Comentario de Sergio
Martínez
Lo más
seguro es que poca gente sepa que este 8 de agosto se celebra el Día
Internacional del Gato. No sé si su rival en el afecto humano –el perro– tenga
una celebración similar, por cierto que su enemigo en las historietas y dibujos
animados, y víctima en la vida real –el ratón– no la tiene.
Si Ud. todavía
no me cree, debe chequear la información en el Internet ahora mismo: el Día
Internacional del Gato fue oficialmente establecido en 2002 por el International Fund for Animal Welfare
(Fondo Internacional para el Bienestar Animal), un organismo que desde 1969 se
ocupa de proteger a los animales, tanto domésticos como salvajes, y que tiene
su sede central aquí mismo en Canadá.
En lo
personal debo decir que desde mi infancia conviví con perros y gatos, tuve un
perro cuando niño y en casa de mi abuela había casi siempre un par de gatos,
mascotas de una tía. Cuando recién llegué a Canadá, en la ciudad de Edmonton,
una amiga que se iba fuera del país por un tiempo, me dejó un gatito blanco que,
sin embargo, dada mi vida de soltero, combinada con un amplio repertorio de largas
reuniones políticas (con sus naturales disputas), no podía atender debidamente.
Para su bienestar decidí darlo en adopción a una familia que además tenía niños
y donde el pequeño felino vivió rodeado de afecto hasta el final de sus días.
Pasado ya
mucho tiempo desde la última vez que he tenido alguna mascota en casa, sí
admito que soy más “gatuno” que “perruno”. Hay algo admirable en esa independencia
y sentido de rebeldía que muestra el gato, al revés de la actitud más bien
sumisa y dependiente del perro. Por cierto el argumento en favor del perro
descansa en su fidelidad, inteligencia, benevolencia respecto de los humanos y
el servicio que prestan. No pongo en cuestión su primera cualidad –siempre respecto
de sus amos eso sí– en cuanto a inteligencia hay que distinguir entre diversas
razas de perros, al parecer los más grandes se llevan las palmas en esto ya que
perros chicos como los chihuahuas y otros que parecen de juguete, son más bien
tontos. Paso sobre la benevolencia, desde que un ejemplar al que yo considero
derechamente psicópata me mordió pese a que se supone que me conocía: perros
chicos no son de fiar. En cuanto a servicio, si bien no hay gatos-policías ni
gatos que rescaten a gente en desastres naturales, no hay que olvidar que los
gatos fueron domesticados en tiempos antiguos para que se deshicieran de los
ratones, así es que algún servicio han prestado. Eso sí, es la imagen del gato
displicentemente tirado sobre algún sillón la que habitualmente representa al
simpático personaje. Incluso en cuanto a cazar ratones, eso es algo que sólo
hará cuando le dé ganas, aunque cuando lo haga se lo ofrecerá gentilmente a su
propio amo primero.
LOS GATOS
EN LA CULTURA POPULAR
Muchas de
las imágenes del gato vienen por vía de la cultura popular, y ellas no siempre
han sido favorables a estos compañeros de cuatro patas. En tiempos medievales, el
gato, especialmente si era negro, aparecía en dibujos y grabados donde se
mostraba escenas de brujería. Todavía en el imaginario popular perdura esa
creencia que si un gato negro se cruza en el camino, ello augura mala suerte.
Las
expresiones modernas de la cultura popular tampoco han sido muy generosas con
los gatos. Tom y Jerry, personajes creados por William Hanna y Joseph Barbera en
1940 para los estudios MGM, mostraban generalmente al gato superado por la
habilidad de los ratones. Muchos años antes, en 1910, Krazy Kat, una historieta
creada por George Herriman mostraba al ratón Ignatz siempre lanzándole un
ladrillo, lo que la gata interpretaba como señales de amor… ¡Qué decir que la expresión más completa del
gato como villano se presentaba en el famoso Súper Ratón (Mighty Mouse su nombre
en inglés) creado en 1942! En esta popular serie de películas e historietas,
los gatos, especialmente el siniestro Aceitoso, siempre queriendo raptar a la
bella Perla Pura, la novia del súper héroe, son los malos que Súper Ratón
mantiene a raya a golpe de puños.
Pocos
quizás se enteraron que en ese universo de la historieta y el dibujo animado,
hubo eso sí, un súper héroe felino: Cosmo Gato (Cosmo Cat) creado en 1945 pero
que después de los años 50 sólo tuvo esporádicas apariciones. Yo lo conocí por
una edición que se hacía en Argentina entre 1953 y 1954 aproximadamente.
Otros
retratos del gato en la cultura popular pudieron verse en la popular Peanuts,
de Charles M. Schulz, donde el simpático perro Snoopy de vez en cuando veía su
casa atacada por un gato que nunca aparecía (Schulz jamás dibujaba a adultos ni
a personajes ajenos a los niños del grupo de Charlie Brown) aunque sí era de
temer, dados los estragos que causaba en la casa de Snoopy. Garfield, creado en
1978 por Jim Davis reivindicó al gato como personaje central, aunque para ello
profundizó en los estereotipos a propósito del animalito: flojo, comilón, y
absolutamente indiferente respecto de su amo.
En tiempos
más recientes hemos visto algunas películas que presentan al gato de una manera
mucho más favorable: “Kedi” un documental de Ceyda Torun realizado en 2016 es
un verdadero reportaje en profundidad sobre la vida de los gatos en la ciudad
turca de Estambul y de cómo esos felinos, descendientes de aquellos que
desembarcaban en búsqueda de aventuras, de barcos que recalaban en el puerto, han
llegado a ser parte del tejido social de los habitantes de la ciudad. Otro film
reciente con un tratamiento del personaje felino con mucho afecto, es el
japonés titulado en inglés como “The Travelling Cat Chronicles” (“Las crónicas
del gato viajero”) de Koichiro Miki (2018) en que la historia es “narrada” por
el gato Nana, para quien su amo Satoru anda buscando un nuevo hogar que lo
pueda recibir. Sólo en la mitad de la película la audiencia se entera por qué
Satoru quiere deshacerse de su querida mascota, y no es por un motivo trivial.
GATOS
FAMOSOS, PERSONAJES FAMOSOS
¿Qué
tienen en común Charles Baudelaire, Abraham Lincoln y Vladimir Ilich Lenin? Los
tres aparecen en la lista de personas que tuvieron gatos y un gran afecto por
esos animales. Baudelaire incluso escribió un poema “Le chat” en cuya primera
estrofa se puede leer: “Viens, mon beau chat, sur mon coeur amoureux; / Retiens
les griffes de ta patte, / Et laisse-moi plonger dans tes beaux yeux, / Mêlés
de métal et d'agate…” (“Ven, bello gato, a mi
amoroso pecho; / Retén las uñas de
tu pata, / Y deja que me hunda en tus ojos hermosos /
Mezcla de ágata y metal”. Lincoln tenía
dos gatos en la Casa Blanca, Dixie y Tabby, tan mimados, que los felinos
presidenciales se permitían libertades como saltar sobre la mesa durante un
banquete oficial. En una ocasión el presidente habría dicho “Dixie es más inteligente
que mi entero gabinete”. Y en cuanto a Lenin, no conocemos que haya dicho algo
en particular, pero de los tres personajes famosos es el único que aparece en
fotografías con su gato, al que se ve acariciar con especial dedicación. Los
tiempos serían complicados en los días de la revolución, pero había tiempo para
el gato familiar.
Lenin junto a su esposa y el gato familiar |
¡Feliz Día Internacional del Gato, a todos los felinos que alegran nuestra existencia y a quienes les dedican sus cuidados, sabiendo que a cambio sólo van a tener la oportunidad de acariciar su delicado pelaje –si es que ellos así lo quieren. No van a traerle las pantuflas, ni recoger el periódico, ni mucho menos ayudar a descubrir alguna droga de contrabando en un aeropuerto, pero eso sí, le darán a su amo esa mirada con los “ojos hermosos” que destacaba Baudelaire en su poema.
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