16.12.11

UNA HISTORIA DE ADULTERIO

TUESDAY, AFTER CHRISTMAS. Rumania, 2010. Un film de Radu Muntean


Comentario de Jorge Gutman

Confirmando la calidad que el cine rumano vino deparando en los últimos años (4 meses, 3 semanas, 2 días, La Muerte del Sr. Lazarescu, Bu12:08 Hora Este de Bucarest) el film de Radu Munteau vuelve a sorprender abordando el tema del adulterio: si bien ese tópico ha sido tratado en múltiples oportunidades, aquí adquiere una fisonomía distintiva por su franco realismo.

Como si el espectador estuviese asistiendo en forma invisible, las primeras imágenes que transcurren durante unos 7 minutos y con una cámara prácticamente inamovible, reflejan la intimidad de una pareja durante el acto de amor y los instantes que le siguen con el relajamiento postcoital. Nada de lo que se dice es trascendente pero la banalidad de las palabras no podría reflejar más adecuadamente lo que en la vida real suele ocurrir entre dos personas que se aman. La siguiente escena demuestra que Paul (Mimi Branescu) y Raluca (María Popistasu) son amantes; en efecto cuando él y su esposa Adriana (Mirela Oprisor) están en una zapatería comprando un calzado para Paul queda claro que ella no sospecha que algo esté aconteciendo en su relación conyugal y el comportamiento de ambos no se diferencia mucho del de otras parejas casadas que aunque guardan mutuo cariño, después de varios años de convivencia la pasión inicial se ha visto disminuida. Un momento de cierta tensión se produce cuando Adriana acude con su marido al consultorio dental donde su hijita Mara (Sasa Paul-Szel) de 9 años es tratada por Raluca quien en su carácter de dentista explica a los padres el tratamiento al que la pequeña es sometida.

El guión escrito por el realizador y sus colaboradores Alexandru Baciu y Razvan Radulesco evita el tono melodramático y tampoco recurre a situaciones vistas en otras muestras sobre infidelidad conyugal; aquí ni la amante exige la separación ni tampoco la esposa es desagradable o poco simpática. Por el contrario, el relato se interesa en describir la situación ambigua de Paul de la manera más natural posible creando en su primera hora de metraje la curiosidad de saber cómo y cuándo la verdad saldrá a relucir y de qué modo reaccionarán las partes afectadas. Cuando la misma llega con la confesión del hombre a su esposa, la calma inicial se traduce en dolor y posteriormente ella reacciona con ira; a pesar de ese momento de honda intensidad emocional, la narración no llega a desbordar.

La historia transcurre durante los días previos a la celebración de las fiestas navideñas, período en que por lo general queda evidenciado el valor de la familia y donde aquí ocurre precisamente lo contrario.. De allí que el relato mantenga la intriga hasta el final por ver cómo Paul y Adriana revelarán a su hija y a los padres de Paul lo que está pasando.

En ningún momento Muntean juzga moralmente a sus personajes sino que se limita a exponer los hechos para que el público lo catalogue por sí mismo. No hay indicio alguno que señale cómo un hombre casado, donde aparentemente todo marchaba bien durante 10 años, tenga que optar entre dejar a su familia o bien a su amante. Por eso, el film puede producir cierta incomodidad y tristeza al comprobar cómo la falencia del comportamiento humano es capaz de conducir al quiebre de una sana relación matrimonial cuando el destino introduce inesperadamente a una tercera persona en el camino.

El film está impecablemente realizado, sus diálogos no son abundantes pero rigurosamente precisos y el uso de largos planos secuencia permite que uno se involucre plenamente de lo que está aconteciendo.

Conclusión: Una película íntima y sutil que deja una impresión decididamente positiva.

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