Crónica de Sergio Martínez
La 48a edición del Festival
Internacional de Cine de Toronto (TIFF por sus siglas en inglés) llegó a su fin
el domingo 17 de septiembre dejándonos una muy grata sensación en varios
frentes. Por una parte, aunque en esta ocasión sólo estuve presente en los seis
últimos días del evento, puedo afirmar que casi todas las películas que alcancé
a ver —un total de diecinueve— fueron de gran calidad. Hay, sin embargo, otro
aspecto que es necesario remarcar. Por mucho tiempo se criticó que el TIFF
privilegiara demasiado a las producciones de Hollywood, en los hechos operando
como plataforma de lanzamiento de filmes estadounidenses, en desmedro de las
producciones internacionales. Pues bien, este año esa presencia internacional
ha sido mucho más notoria. Por cierto, un factor a tener en cuenta ha sido la
huelga de guionistas y actores en Estados Unidos, que resultó en la ausencia de
las acostumbradas estrellas de Hollywood que atraían multitudes a las alfombras
rojas en la calle King. Sin embargo, también hay que dar crédito a los
esfuerzos genuinos de parte de los programadores de presentar una mayor
diversidad, tanto en cuanto al carácter internacional de los filmes exhibidos,
como también a dar mayor visibilidad a las directoras mujeres y —en el caso de
la presencia canadiense— a las producciones originadas en los pueblos
indígenas.
LA PRESENCIA LATINOAMERICANA
Los filmes latinoamericanos --muchos
de ellos coproducciones como es hoy una práctica creciente y muy necesaria para
afrontar los abultados presupuestos requeridos-- podemos caracterizarla como de
gran calidad, reflejando además un interés por retratar las realidades de esas
sociedades, de un modo muy franco, a la vez que creativo. Nótese también la
presencia de varias mujeres cineastas.
A cielo abierto
Directores: Mariana Arriaga, Santiago
Arriaga
(México-España)
A mi juicio, este fue el más interesante de todos los filmes latinoamericanos vistos en esta muestra. Aunque descrito como una historia de venganza, eso es casi como un buen pretexto para revelar algo más complejo: cómo esa incursión para matar al camionero que dos años antes chocó el automóvil donde viajaba el padre de Fernando y Salvador, se convierte en una prueba de madurez y desafío para cada uno de los jóvenes. Los dos hermanos son acompañados por Paula, hija del actual novio de la madre de los jóvenes.
Salvador, el menor de los vengadores, sufre su propia frustración,
pero como los otros, se pondrá a prueba en A cielo abierto
La muchacha tiene también un novio,
pero Salvador, el adolescente de 14 años siente una secreta atracción por ella,
a la que, en las noches desde una ventana, se deleita observándola cuando ella se
desviste.
Durante el viaje y en especial al
momento del desenlace de la tarea de venganza, puede verse como la experiencia
vivida ha cambiado a cada uno de los jóvenes, y revelado también sus flaquezas
y fortalezas.
Los colonos
Director: Felipe Gálvez Haberle
(Chile, Argentina, Francia, Dinamarca,
Reino Unido, Taiwán, Suecia, Alemania)
Esta es la segunda película latinoamericana que más me ha impresionado, tanto por su desarrollo dramático, la fuerza de su historia y lo impactante de sus imágenes. Ambientada en la isla de Tierra del Fuego entre finales del siglo 19 y comienzos del 20, la cinta nos presenta una recreación del proceso por el cual ese territorio fue colonizado para introducir la crianza de ovejas. Para que ello ocurriera, sin embargo, fue necesario exterminar a la población indígena que la habitaba: los selknam y los onas.
Los colonos es una fuerte denuncia de cómo se
exterminó a los indígenas de Tierra del Fuego
Dos aventureros al servicio del
terrateniente, uno un ex soldado escocés —que dice haber sido teniente del
ejército británico— y el otro un estadounidense con experiencia en eso de
“matar indios”, paradojalmente acompañados de un hombre joven, de raza mixta,
blanca e indígena, parten en una excursión que cubrirá tanto la parte chilena
como la argentina de la isla. La tarea
encomendada por José Menéndez —el dueño de esa gigantesca estancia que se
extendía a través del territorio de los dos países— es muy clara: matar a todos
los indígenas. La razón para esa drástica medida es que ellos cazan y se comen
las ovejas (para los indígenas, carentes de la noción de propiedad sobre los
animales, las ovejas eran legítimos objetos de caza).
El film es un crudo relato de cómo
habría ocurrido el exterminio de los pueblos originarios de la Tierra del
Fuego.
Un verdadero homenaje al valor del cine, en La contadora de películas |
Directora: Lone Scherfig
(Chile, España, Francia)
Esta directora danesa encuentra en la
novela de Hernán Rivera Letelier, un buen sujeto de adaptación con una historia
que contiene aspectos de drama, pero también reseñas costumbristas de una
actividad minera hoy ya desaparecida. Y lo importante, el resultado es muy
grato de ver. Es mi tercera favorita en la categoría de películas
latinoamericanas.
El film transcurre en una oficina
salitrera (yacimiento minero) en medio del desierto de Atacama, en el norte de
Chile. Cuando un desafortunado suceso
afecta la vida de la familia de María Magnolia (Berenice Bejo), ésta decide
hacer un cambio muy decisivo en su vida el que a su vez impactará negativamente
a su marido e hijos. En medio de esa situación, sin embargo, las habilidades de
su hija María Margarita (Sara Becker) para contar las películas que ha visto en
el cine de la aldea, la convertirán no sólo en una estrella local, sino también
en una bienvenida fuente de ingresos para su familia.
La contadora de películas, además de
contar una dramática historia de una familia de la clase trabajadora chilena,
es un emotivo homenaje al cine y lo que este arte representaba para una pequeña
comunidad como la de los trabajadores del salitre.
Tres historias convergen con humor y emotividad en El sabor de la Navidad |
El sabor de la Navidad
Dir. Alejandro Lozano
(México)
En cuarto lugar, debo situar a esta
muy simpática producción mexicana que es capaz de enfocar varios temas con una
adecuada mezcla de humor, comentario social y cierto drama. En los días
próximos a la Navidad, vemos el entrelazamiento de tres historias convergentes.
Valeria (Mariana Triviño) está muy atareada en su servicio de comida preparada,
con un pedido muy especial para los tradicionales festejos. La llegada de un
ayudante le alivia en parte su trabajo, aunque le traerá otro problema. El
encargo de cena navideña lo ha hecho una familia que a su vez tiene sus propias
tensiones internas, aunque en esta ocasión una de las hijas hasta entonces
distanciada, ha comprometido su asistencia, pero ha puesto una condición. En
otro barrio muy diferente, en tanto, Chava le ha conseguido a su amigo Santi,
un trabajo como Santa Claus en unos festejos que se hacen en un parque de la
ciudad. A pesar de que Chava le adiestra cómo debe actuar para conseguir que
más niños se fotografíen con él, Santi, aconsejado por su novia, aplicará su
propia fórmula, la que tendrá inesperados resultados. Mientras en la casa
familiar se espera la llegada de la cena, la presencia de la hija pródiga,
Penélope, también generará nuevas tensiones.
Cuando finalmente las historias
convergen, el resultado es muy de acuerdo con la ocasión, pero antes los
personajes han pasado por las experiencias de dolores y frustraciones que sólo
el espíritu navideño podría disipar. Una serie de historias bien narradas, con
un final previsible, pero con un buen desarrollo y acertada fotografía que
consigue resaltar tanto los aspectos cómicos como los dramáticos.
Valentina o la serenidad La idea de la muerte, desde
la visión de una niña indígena
Directora: Ángeles Cruz
(México)
Este film entrega una interesante
mirada al tema de la muerte desde la perspectiva de los pueblos aborígenes.
Cuando el padre de Valentina muere ahogado en un río cercano a la aldea de
mayoría mixteca, la niña no queda completamente convencida de la finitud de la
vida de su padre. Ella insiste en que quiere conversar con padre, que, para
ella, vive en el río.
Se trata de una historia donde
concurren los sentimientos de ternura y ese deseo ancestral de querer creer que
la muerte, no es el fin de todo. Todo ello dicho desde la perspectiva de la
niña.
Buen desarrollo narrativo y muy buena
actuación de la chica.
El Rapto
Directora: Daniela
Goggi
(Argentina)
Situado en la Argentina que recién
retornaba a la democracia, bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, este film apunta
al hecho que una vez que la dictadura llegó a su fin, gran parte de los
integrantes de los llamados grupos de tareas, esto es, los comandos de militares
y policías encargados de la represión quedaron desempleados y se dedicaron a
hacer lo único que habían aprendido a hacer: secuestrar personas. Esta vez lo
harán por dinero y no por motivos políticos.
El retorno a la democracia en
Argentina tuvo su faceta oscura
Julio, perteneciente a una familia
judía, dueña de una sociedad comercial, regresa desde su exilio en España junto
a su mujer e hijos, aun sin mucha claridad sobre su futuro. Los
acontecimientos, sin embargo, definirán ese futuro por él, cuando su hermano
Miguel es secuestrado, él no sólo debe asumir el manejo de la empresa, sino
además conducir las negociaciones con sus captores. Una tarea que será muy
complicada porque los secuestradores parecen tener conexiones a los más altos
niveles.
Un interesante film en muchos
aspectos, aunque en especial en la denuncia de esas secuelas de la represión.
El viento que arrasa
Directora: Paula Hernández
(Argentina, Uruguay)
El Reverendo Pearson (Alfredo Castro) y su hija Leni (Almudena González) recorren las comarcas fronterizas del noreste argentino, intentando llevar su mensaje a los lugareños. Pearson, como muchos de estos predicadores, es un fanático y persigue su misión de un modo intransigente. Esto le crea más de algún conflicto, especialmente cuando por imprevistas circunstancias, termina varado en un aislado taller donde ha debido llevar su carro para ser reparado. Allí insistirá en llevar al hijo del dueño que tiene una severa deformación facial, a que consagre su vida a Dios. Ello le pondrá en una abierta confrontación con el padre, conocido como Gringo (Sergi López).
El fanático pastor y su hija, en
El viento que arrasa
Entretanto, la joven Leni también
entrará a cuestionarse la relación con su padre, a quien ha seguido
devotamente, pero que ahora empieza a ver también desde otros ángulos. En este
respecto es interesante hacer notar que, a diferencia de otros predicadores,
Pearson no está en eso por el afán de hacer dinero a costa de sus fieles, su
vida como predicador itinerante es más bien austera, pero el fanatismo será su
problema.
Muy buena actuación complementada por
una excelente fotografía, un factor muy importante al resaltar el imponente
paisaje en el cual se mueven los personajes.
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