13.9.20

CINE EN LA PLAZA: TENGO MIEDO TORERO

Comentario de Sergio Martínez

Tengo miedo torero, escrita por Pedro Lemebel era una de esas novelas que—podemos decir—reclamaba una adaptación al cine. Ese pedido ha sido respondido, y en la forma que merecía, bajo la excelente dirección de Rodrigo Sepúlveda, quien es responsable también del guión conjuntamente con Juan Tovar.

La trama se sitúa en los años 80, en Chile, bajo la dictadura de Pinochet. La historia misma gira en torno a una vieja travesti (Alfredo Castro) que luego de un encuentro casual en que un extraño la ayuda a eludir una redada policial a un bar gay, ella se verá envuelta en una peligrosa operación política. El extraño, Carlos (Leonardo Ortizgris), volverá a casa de la travesti que es sólo identificada como “la Loca del Frente” con el propósito de averiguar si podría guardar allí unas cajas con libros. Carlos también le hace ver que para comunicarse entre ellos, usarán una clave, que sólo ellos dos conocerán. La travesti, que ya se ha enamorado del extraño, accede sin titubear y fija como palabra clave, el título de una canción sentimental mexicana: “Tengo miedo torero”.

Acostumbrada a moverse en un mundo de sospechas y desconfianzas, una vez sola, la travesti—curiosa por las idas y venidas de su extraño y misterioso visitante, de quien sólo sabe su nombre y que es mexicano—decide abrir una de las cajas y lo que encuentra sí que la pone sobre ascuas.

La relación con el extraño se hace más tensa por la distancia que los amigos de Carlos, especialmente Laura (Julieta Zylberger) muestran respecto de la travesti. Las diferencias son sin embargo superadas y ella siente la cercanía de Carlos, incluso le hace una celebración de cumpleaños y ya enterada, más o menos vagamente, de que las andanzas de su amigo y los otros visitantes tienen en verdad una dimensión mucho más seria, decide seguirlo. Eso, aunque ella ignora cuál es el real objetivo de los planes de Carlos. Además, a pesar que como bordadora ella tiene un encargo que debe llevarle a la esposa de un coronel, Doña Clarita (Paulina Urrutia), algo que, a su vez, puede complicar las cosas.

El operativo montado por Carlos y sus compañeros, el más significativo de todo lo emprendido por el grupo revolucionario Frente Patriótico Manuel Rodríguez, no logra su objetivo y los integrantes del comando deben ahora emprender su retirada y evitar la feroz e implacable represión que se desata como represalia. Carlos, sin embargo, no ha olvidado a su leal colaboradora y no la dejará librada a su suerte.

El film hace ciertamente justicia a la novela sobre la que se basa. Lemebel, en ésta, su obra más icónica, retrata la marginalidad de “la Loca del Frente” y sus amistades homosexuales, principalmente pobres, asediados por la policía y discriminados por la población. Sus dudas también incluyen a quienes quieren cambiar las cosas: “¿Habrá lugar para la gente como yo en tu revolución?” le pregunta la travesti a Carlos, en uno de esos momentos de tensión entre ambos. La condición de homosexualidad en ese contexto de pobreza y decadencia marcada por la edad, no es obstáculo, para que, enfrentado a la situación límite de todo el país bajo dictadura, la “Loca del frente” muestre también que conductas de coraje y valor pueden darse en los seres que la sociedad ha relegado a condiciones de marginalidad y desprecio.

Alfredo Castro, que por su actuación ganó el Gran Premio de Actuación en el reciente Festival de Cine de Venecia, retrata fielmente a su personaje, con sus angustias, sus deseos, sus amarguras y su capacidad de entrega y amor. Igualmente bien el actor mexicano Leonardo Ortizgris, trayéndonos al revolucionario comprometido con su misión, pero no del todo desmarcado de las vicisitudes que afligen al común de los seres humanos.

Un film altamente recomendable. Tema adulto, contiene algunas escenas de sexo.

Duración: 93 min.