The Forgiveness of Blood. Estados Unidos-Albania-Dinamarca-Italia, 2011. Un film de Joshua Marston. Elenco: Tristan Halilaj, Sindi Lacej
El director californiano Joshua Marston tiene vocación de antropólogo. espués de haber explorado en su remarcable ópera prima María Full of Grace (2004) la cultura latina a través del tráfico de drogas entre Colombia y Estados Unidos, algo parecido ocurre en su segundo film abordando la idiosincrasia de las costumbres de Albania. En The Forgiveness of Blood Marston ilustra el comportamiento de una sociedad tradicional inmersa en modalidades ancestrales que coexiste con el modernismo existente que se manifiesta en las nuevas generaciones donde los juegos de video, Internet, teléfonos inteligentes y televisión vía satélite forman parte del vivir cotidiano.
Inspirándose en las noticias aparecidas en los diarios donde periódicamente se da cuenta de los rituales de sangre que se producen en las disputas suscitadas entre clanes de familia, Marston ideó una historia escrita con Andamion Murataj sobre el proceso de madurez de un adolescente que sin quererlo se encuentra involucrado en esta serie de conflictos.
El relato transcurre en una aldea del norte de Albania y el personaje central es Nik (Tristan Halilaj), un muchacho de 17 años que aspira a abrir un café internet una vez que termine sus estudios secundarios; entretanto lleva una vida sin mayores preocupaciones donde entre sus intereses se encuentra una chica de su escuela por quien se siente atraído, los paseos en moto con uno de sus amigos y la muy buena relación mantenida con su hermana Rudina (Sindi Lacej).
Su apacible vida cobra un revés inesperado debido a un grave incidente. Su padre Mark (Refet Abazi), quien es el proveedor financiero de su familia, se dedica a vender pan en una venta ambulante que realiza empleando una vieja carreta sostenida por un caballo. Para evitar el tránsito de la carretera local y ganar tiempo, intenta hacer un desvío atravesando un terreno perteneciente a su pendenciero vecino Sokol (Veton Osmani) quien le impide efectuar la maniobra; el hecho provoca una situación conflictiva lo que llevará a Mark y a su hermano a una pelea con Sokol quien termina muerto. Mientras que el tío de Nik es arrestado por la policía, Mark huye permaneciendo oculto.
De acuerdo a un extraño código legal que nunca ha sido abolido y que se remonta al siglo XV, al haber escapado el asesino para evitar la justicia, los familiares de la víctima tienen el derecho de matar a Nik o a su pequeño hermano –los hombres de la familia- para cobrarse la deuda de sangre; en consecuencia, los chicos deben protegerse recluyéndose en la casa y adoptando un autoimpuesto arresto domiciliario.
Sin entrar en detalles acerca de la forma en que la vida seguirá su curso, baste señalar que el realizador cuenta con la pericia necesaria para crear un clima de tensión que mantenga el interés del público. De su visión queda claro que el foco del film no está centrado en los asesinos o los familiares de la víctima sino fundamentalmente en los inocentes hijos de Mark que se encuentran atrapados e incapacitados de llevar una vida normal.
A pesar de que el realizador no sea albanés, ha sabido captar muy bien los rasgos precisos de la sociedad que describe proporcionando expresividad realista al comportamiento manifestado por sus personajes; además, para reforzar la autenticidad del film, Marston decidió emplear el idioma local de Albania. Los actores, que en su mayoría no son profesionales, se desempeñan adecuadamente pero aquí lo que más interesa es la naturaleza fatalista del relato que aunque pueda perturbar resulta de gran interés por la forma en que está planteado.
Conclusión: Un cautivante film que narra las contradicciones existentes entre las rígidas costumbres prevalecientes en algunos sectores de la sociedad albanesa con el modernismo de la época actual. Jorge Gutman
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