3.10.09

CINE EN LA PLAZA

THE INFORMANT! Estados Unidos, 2008. Un film de Steven Soderbergh
Comentario de Jorge Gutman

Si hay algo decididamente característico en Steven Soderbergh es que sus películas no tienen un sello común que las distinga, aunque eso no obsta para que su cine siempre llegue a interesar en mayor o menor grado. Así, con gran versatilidad le ha sido posible enfocar aspectos sociales (Erin Brockovich, Traffic), abordar filmes decididamente comerciales (Ocean's Eleven, Twelve, Thirteen), desentrañar a un personaje mitológico (Che) o bien considerar películas experimentales (The Girlfriend Experience); de allí que no es sorpresivo que THE INFORMANT! resulte algo completamente diferente pero sin duda un film ingenioso.

Aunque sea difícil aceptar que lo que se contempla aquí tenga visos reales, la historia expuesta se basa en hechos verídicos ocurridos hace poco tiempo y por lo tanto el relato se torna más apasionante como un caso de estudio de personalidad.

Basado en el libro “The Informant: A True Story” de Kurt Eichenwald, la intrigante trama se centra en Mark Witacre, un personaje real y bastante peculiar, cuyas actitudes en principio resultan difíciles de comprender. Como importante funcionario ejecutivo de una empresa multinacional agroindustrial, este individuo de buena formación educacional con un PHD incluido, es un brillante ingeniero bioquímico que conoce muy bien sus funciones. Casado y con hijos, se convierte en informante o “soplón” del FBI al denunciar prácticas comprometedoras de su compañía en la fijación de precios de cierto insumo industrial.

La primera reacción del público es preguntarse si es compatible la actitud de una persona que en continuo ascenso dentro de los niveles jerárquicos de su empresa llegue a traicionarla convirtiéndose en espía de una agencia federal. La respuesta podría ser encontrada en que Witacre se siente impulsado por sus valores morales y por ello no tiene resquemor alguno en denunciar el accionar ilegal del lugar donde trabaja; sin embargo, muy pronto se llega a apreciar que no todo es como parece serlo.
La atracción del film reside en la forma cómo Soderbergh lo relata al estructurarlo en diferentes niveles que permiten que el espectador se encuentre permanentemente desarmado frente a la excelente descripción de su personaje principal. En tal sentido, mérito especial del guión de Scott Z. Burns es el ir reflejando los pensamientos interiores del atribulado personaje que explicará sus delirantes afirmaciones.

Todos los actores –en especial Scott Bakula y Joel McHale como funcionarios asignados por el FBI para actuar en el caso- se desempeñan muy bien; no obstante, quien se lleva las palmas es Matt Damon en la sobresaliente personificación que ofrece del personaje central. Sus pensamientos reflejando un completo aislamiento de la realidad que lo circunda, sus compulsivas mentiras que lo van hundiendo lentamente, y su frustración interna de no poder seguir comportándose como un inepto estúpido, hacen que Damon confirme una vez más sus sólidas condiciones artísticas.
Sodenbergh logra que un asunto tan serio como la corrupción de una corporación importante llegue a convertirse en una historia de notable levedad y sin que eso conspire en el resultado obtenido. En resumen, una leve sátira acertadamente lograda en un film inteligentemente realizado y muy entretenido.
PPP

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