Comentario de Sergio Martínez
El poder de la Iglesia Católica, las vicisitudes
de una minoría y los tiempos tumultuosos de la unificación italiana se
entrecruzan en este film de Marco Bellocchio basado en un hecho histórico real:
la forzosa remoción del niño Edgardo Mortara (Enea Sala, niño) de su familia
judía por parte de agentes de los entonces Estados Pontificios, un territorio
que abarcaba a Roma y gran parte del centro de Italia y que era gobernado por
el papa. En 1858 en el barrio judío de la ciudad de Boloña, entonces parte de
los dominios papales, el niño que a ese momento tenía siete años, fue tomado
por las autoridades bajo el pretexto de que había sido bautizado secretamente.
Considerado ahora un cristiano, el chico ya no podía seguir viviendo con su
familia judía, según la ley de los Estados Pontificios, en cambio debería ser
criado y educado como un buen católico.
En verdad Edgardo, había sido bautizado a escondidas de su familia por parte de una criada católica que había trabajado para los Mortara. Cuando el jefe de la Inquisición, Pier Gaetano Feletti (Fabrizio Gifuni), se entera del bautismo secreto del chico ordena tomarlo por la fuerza de su familia y enviarlo a Roma donde será sometido a un proceso de conversión. Edgardo llega a ser uno de los conversos forzados favoritos del papa Pío IX (Paolo Pierobon).
El niño Mortara pasa a ser uno de los conversos favoritos del papa Pío IX |
Mientras sus padres, la comunidad judía e
incluso varios gobiernos extranjeros reclaman que la Iglesia retorne al niño a
su familia judía, el papa no da su brazo a torcer. Edgardo verá sólo ocasionalmente
a sus padres, en una de esas ocasiones el niño asegura a su madre diciéndole
que cada noche repetía en silencio palabras de un ritual del judaísmo.
Sin embargo, Edgardo (Leonardo Maltese, adulto) no tendrá nuevos contactos con la familia sino hasta varios años más tarde y bajo circunstancias muy diferentes: la península itálica entra en un período político muy tumultuoso que culmina con la unificación del país y con ello también el término del poder temporal del papa.
Las protestas de la familia para que el niño fuera devuelto no fueron escuchadas |
La película hace un buen recuento histórico de
los elementos que contribuyen al caso de Edgardo Mortara: la situación de
discriminación a que estaba sujeta la minoría judía entonces, el poder de las
instituciones eclesiásticas, como el Santo Oficio (Inquisición) que por sus arbitrariedades
es abolida cuando Boloña es liberada por las fuerzas que propician la
unificación italiana. Por sobre todo, el poder que entonces tenía un ritual
como el bautismo, incluso cuando en este caso no había sido hecho por un sacerdote
sino por una mujer muy joven y analfabeta que había creído que el niño estaba
en peligro de muerte cuando era un bebé y entonces había procedido a bautizarlo,
así, en su modo de pensar, ella quería evitar que el bebé una vez muerto fuera
a dar al limbo.
Un film recomendable para quienes se interesen
en hechos históricos, el poder de los rituales y de cómo funcionaban los
prejuicios religiosos.
Duración: 135 min.
En italiano con subtítulos en inglés o francés (chequear el cine)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario