llamar filosófica o existencial sobre la cuestión del tiempo en el cual a uno le ha tocado vivir. Un film altamente recomendable.

Good Neighbours (Buenos vecinos). Dirigida por Jacob Tierney (Canadá, 2010)

La historia de este film se sitúa en un típico edificio de apartamentos en el distrito de Notre Dame de Grace, usualmente referido como NDG, un área principalmente anglófona de Montreal. Víctor (Jay Baruchel) un profesor primario que se ha instalado en Montreal proveniente de Ottawa, recién se muda al inmueble y conoce a otra arrendataria, Louise (Emily Hampshire), cuando esa misma noche la joven inquilina que vive sola con sus dos gatos y trabaja en un restaurante chino, le ayuda a subir un sofá hasta su apartamento. Un tercer arrendatario, Spencer (Scott Speedman) se hace conocido con el recién llegado también esa noche. Spencer está confinado a una silla de ruedas luego que un accidente lo dejara parapléjico. Aparentemente pasa sus días con los peces de sus acuarios y observando a sus vecinos. Otra residente del edificio es una neurótica mujer (Anne Marie Cadieux) cuya belleza se ha ido desvaneciendo y que vive entre el despecho por sus amantes que la han abandonado, el alcohol y un obsesivo odio por los gatos de Louise.

La trama del film se desenvuelve en tres senderos dramáticos diferentes que se supone en un momento deben interconectarse, por una parte el de la relación o mejor dicho el interés que Víctor siente por Louise; por otra el clima creado por las andanzas de un criminal en serie que en esos días ha llegado a golpear muy cerca de Louise (ha violado y asesinado a una compañera de trabajo); y el trasfondo político marcado por el referendo de octubre de 1995 sobre separación de Quebec y que dio un estrecho triunfo al No.

De estos tres senderos lo cierto es que el tercero es el que menos relación tiene con la historia y es prácticamente irrelevante: la historia pudo haber transcurrido en cualquier otro momento.

La relación de Víctor y Louise está marcada por aspectos de ambigüedad que cuando se resuelven en verdad tienen que ver con otro episodio de la historia, el de la vecina neurótica y alcohólica que odiaba los gatos.

Por otro lado, el caso del asesino serial pronto deja de ser un factor de suspenso, pero sí abre una nueva brecha inesperada de conjuras y traiciones el que se verá aun más complicado cuando Louise decide tomar una acción drástica contra la odiosa vecina y tiene que lidiar con las consecuencias de su acción. Independientemente de que la vecina probablemente mereciera lo que le ocurre, Louise ahora debe tomar decisiones que a su vez tendrá efectos sobre sus otros dos vecinos, Víctor y Spencer.

Eso es justamente lo que debía desencadenarse en el final de la historia, pero que sin embargo deja en el espectador la sensación de una historia con buenas premisas, pero desarrollada y sobre todo finalizada, de un modo que no satisface las expectativas levantadas en los primeros tramos de la historia.

Tierney, un joven realizador que hace un par de años nos deleitó con The Trotsky, ahora ha dado indicaciones que aun le queda un cierto trecho que recorrer antes de consagrarse como una de esas promesas que logran desarrollar su potencial. Para su crédito sin embargo, en este film ha logrado sólidas actuaciones de sus actores, especialmente los tres principales, Baruchel, Hampshire y Speedman, lo que ha fallado de algún modo ha sido la historia misma, o más precisamente el remate de ella.

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