THE EYE OF THE STORM. Australia, 2011. Un film de Fred Shepisi
Comentario de Jorge Gutman
El guión de Judy Morris enfoca a Elizabeth Hunter (Rampling), una anciana octogenaria de gran fortuna quien gravemente enferma pasa sus últimos días de vida en una mansión palaciega en un suburbio de Sydney mientras aguarda la llegada de sus dos hijos expatriados. Ellos son Basil (Rush), un famoso actor de teatro de Londres, y Dorothy (Davis) quien vive en Francia y está divorciada de un hombre de la nobleza que la convirtió en princesa.
El reencuentro familiar no impide que la postrada Elizabeth en sus pocos momentos de lucidez, siga lanzando dardos ponzoñosos a sus hijos así como lo ha hecho durante toda su vida; en rigor de verdad, el retorno de Basil y Dorothy no se debe tanto al respeto que les merece su madre a punto de morir sino que por las dificultades financieras en que ambos se encuentran están interesados en hacerse cargo de la importante herencia que les habrá de corresponder.
Además de sus hijos, Elizabeth está rodeada por el leal personal que la atiende. Entre ellos se encuentra un par de enfermeras, una es Flora (Alexandra Schepisi) quien sabe cómo granjearse la simpatía de la enferma a la vez que astutamente seduce a Basil persiguiendo intereses personales; la otra es la sumisa Mary (Maria Theodorakis); también se encuentra Lotte (Helen Morse), una angustiada y devota cocinera que, ataviada con los elegantes vestidos de Elizabeth, la entretiene con sus bailes y números de cabaret durante sus horas libres. Otros personajes incluyen a Albert (John Gaden) el devoto abogado de Elizabeth, ocupado de redactar su testamento y de ejecutarlo cuando llegue el momento de hacerlo, y un aspirante Primer Ministro (Colin Friels) que trata de conquistar a Dorothy.
Aunque el film dure dos horas no es mucho lo que anecdóticamente se llega a resaltar. Parte del relato descansa en los recuerdos que acuden a la confusa mente de Elizabeth; allí retornan los fantasmas del pasado donde con veinte años más joven aparece menospreciando y humillando a sus hijos, especialmente a Dorothy al punto tal de arrebatarle a su atractivo novio. Si bien esas escenas intentan agregar nuevos matices sobre la personalidad de la moribunda, lo más importante, aunque no del todo lograda, es una escena de epifanía espiritual que experimenta como consecuencia de una borrascosa tormenta.
Aunque bien filmada, la película sufre los efectos de un guión un poco deshilvanado que resta fuerza al relato; por ejemplo una pareja con 4 hijos vive cerca del lugar donde Basil y Dorothy pasan cierto tiempo; sin embargo, nada se sabe quiénes son o cómo se injertan en el relato.
Rampling, en la piel de la sarcástica y malevolente anciana, ofrece una de las mejores actuaciones de su exitosa carrera; a su lado, Rush da otra muestra de solidez como un donjuanesco y presumido individuo, y Davis deja una indeleble impresión animando a una frustrada y un tanto neurótica mujer; todos los actores de apoyo también son muy convincentes. En resumen, éste es un film ambicioso que aunque no logra convencer por completo, se deja ver por el nivel de interpretación, indudablemente el plato fuerte del mismo.
Rampling, en la piel de la sarcástica y malevolente anciana, ofrece una de las mejores actuaciones de su exitosa carrera; a su lado, Rush da otra muestra de solidez como un donjuanesco y presumido individuo, y Davis deja una indeleble impresión animando a una frustrada y un tanto neurótica mujer; todos los actores de apoyo también son muy convincentes. En resumen, éste es un film ambicioso que aunque no logra convencer por completo, se deja ver por el nivel de interpretación, indudablemente el plato fuerte del mismo.
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