THE DEEP BLUE SEA. Gran Bretaña, 2011. Un film escrito y dirigido por Terence Davies. Elenco: Rachel Weisz, Tom Hiddleston, Simon Russell Beale, Karl Johnson
Basada en la pieza El Mar Profundo y Azul del dramaturgo Terence Rattigan de 1952, el escritor y realizador británico Terence Davies brinda un triángulo amoroso que envuelve el adulterio femenino con discutibles resultados. A pesar de que los niveles de producción son inobjetables, la extremada contención emocional que el director imprime al film, lo convierte en un relato lánguido y frío sin que pueda existir la conmiseración necesaria con la protagonista de esta historia.
Al igual que en otras novelas sobre mujeres adúlteras (entre otras Ana Karenina, Madame Bovary) el personaje central es aquí una dama respetable de vida privilegiada llamada Hester Collyer (Rachel Weisz) quien está casada con William Collyer (Simon Russell Beale), un juez de la alta magistratura y considerablemente mayor que ella. Su existencia cobra un giro inesperado cuando llega a conocer a Freddie Page (Tom Hiddleston), un ex piloto de la Fuerza Aérea Real (RAF), mucho más joven que su esposo y de cuya virilidad se siente atraída. A pesar de su sentido de honorabilidad y del diferente nivel cultural que los separa, ella sucumbe a la pasión y como resultado comienza con él una relación amorosa.
Al inicio del film Hester, viviendo en una habitación de una casa de pensión de categoría inferior donde su amante acaba de dejarla, decide quitarse la vida dejándole previamente una carta de despedida. Pero su intento fracasa al ser rescatada a tiempo por el ama de llaves (Ann Mitchell) del establecimiento; al irse recuperando va pasando revista a los motivos que la indujeron a adoptar esa dramática decisión.
Alternando entre presente y pasado, mediante flashbacks el público se va interiorizando de algunos aspectos de su vida anterior, destacándose la relación mantenida con su marido en un matrimonio sin mucha excitación y posteriormente las dramáticas alternativas del adulterio con un amante que no era capaz de entregarse totalmente a Hester o brindarle toda la devoción que ella le brindaba a él.
Tal como está adaptado para el cine, este romántico drama carece de la envergadura necesaria como para que exista un real interés por la suerte de sus personajes. Weiz es una avezada artista y a pesar de su ductilidad para dotar a su rol de los matices necesarios en el manejo de los sentimientos, su interpretación no deja de ser lineal sin que el dolor de Hester llegue a producir la emoción necesaria que conmueva a quien la está observando. De allí que el relato no brinde la oportunidad para que el público se interese sobre lo que acontecerá en su vida futura.
Los aspectos más logrados del film son los detalles que el director cuidó para que quedase bien reproducido lo que fue Londres durante el período de posguerra; en tal sentido contó con la acertada participación de James Merifield en los diseños de producción así como con el trabajo de fotografía logrado por Florian Hoffmester ofreciendo una buena idea de la capital de Inglaterra de ese entonces.
Conclusión: A pesar de una cuidada producción, esta historia de adulterio exenta de intensidad no se diferencia de muchas otras del género; su ritmo lánguido y claustrofóbico contribuye a la impasibilidad e indiferencia del público. Jorge Gutman
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