Gran Bretaña, 2008. Un film de Martin McDonagh
Martin McDonagh, importante dramaturgo británico y ganador de un Oscar en 2006 por su corto “Six Shooter”, incursiona en el largo metraje utilizando un guión que le pertenece. La película es una mezcla de varios géneros donde predomina la comedia negra, con ciertas reminiscencias a algunos de los filmes de los hermanos Coen.Como su nombre lo indica, la acción transcurre en la ciudad de Brujas, una pequeña y bien preservada ciudad histórica medieval ubicada en Bélgica, cercana a Bruselas. Allí llegan Ray (Colin Farrel) y Ken (Brendan Gleeson), dos irlandeses asesinos a sueldo. Después de una ejecución que tuvo lugar en Londres y que no fue bien resuelta por Ray, ambos criminales son enviados por su jefe Harry (Ralph Fiennes) a Brujas para apaciguar los ánimos y aguardar las instrucciones telefónicas que él les habrá de transmitir desde Inglaterra.
La primera parte del film es un buen estudio de caracteres describiendo las personalidades de estos dos forzados turistas esperando el llamado de Harry. A la frustración y neurosis del joven Ray de tener que compartir una habitación con su compañero y sentirse prisionero de una ciudad que le disgusta, se contrapone el carácter bonachón y paternal del más maduro Ken para disfrutar del lugar frente a las circunstancias presentes.
El espectador tiene la oportunidad de pasear un poco por la hermosa “Venecia del Norte”, plena de canales, puentes y calles empedradas, con la arquitectura gótica de sus edificios, su animada plaza del mercado y la imponente Torre del Campanario donde después de una complicada subida de 366 pasos para llegar al pináculo el visitante es recompensando con la impresionante vista panorámica de Brujas. Esta descripción tiene relevancia por cuanto gran parte de los acontecimientos transcurre en ambientes exteriores que convierten a la ciudad en co-protagonista del relato. En este paradisíaco lugar, Ray y Ken atravesarán sus primeras experiencias con la gente local, algunos turistas, un actor enano (Jordan Prentice) americano filmando en el lugar, algunas prostitutas y Chloë (Clémence Poésy), una joven que ocultando al principio sus verdaderas intenciones vivirá un romance con Ray.
Al promediar la historia, el guión cobra un giro inesperado –para peor- contribuyendo a que el film pierda su vigor inicial. Eso sucede cuando Harry llega al lugar de la acción y la historia se descarrila para convertirse en una guerra de hampones; aunque totalmente impredecible, el relato desemboca en un callejón sin convincente salida. Quizás, la desilusión sea mayor porque el film iba creando expectativas muy favorables, favorecidas por excelentes diálogos y por la presencia de un humor campechano capaz de suavizar tensiones.
Las interpretaciones de Farrell y Gleeson compensan en gran parte los desniveles del guión. Curiosamente, Farrell repite con su personaje características muy similares a las que encarnó en su film precedente (“Cassandra’s Dream”), aún no estrenado; el complejo de culpa que carcome a Ray a lo largo del relato está muy bien transmitido por el actor, demostrando que este asesino aún conserva algún rasgo de humanidad. Esa misma cualidad trasciende en el personaje de Gleeson donde Ken prefiere ser leal a su compañero de crímenes que a su despiadado jefe.
A pesar de su fallida estructura narrativa, el film no aburre y siempre se deja ver gracias a momentos tiernos y divertidos, a su buena interpretación central, a personajes secundarios pintorescos y al marco de Brujas que es realmente placentero.
J.G.
PP½
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