Comentario de Sergio Martínez
El más reciente film de
Denys Arcand viene a reafirmar su sello como realizador irreverente, incisivo y
genial. Testament (Testamento) las emprende de manera satírica contra
los excesos de la political correctness, la impostura de esos jóvenes anglófonos
que abrazan causas ajenas y de intelectuales que posan de rebeldes, los
fanáticos de la “vida sana”, los burócratas, la mediocre clase política
quebequense y los viejos nostálgicos del nacionalismo québécois. Por si
eso fuera poco, también nos ofrece una tierna visión del envejecimiento y de la
importancia del amor, no importa a qué edad.
Jean-Michel Bouchard (Rémy
Girard) tiene 70 años, vive en una residencia de ancianos—apropiadamente
llamada Maison Parizeau-Duplessis—pero aun está activo como funcionario de los
Archivos Nacionales. A esta altura de su
vida, sin embargo, él sólo espera que el transcurso natural de las cosas lo
lleve a su muerte, que espera que sea tranquila y que probablemente nadie la va
a notar. Él tiene una actitud un tanto cínica de la existencia, tanto la propia
como la ajena.
Suzanne (Sophie Lorain) directora de la Residencia Parizeau-Duplessis y Jean-Michel Bouchard (Rémy Girard), uno de los residentes |
Por su parte, Suzanne (Sophie Lorain) es la directora del establecimiento y trata de conducirlo de la manera más eficaz posible y siguiendo al pie de la letra las directivas oficiales. Básicamente, la vida de la residencia de ancianos transcurre dentro de una rutina esperada y sin mayores acontecimientos.
Sin embargo, la
tranquilidad y predictibilidad de la residencia van a sufrir una seria perturbación
cuando un grupo de activistas se entera que un mural que adorna la sala
principal del local contiene imágenes que considera ofensiva para las Primeras
Naciones. El mural retrata el encuentro entre el explorador francés Jacques
Cartier y un grupo de indígenas. La líder de los jóvenes activistas—todos
anglófonos—remarca que los europeos portan armas y que una de las mujeres
indígenas lleva sus pechos desnudos, lo que, en opinión de la joven
manifestante, “la hace un objeto sexual”. El impacto del “ofensivo” mural irá
creciendo por la exposición mediática que alcanza, forzando la intervención de
la ministra del caso, que es interpelada en la legislatura quebequense. Ella a
través del burócrata de turno, forzará a Suzanne a tomar una medida radical,
que eventualmente llegará a lamentar.
El hasta ahora indiferente
Jean-Michel, por su parte, poco a poco se irá involucrando también en el caso.
Antes había concurrido a una entrega de premios a escritores quebequenses donde
había sido galardonado con uno, pero sin tener claridad por qué. La ocasión en
todo caso sirve al realizador para ridiculizar mucho de la moda de una
literatura que se supone es rupturista en lo formal y el contenido. En
realidad, en mucho de ello hay una actitud de pose. Un momento hilarante lo
ofrece la poeta que presenta el título de su obra: “La vagina incendiada”.
Un mural considerado ofensivo por unos activistas generará toda una crisis |
Por su parte, Jean-Michel,
desde su soledad puede también entender la soledad de los otros, incluyendo la
de Suzanne, que no ve a su única hija desde hace años. Ello lo llevará a dar un
vuelco a algunas de sus convicciones.
El personaje del viejo residente ilustra de modo claro la visión crítica del realizador |
En la región de Montreal
se exhibe en los cines Quartier Latin, Forum (con subtítulos en inglés),
Beaubien, StarCité, Carrefour Angrignon, Mega-Plex Marché Central, Mega-Plex
Taschereau, Mega-Plex Jacques Cartier, Mega-Plex Sphèretech, Mega-Plex
Lacordaire, Cineplex Odeon Brossard, Mega-Plex Pont Viau, Cineplex Odeon
St-Bruno, Cineplex Laval, Carnaval, Mega-Plex Terrebonne, Cinéma Triomphe,
Cinéma St-Eustache, Mega-Plex Deux Montagnes, Mega-Plex-S-Jean, Cinéma Beloil,
Capitol St-Jean y Cineplex Odeon Carrefour Dorion.
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