17.10.09

CINE EN LA PLAZA


Comentarios de Jorge Gutman

THE DAMNED UNITED. Gran Bretaña, 2009. Un film de Tom Hooper
Michael Sheen como actor y Peter Morgan como guionista vuelven a unir sus fuerzas (The Deal, The Queen, Frost/Nixon) para deparar otro film de calidad. El tema está vinculado con el deporte del fútbol pero se aparta por completo de los relatos de ese género porque el juego no es el objetivo central de la historia sino un elemento referencial. La trama gira en torno de Brian Clough (Michael Scheen), uno de los entrenadores de fútbol más importantes que tuvo Gran Bretaña, durante su actuación profesional en la segunda mitad de la década del 60 y los primeros años de la década siguiente. Gracias a este apasionado técnico deportivo, el equipo del Derby County a su cargo pasó de la segunda a la primera división como consecuencia de sucesivas victorias obtenidas; posteriormente en 1972 logró vencer al equipo del Leeds United, uno de sus rivales más famosos.

Precisamente, cuando Don Revie (Colm Meaney), el veterano técnico del Leeds United, se retira para convertirse en el seleccionador nacional, Clough es reclutado para cubrir su puesto. El film se centra en el breve período de 44 días que duró su gestión y concluyó abruptamente cuando fue dramáticamente despedido por la directiva del club.

Hasta el presente no había oído hablar de Clough pero más allá de saber si este docudrama se ajusta estrictamente o no a los acontecimientos reales de este mítico personaje, el resultado es que el público tiene oportunidad de asistir a un ameno relato donde nuevamente Morgan se luce en su condición de guionista; así, una historia deportiva aparentemente banal llega a convertirse en un estudio psicológico del personaje central que mantiene interés en forma permanente.

Dueño de una carismática presencia y con un entusiasmo a toda prueba, Clough quiere renovar el estilo del equipo del cual se hace cargo, sin darse cuenta de que termina alienándolo; en su propósito de querer superar el suceso logrado por Revie, lo cierto es que fracasa en su intento. Uno de los aspectos relevantes de la historia es la relación mantenida con su asistente Peter Taylor (Timothy Spall), donde gran parte de sus logros profesionales se lo debe a este hombre que además de su mano derecha le demostró su lealtad y nobleza sin condicionamiento alguno; pero esta amistad se ve agrietada cuando Clough lo deja de lado durante su gestión en el Leeds United. Otro aspecto que el relato enfatiza es su menosprecio, resentimiento y actitud beligerante hacia su archienemigo Revie que gravitó negativamente en su suerte.

Michael Sheen después de haber deslumbrado en sus caracterizaciones del ex primer ministro Tony Blair y del periodista David Frost, vuelve nuevamente a hacerlo en la compleja composición de Brian Clough, exhibiendo su personalidad dinámica, absorbente, ambiciosa y audaz. Tanto su actuación como el competente elenco que lo acompaña, el magnífico guión y la sobria realización de Tom Hooper contribuyen a que esta comedia dramática de rivalidad, egolatría y ambición personal llegue a trascender en un buen y entretenido film.
PPP
5150, RUE DES ORMES. Canadá, 2009. Un film de Eric Tessier
El género de terror enfocado con seriedad constituye uno de los más grandes desafíos que enfrenta cualquier realizador que desee incursionar en la materia. En tal sentido, Eric Tessier, basándose en la novela del mismo nombre de Patrick Senécal, logra con 5150, rue des Ormes un drama perturbador bastante aceptable, a pesar de ciertos altibajos que impiden que alcance un nivel superior.

Uno de los problemas del relato es su premisa inicial. Yannick (Marc-André Grondin) es un joven estudiante de cine, que al haberse herido levemente viajando en su bicicleta y haber quedado averiada, resuelve pedir ayuda a Jacques Beaulieu (Norman D’Amour) propietario de un bungalow ubicado en un barrio residencial suburbano y a pocos metros del lugar donde se produjo el accidente. Una indiscreción del muchacho, completamente inaceptable desde un criterio lógico (nadie entra a la casa de un ajeno si éste no le dio permiso a hacerlo), conduce a que el aparente servicial Jacques cambie de aspecto y secuestre a Yannick encerrándolo en una de las habitaciones de su residencia. Poco a poco, el muchacho se dará cuenta de que su captor es un peligroso psicópata que se gana la vida como taxista y que además actúa como un vigilante de la sociedad dispuesto a exterminar a todos aquéllos individuos que él considera que son peligrosos para la misma. Como Jacques no lo es, resuelve mantenerlo custodiado para evitar que denuncie a la policía sus actividades criminales.

Para disfrutar del film es necesario dejar de lado todo tipo de raciocinio; así, hay que hacer un gran esfuerzo para suponer que un individuo viviendo entre vecinos pueda tranquilamente utilizar su residencia para la ejecución de personas denigrantes sin ser descubierto y apilando los cadáveres en el subsuelo a lo largo de los años. Además, este hombre de familia cuenta con la colaboración implícita de una esposa sumisa y devotamente religiosa (Sonia Vachon), una hija adolescente de 17 años (Mylène St-Sauveur) que infatuada con su padre trata de emularlo en su tarea criminal, y otra niña de 6 años de edad (Elodie Larivière) que contempla en silencio lo que está pasando alrededor suyo.

Los infructuosos intentos que realiza Jacques para huir de su encierro crean una moderada tensión aunque sin aportar mayores variaciones. Sin embargo, al promediar el relato, la historia adquiere un cariz diferente cuando el psicópata asesino, que es un campeón de ajedrez que jamás ha perdido un partido en su vida, propone a su rehén dejarlo en libertad si acaso es capaz de ganarle una partida. A partir de allí, comienza un cautivante juego psicológico donde Yannick se obsesiona con la idea de vencer a su adversario, más como una satisfacción personal que por el deseo de recuperar su libertad.

Para su crédito, y a pesar de sus incongruencias, el relato evita caer en los estereotipos de los mediocres filmes de horror, tratando de que el clima de pesadilla que se presencia resulte tolerable a pesar de su sordidez. No menos interesante resulta la personalidad del grupo familiar donde sus miembros representan patéticos casos de estudio. Sin embargo, y a pesar de que la intriga se sostiene, todos los elementos que se presentan en torno a la justicia individual, el fanatismo religioso, y las obsesiones del bien enfrentando al mal a través del movimiento de las piezas de ajedrez, son presentados en forma superficial conduciendo a un desenlace no muy convincente en términos racionales.
No obstante las observaciones señaladas, el relato concentra la atención por su intriga y además se beneficia de un buen elenco donde Norman D’Amour y Sonia Vachon sobresalen con sus logradas caracterizaaciones. En suma, un drama de horror psicológico, honestamente realizado y superior al promedio de los relatos del género.
PP½

JE L’AMAIS (Someone I loved). Francia-Bélgica-Italia, 2009. Un film de Zabou Breitman
Este drama romántico de la realizadora Zabou Breitman se destaca por su buena realización y lograda interpretación. Con todo, la moraleja del mismo podrá ser discutible de acuerdo a la percepción, sensibilidad y el criterio personal de lo que cada espectador tenga de la institución matrimonial.

La historia basada en la novela del mismo nombre de Anna Gavalda se centra en Pierre (Daniel Auteuil), un hombre de mediana edad, que intenta consolar a su nuera Chloe (Florence Loiret-Caille) al haber sido dejada por su marido con sus dos hijos. Para ello, decide contarle una historia de amor vivida hace 20 años, cuando en un viaje de negocios en Hong Kong, Pierre se enamoró perdidamente de Mathilde (Marie-Josée Croze), una hermosa mujer que oficiaba de traductora. La relación se mantuvo durante varios años hasta que en el momento de tener que adoptar una decisión, Pierre decidió renunciar al amor extramatrimonial para seguir al lado de su familia. Ese hecho, que llegó a lamentar, nunca pudo olvidarlo porque sus años al lado de Mathilde constituyeron los más felices de su vida.

Curiosamente, y habiendo obrado contrariamente a lo que su propio hijo ha hecho con su nuera, lo que Pierre ha tratado de decirle a Chloe es que es preferible vivir un amor intenso aunque sea al precio de abandonar una familia constituida, antes que seguir manteniendo una relación matrimonial rutinaria.
Queda en cada persona juzgar si el relato hace o no una apología del adulterio. De todos modos, y aunque el guión simplifica algunas situaciones, el film atrae por su sensibilidad y delicadeza, y como quedó dicho anteriormente, cuenta con actores sólidos y atractivos; tanto Auteuil como la canadiense Croze ofrecen inspiradas caracterizaciones de sus personajes al tornarlos completamente creíbles, dando como resultado un buen melodrama.

PPP

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