Comentario de Sergio Martínez
“Solidaridad, no
caridad” dice T.J. Ballantyine (Dave Turner) en uno de esos momentos
definitorios de la trama de The Old Oak. Sin embargo, antes que ello ocurra una
serie de acontecimientos se desencadenarán sobre el pequeño pueblo costero del
norte de Inglaterra donde transcurre la acción. El poblado alguna vez vivió
mejores tiempos, cuando había sido un activo centro carbonífero. Con el cierre
de la mina había llegado el declive inevitable y los hombres, viejos mineros
ahora retirados, sólo encuentran algún momento de esparcimiento en el pub
local, The Old Oak, el mismo --su letrero con su última letra descolocada— testigo
de la decadencia de la aldea.
El director Ken
Loach, sin duda uno de los principales exponentes del cine de connotación
social, nos presenta una vez más las consecuencias de las políticas económicas,
en este caso el cierre de la minería del carbón bajo la administración
Thatcher, y los efectos sobre las personas que las sufren. Eso sí, en esta
ocasión Loach hace uso de mecanismos más emocionales que en otros filmes. Es
difícil no sentirse conmovido frente a varias de las escenas, que muestran por
un lado la dureza y determinación de estos hombres –típicos exponentes de la
clase trabajadora, en especial T.J. Ballantyne, el dueño del pub— y al mismo
tiempo su vulnerabilidad.El pub también ilustra el declive de la aldea
T.J. Ballantyne (Dave Turner) junto a su perrita Marra |
Yara (Ebla Mari), la joven refugiada siria |
Yara (Ebla Mari) es una joven refugiada, una de las pocas que habla inglés fluidamente y que encuentra apoyo en T.J. Ballantyne en su intento de reparar su cámara. El tabernero junto a Laura (Claire Rodgerson) despliegan una tarea de ayuda recolectando algunos objetos de primera necesidad para los refugiados y juguetes para sus niños. Esta labor, sin embargo, genera cierto resentimiento de parte de quienes remarcan que ellos—los nacionales del país—tienen también necesidades, algunas familias tienen problemas para llevar alimentos a su mesa, por lo que no ven bien que se ayude a los refugiados y no a ellos: “la caridad empieza por casa” señala uno de ellos.
Los refugiados sirios introducen un elemento inédito en el pueblo |
Sólo un evento
lejano devolverá el sentido solidario de la pequeña comunidad, donde tanto sus
habitantes locales como los recién llegados, se sentirán compartiendo en el
dolor de una de las familias.
Duración: 1 h 53
min.
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