25.1.11

ACTIVIDAD MUSICAL DE FEBRERO

ORQUESTA SINFONICA DE MONTREAL


El martes 8 (20h00) el director francés Marc Piollet dirigirá a la OSM ejecutando el Concierto Nro. 3 de Beethoven con la participación del pianista americano Jonathan Biss. El programa se completa con el Concierto para Orquesta de Bartok y la obertura Der Freischütz de Weber. El mismo programa es repetido al día siguiente, miércoles 9 (10h30), excepto que el Concierto para Violín de Mendelssohn interpretado por el concertino de la OSM Andrew Wan, reemplaza a la obra de Beethoven.

El programa del miércoles 23 y jueves 24 (20h00) incluye la Rapsodia sobre un tema de Paganini de Rachmaninov, la suite del ballet Cinderella de Prokofiev y Lignes et Points de Mercure. La OSM es dirigida por Sir Andrew Davis, director emérito de la Orquesta Sinfónica de Toronto y la Orquesta Sinfónica de la BBC.

Los conciertos tienen lugar en la sala Wilfrid-Pelletier (http://www.osm.ca/)

LADIES MORNING MUSICAL CLUB

LMCC
presentará el 6 de febrero (15h30) a la mezzo-soprano canadiense Susan Platts en un recital que incluye canciones de Brahms, R. Strauss, Mahler y Korngold. La cantante será acompañada al piano por Rena Sharon.

El 27 de febrero (15h30) la violinista estadounidense Rachel Barton Pine hará su debut para esta organización en un programa que incluye obras de Bach, Fauré, Brahms y Ravel.

Ambos conciertos se efectúan en la sala Pollack de la Universidad McGill. (http://www.lmmc.ca/)

PRO MUSICA

Esta organización musical contempla dos conciertos para el mes de Febrero. El primero de ellos es el día 14 (19h00) con el recital a cargo del virtuoso pianista Emmanuel Ax. El renombrado pianista ejecutará un programa integrado por completo con obras de Schubert, a saber: Impromptus 1,2,3,4, op. post. 142, D. 935, la Sonata, No. 13 en la mayor, op. post. 120, D. 664, y la Sonata en si bémol mayor, D. 960.

El 28 de febrero (19h30) es el segundo concierto con la presentación del Cuarteto de Cuerdas Prazak, con un programa integrado por el Cuarteto en fa mayor # 1 de Beethoven, el Cuarteto # 6 H. 312 de Martinu y el Cuarteto en Mi menor # 1 (De Mi Vida) de Smetana.

Ambos conciertos se realizan en el Teatro Maisonneuve (http://www.promusica.qc.ca/)

SÉRIE CLASSIQUE DE LA PLACE DES ARTS

Laa Serie Classique de la Place Des Arts ofrecerá un recital con la participación de la mezzo soprano Anne Sofie von Otter y el pianista Brad Mehldau. En el programa se incluyen canciones de Sibelius, Fauré, Brahms, R. Strauss, y Brad Mehldau, entre otros autores. El jueves 23 (20h00) en el teatro Maisonneuve. (http://www.laplacedesarts.com/)

DOS NUEVAS OPERAS DESDE EL MET



El ARTE LIRICO DESDE EL METROPOLITAN OPERA HOUSE




Continuando con las transmisiones via satélite y en alta definición desde el Metropolitan Opera, las próximas dos óperas que se transmitirán son: Nixon in China e Iphigenie en Tauride.

Nixon in China (en vivo el 12 de febrero y en diferido el 12 de marzo) del compositor americano John Adams se refiere al histórico encuentro que mantuvieron el presidente Nixon y Mao-Tse-Tung en China en 1972. El barítono James Madalena encarna a Nixon, en tanto que el tenor Robert Brubaker anima al lider chino; participan también los cantantes Kathleen Kim, Janis Kelly, Russell Braun y Richard Paul Fink. La puesta en escena es de Peter Sellars, en tanto que Adams tiene a su cargo la dirección de la orquesta del MET. La ópera es cantada en inglés, con subtítulos en el mismo idioma.


Iphigénie en Tauride (26 de febrero y en diferido el 26 de marzo) del compositor Christoph Willibald Gluck, en base al mito griego, cuenta en su reparto a la soprano Susan Graham, el tenor Plácido Domingo, el bajo barítono Gordon Hawkins y el tenor Paul Groves. La ópera es cantada en alemán con subtítulos en inglés. El director musical es Patrick Summers en tanto que la responsabilidad de la producción es de Stephen Wadsworth.


En Montreal, ambas óperas serán difundidas a las 13h00 en las siguientes salas del circuito Cineplex Divertissement: Banque Scotia, Cavendish Mall, Quartier Latin y Star Cité. Para el resto de las salas participantes en Quebec y el resto de Canada así como las horas locales correspondientes, el sitio de Internet es www.cineplex.com/events o www.cineplex.com/evenements

24.1.11

La visita del Ballet Nacional de Cuba

EL BALLET NACIONAL DE CUBA


Invitado por Les Grands Ballets Canadiens, Montreal recibirá este mes al prestigioso Ballet Nacional de Cuba con la presencia de la mítica Prima Ballerina, coreógrafa y directora general Alicia Alonso. La compañía presentará el popular ballet Giselle con música de Adolphe Adam y libreto de Vernoy de St. Georges y Corally, inspirado por un cuento de Heinrich Heine basado en una popular leyenda alemana.
Aunque ésta es la primera vez que esta prestigiosa compañía visita Montreal, cabe señalar que la señora Alonso ya había estado en esta ciudad en 1967, igualmente invitada por Les Grands Ballets Canadiens, interpretando el rol protagónico del mismo ballet donde recibió ovaciones extraordinarias.

En la actualidad la coreografía de Alonso alcanza una nueva dimensión poética. La narrativa central está íntimamente vinculada con la coreografía de manera tal que sus dos actos se fusionan dramáticamente en un estilo homogeneo y armonioso. Aunque ella mantuvo los principales roles en gran parte intactos, efectuó sustanciales cambios a la coreografía del cuerpo de ballet.


Este gran acontecimiento de la danza tendrá lugar en la sala Wilfrid-Pelletier de la Place des Arts, los días 17 (20h00), 18 (20hh00), y 19 de febrero (14h00 et 20h00) y el público tendrá ocasión de ver a la extraordinaria Alicia Alonso quien estará presente en las 4 funciones. El rol protagónico de Giselle será bailado por Annete Delgado (17), Viengsay Valdés (18, 19 función nocturna) y Sadaise Arencibia (19 a las 14h00). Entre los otros bailarines principales figuran Yanela Piñera, Alejandro Virelles, José Losada, Félix Rodríguez, Ivette González, Ernesto Díaz, Javier Sánchez, Dani Hernández, Yadi Suárez, Grettel Morejón y Aymara Vasallo


LES BALLETS TROCKADERO DE MONTE CARLO

Bajo la dirección artística de Tory Dobrin, Les Ballets Trockadero de Monte Carlo volverá a visitar Montreal. Esta compañía de danza creada en 1974 e integrada exclusivamente por bailarines masculinos se caracteriza por su cáustico humor e irresistible gracia. El conjunto de baile satiriza algunos de los ballets más célebres, como El Lago de los Cisnes o Giselle, con una técnica y rigor profesional de primer nivel, imitando a celebradas bailarinas como Margot Fonteyn, Maya Plisetskaya, etc. A través de los años, este conjunto logró reinventar los códigos de la danza clásica obteniendo resultados asombrosamente hilarantes.



La presentación tiene lugar en la sala del Teatro Maisonneuve, el 8 de febrero (20h00).


SAVION GLOVER Y EL TAP DANCE

Savion Glover
, considerado el rey indisputable del zapateo americano (tap dance), llegará por primera vez a Montreal, para una presentación artística que tendrá lugar en la sala Wilfrid Pelletier, el domingo 6 (14h30). Ofrecerá Solo in Time, un espectáculo donde el ritmo flamenco se entremezcla con su estilo denominado “Hooferz Style”. Glover exhibirá sus condiciones artísticas, acompañado por un conjunto integrado por el músico Bare Soundz (contrabajo, percusión y guitarra), el bailarín Marshall Davis Jr. y la vocalista Carmen Estevez.




Actividad teatral de Febrero

CENTAUR THEATRE

La compañía del teatro Centaur presenta durante el transcurso del presente mes, la pieza Stones in His Pockets de la escritora irlandesa Marie Jones. La obra viene precedida por muy buenas críticas y en oportunidad de su estreno en Londres obtuvo en 2001 el premio Olivier a la mejor comedia del año; posteriormente, en su traspaso a Broadway fue nominada para el premio Tony.

Esta hilarante comedia gira en torno a las vicisitudes experimentadas por una apacible comunidad irlandesa cuando se produce el arribo de un equipo de filmación de Hollywood.


El aspecto singular y sin duda atractivo es que los dos únicos actores integrantes del elenco, Daniel Brochu y Kyle Gatehouse, personifican a los 15 personajes de esta historia. La dirección escénica está a cargo de Andrew Shaver, los decorados son responsabilidad de Attila Clemann y la iluminación corresponde a Sarah Yaffe.

Desde el 1 al 27 de este mes en el teatro Centaur. (www.centaurtheatre.com).

NATIONAL THEATRE LIVE

Dentro del ciclo de producciones teatrales provenientes del National Theatre de Londres, la compañía exhibidora Cineplex Divertissement difundirá la obra King Lear de William Shakespeare.

La obra es interpretada por Derek Jacobi, uno de los nombres más importantes de la escena británica donde su King Lear es realmente excepcional; el reparto se completa con Gina McKee, Pippa Bennett-Warner, Justine Mitchell y Tom Beard.

Esta obra constituye una de las más importantes de la literatura universal cuyo tema principal es la ingratitud filial. A través de un envejecido monarca que explora la naturaleza de la existencia humana, Shakespeare contrapone el amor con el deber, el ejercicio del poder con la pérdida del mismo y el bien con el mal.

La transmisión tiene lugar el 3 de febrero en las salas participantes de la compañía exhibidora Cineplex Divertissement. Para información completa acerca de la hora y los teatros respsectivos de Montreal y del resto de Canadá, los sitios de Internet son
www.cineplexdivertissement.com/evenements, www.cineplexdivertissement.com/events

DUCEPPE

El teatro Duceppe estrena el 16 de febrero la obra Elling de Axel Hellstenius y Petter Naess en base a la novela de Ingvar Ambjornsen. La pieza enfoca a dos individuos con cierta discapacitación mental que han compartido la habitación en un instituto psiquiátrico y ahora les toca vivir juntos en un departamento que el servicio social noruego les ha facilitado como primer paso para su reintegración a la sociedad de manera satisfactoria. Las distintas peripecias que ambos vivirán durante esa estadía común es lo que forma la esencia de esta cálida, emotiva y tonificante comedia.


El elenco está integrado por Guy Jodin, Stéphane Bellavance, Mireille Deyglun, Benoît Girard y Gabriel Sabourin. La dirección escénica es de Monique Duceppe, los decorados de Marcel Dauphinais, el vestuario es de Daniel Fortin y la iluminación corresponde a Kareen Houde.


Las representaciones siguen hasta el 26 de marzo (www.duceppe.com)



SEGAL CENTRE


La pieza Billy Bishop Goes to War es la primera producción del año que ofrece el Centro Segal. La obra, que recibió el Premio del Gobernador General (Governor General Award), relata la historia de un piloto de caza canadiense durante la Segunda Guerra mundial. Se trata de Billy Bishop cuya vida rocambolesca lo ha conducido desde las trincheras de combate hasta los cielos, dentro de los más profundos recovecos de su alma. Espiritual, apasionado y en determinadas circunstancias también desesperado, este héroe lucha por reconciliar el éxtasis que le produce las explosiones aéreas con los horrores de la guerra.

La pieza ha sido escrita y es interpretada por Jon Gray y Eric Peterson bajo la dirección escénica de Ted Dykstra.

Las representaciones comienzan el 13 de febrero y prosiguen hasta el 6 de marzo. (
www.segalcentre.ca)




18.1.11

DVDs APARECIDOS RECIENTEMENTE

Comentarios de Jorge Gutman


THE SOCIAL NETWORK. Estados Unidos, 2010. Un film de David Fincher. (Sony)

Hace pocos meses una noticia aparecida en un diario de los Estados Unidos llamó mi atención. Mark Zuckerberg, el ideólogo de la famosa red social denominada Facebook había donado 100 millones de dólares al problematizado sistema escolar de Newark. Dejando de lado el aspecto excepcionalmente generoso de su gesto, inmediatamente me impuse que ese muchacho de 26 años es el multimillonario más joven del planeta y cuyo patrimonio asciende a los 6900 millones de dólares.

Lo que precede viene al caso porque la película THE SOCIAL NETWORK se centra precisamente en el fenómeno social generado por Zuckerberg hace 7 años atrás, cuando en ese entonces era todavía un adolescente universitario de Harvard de apenas 19 años de edad y hoy día aparece como “El Hombre del Año” de la revista Time. El film de David Fincher narra una historia basada en este personaje utilizando el guión elaborado por Aaron Sorkin, quien a su vez se inspiró en el libro “The Accidental Billionaires” de Ben Mezrich; en el mismo queda reflejada la vida de un típico “nerd” (término utilizado en los Estados Unidos para caracterizar a un joven intelectual, dedicado por completo a los estudios -generalmente vinculado con la informática- y que socialmente es poco atrayente) que demuestra su genialidad creando un vínculo de comunicación social a través de la red de Internet, involucrando hoy día a 500 millones de internautas, algo menos del 10% de la población mundial. No está en el ánimo del público indagar cuánto hay de verídico o de ficticio en lo que está contemplando porque en última instancia lo que aquí cuenta y realmente importa es la notable calidad del film.

El interés de este relato psicológico-social no pretende demostrar cómo fue técnicamente elaborado la famosa red, sino en describir inteligentemente sus causas, ilustrar la personalidad de su autor, el entorno que lo rodea y cómo a medida que el sistema se fue desarrollando y ganando multitudes de adeptos, el mismo fue creando entre sus primeros participantes sentimientos ambivalentes de “amistad, lealtad, traición y celos”, tal como lo define Sorkin.

El prólogo del film, que acontece en Octubre de 2003 es realmente brillante. En aproximadamente cinco minutos de diálogos quedan establecidos los motivos por los que Mark (Jesse Eisenberg), un joven arrogante e insensible, y su novia Erica (Rooney Mara), de naturaleza totalmente opuesta, no llegan a entenderse provocando que la conversación que mantienen en el bar estudiantil concluya abruptamente cuando ella lo deja y pone fin a la relación. De este modo, el director define el tono de esta historia al reflejar con claridad el carácter antisocial e irritante de Mark quien, tan ensimismado en lo que piensa y dice, no alcanza a vislumbrar el marcado rechazo que puede producir en los demás y que ciertamente transmite al espectador. Tras esa ruptura, el joven vuelve a su cuarto universitario, se apega a su ordenador e inmediatamente vuelca su frustración penetrando en el sistema de computación de la universidad, donde a través de un banco de datos de la población femenina del campus, difunde internamente un concurso consistente en ubicar a “la chica más caliente” de Harvard. Ahí, según el relato, se encuentra la génesis del increíble proyecto social donde curiosamente un “antihéroe” poco agraciado para relacionarse con la gente será el que fomente el medio más curioso y exitoso de sociabilidad virtual.

De allí en más surge la relación que Zuckerberg entabla con Eduardo Saverin (Andrew Garfield), un estudiante de su misma edad que proporciona el dinero inicial y sus conocimientos técnicos para la empresa que habrán de montar y con quien mantiene una fluida comunicación, a pesar de que como individuos respondan a seres muy diferentes en carácter y personalidad. Curiosamente, a pesar de que el film se centra en Mark, la gravitación emocional de gran parte de esta historia gira en torno de Eduardo.

En esta increíble aventura también participarán los gemelos Tyler y Cameron Winklevoss (Armie Hammer interpretando a ambos) quienes si bien al principio requieren los servicios de Mark para la programación de un sitio de internet, al poco tiempo se sienten traicionados al suponer que éste les robó la idea inmersa en la esencia de Facebook.

Paralelamente a estos acontecimientos llega al escenario Sean Parker (Justin Timberlake) el carismático fundador de Napster, quien fácilmente convence a Mark para trasladarse a California a fin de lograr financiamiento de importantes inversionistas que en última instancia convierten a la compañía en una empresa de gran magnitud. Curiosamente, la presencia de Parker contribuye a que la amistad entre Mark y Eduardo llegue a su fin cuando éste considera que su amigo lo ha llegado a traicionar al haber producido que su participación accionaria en la empresa, ahora ya gigantesca, llegara prácticamente a evaporarse. El enfrentamiento entre ambos proporciona el momento más emotivo del relato.

De lo expuesto queda claro cómo las ambiciones, los egos, y las características asociadas a los aspectos creativos de un proyecto tan fenomenal como el de Facebook producen rivalidades, envidias, problemas legales y, como consecuencia de todo eso, enfrentamientos y conflictos humanos donde sentimientos tan nobles como el de la amistad pueden ser sacrificados frente a imperativos pragmáticamente mas importantes.
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La dirección de Flincher es nada menos que magnífica y consistente a través de un relato construido de manera no lineal. Así, se van intercalando las acciones que tienen lugar en el momento en que Mark tiende a defenderse de los cargos imputados con los hechos pasados demostrando cómo los acontecimientos se han ido desarrollando. Añadiendo más interés y originalidad a esta historia, el guión presenta las situaciones desde ópticas diferentes impidiendo que uno pueda saber con certeza hasta dónde, Mark llegó a tener plena conciencia de los eventos que contribuyeron a disolver la amistad con Eduardo quien terminó demandándolo judicialmente. Curiosamente, esa incertidumbre incrementa la intriga sobre la verdadera dimensión humana de su protagonista teniendo en cuenta que se trata de un personaje real y no de ficción.

La actuación es encomiable, comenzando por Eisenberg quien a pesar de caracterizar a un personaje poco simpático logra atraer la atención del espectador por su compleja y natural interpretación. El resto del elenco que lo secunda es igualmente eficaz, con especial referencia de Garfield quien brinda, como ya mencioné, la humanidad y emoción de un personaje ubicado en la antípodas de Mark, pasando a constituir su contrapeso moral así como la voz de su conciencia.

En resumen, el público asiste a una excelente crónica que refleja la transformación del comportamiento social como consecuencia del cambio sustancial de los medios de comunicación; de allí, que como un fiel reflejo de la generación actual, el propósito de este film ha sido completamente logrado convirtiéndolo en uno de los mejores de 2010 y casi se puede apostar que será el ganador del Oscar del año. Para comenzar ya obtuvo la consagración de las Asociaciones y Círculos de Críticos de Cine de las más importantes ciudades de Estados Unidos, además de haber recibido varios Golden Globes (mejor película, mejor director, mejor guión y mejor banda sonora)

El DVD comprende dos discos con material suplementario que incluye 3 horas de extras con comentarios del director, guionista y elenco, la forma en que se rodó el film presentado en un extenso documental, Trent Reznor, Atticus Ross y el director refiriéndose a la banda sonora, etc. Presentado en pantalla panorámica, audio en inglés/ francés, con subtítulos opcionales en español, francés e inglés.

BAARIA. Italia, 2009. Un film de Giuseppe Tornatore (E1 Entertainment)
Esta ambiciosa producción italiana, una de las más caras de ese país, representa un relato parcialmente autobiográfico que el realizador Giuseppe Tornatore efectuó en homenaje a Sicilia, más precisamente a Bagherìa, su pueblo natal que en dialecto siciliano se denomina “Baaria” tal como su título. Aunque exhibido en el TIFF de 2009 nunca se estrenó comercialmente en Canadá y ahora se lo conoce a través del DVD que acaba de editarse.
Tal como algunos otros relatos italianos que trataron de pasar revista a lo que aconteció en Italia durante el siglo pasado, este film también desea ilustrar parte de la historia italiana del siglo pasado en un período que transcurre entre la segunda década y los comienzos de los años 80. El film es visto a través de la visión de Peppino Torrenuova (Francesco Scianna), el personaje central de la historia que representa el alter ego del realizador.
Si bien el guión de Tornatore está inspirado en sus memorias de infancia, adolescencia y su actuación como persona adulta, sus vivencias personales quedan medianamente reflejadas. Aunque el relato no carezca de interés, la narración aparece un tanto desdibujada, sin alcanzar la dimensión emocional que debería merecer.
Intentando ilustrar un cuadro familiar que abarca a tres generaciones, Tornatore brinda un conjunto de viñetas esquemáticas que se van sucediendo sin gran envergadura dramática. Eso es debido a varios factores, entre ellos, el hecho de que el relato cuenta con demasiados personajes que al no estar suficientemente desarrollados impiden aportar el sentimiento que los anima. El montaje del film tampoco es satisfactorio contribuyendo a que su duración de dos horas y media resulte considerablemente más larga. Los diferentes episodios políticos –surgimiento del fascismo, la declaración de la segunda guerra, el final de la misma, los movimientos masivos de inquietud social, las huelgas políticas, la concientización del protagonista con su afiliación al partido comunista y su posterior ambición política, la masacre de Salvatore Giuliano, la fuerza que adquiere la mafia siciliana-, aunque objetivamente importantes, están relatados como si se tratase de una telenovela anecdótica sin mayor vuelo creativo; en consecuencia, esta épica historia –sin duda bien intencionada- no llega a impactar, sobre todo para un público no italiano que no esté familiarizado con los hechos expuestos.
El relato adopta en algunas instancias el tono de realismo mágico y en otras un carácter nostálgico que si bien siempre estuvo presente en la filmografía de Tornatore (sobre todo en su mejor film, Cinema Paradiso) a veces llega a confundirse con un sentimentalismo artificialmente creado.
Para los roles más importantes, Tornatore acudió a actores prácticamente desconocidos (Francesco Scianna, Margareth Made, Lollo Franco, Nicole Grimaudo) y en cambio optó con nombres ya consagrados como Monica Belluci, Angela Molina y Michele Placido, Enrico Lo Verso, entre otros, para roles muy breves. En los aspectos técnicos, el film se ve favorecido por una muy buena reconstrucción de época, una lograda fotografía y la agradable música del conocido compositor Ennio Morricone.
El DVD se presenta en su versión original italiana subtitulada en inglés y como suplemento ofrece un corto de 14 minutos sobre algunos aspectos del rodaje del film.

ANIMAL KINGDOM. Australia, 2009. Un film escrito y dirigido por David Michod. (Entertainment One)
El título del film se refiere al reino animal que habita en la jungla de Melbourne como metáfora del poco conocido submundo criminal de esta ciudad australiana.

En un relato psicológico, con ciertos momentos de suspenso bien logrados, la ópera prima de Michod –ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Sundance del año pasado- impresiona como un documento que refleja el comportamiento de una familia criminal. La visión del realizador es decididamente nihilista dado que no ofrece redención alguna para sus personajes como tampoco permite vislumbrar un porvenir más alentador.

Joshua –apodado “J”- (James Frecheville), un ingenuo muchacho de 17 años acaba de perder a su madre por una sobredosis de heroína. Habiendo estado aislado del resto de la familia por razones que sólo su madre sabía y que después el público habrá de conocer, este adolescente no tiene más opción que comunicar la mala nueva a Smur Cody (Jacki Weaver), su abuela materna, quien lo lleva a su casa en compañía de sus otros tres hijos. El aspecto cariñoso de la mujer con respecto a su nieto contrasta con la realidad que prontamente J descubrirá. Su nuevo hogar, en esencia un nido de ratas, acabará definitivamente con su inocencia al comprobar que su tío Pope (Ben Mendelsohn), como líder, y sus otros dos hermanos Craig (Sullivan Stapleton) y Darren (Luke Ford) viven al margen de la ley; los tres están amparados por Smur, quien a pesar de su dulzura exterior manipulea con gran inteligencia el imperio criminal de su familia.

El elemento catalizador del film se produce cuando Baz (Joel Edgerton) quien es un brillante delincuente asociado y amigo de Ben, es abatido por la policía y éste decide vengarlo asesinando a dos inocentes patrulleros de la fuerza policial.

El relato que adopta la visión de J, transporta al muchacho en un viaje alucinante rodeado de gangsters en el que encuentra dificultades para saber dónde ubicarse; al sentirse acorralado, adopta un comportamiento ambivalente entre la lealtad que debe mantener hacia su detestable familia por un lado, y a la justicia por el otro, cuando es obligado a testimoniar ante un noble policía (Guy Pearce) que le brinda su protección.

En materia interpretativa Frecheville actúa correctamente aunque quizás le falta un poco más de expresividad para reflejar la inseguridad en que se mueve el personaje principal de la historia. Entre el resto del elenco sobresalen Weaver como la mujer con guantes de seda y manos de hierro para dirigir a su tribu, Mendelsohn animando al más peligroso criminal de la familia, y finamente Pearce como el decente detective que aunque impotente para actuar en el entorno que lo rodea está interesado en ofrecer a J la posibilidad de un mundo más seguro y confortable.
Es difícil presumir si el comportamiento de la familia de patológicos asesinos aquí descripta puede ser considerado como una muestra representativa de los bajos fondos de Melbourne; lo cierto es que este film se inspira en hechos que ocurrieron en esa ciudad hacia fines de la década del 80 y que el director, habiendo vivido allí entre 1990 y 2000, se sintió fuertemente atraído por el ambiente criminal de ciertos ámbitos de la ciudad. Más allá de esta disquisición, la pintura realista de Michod es en esencia triste donde casi todos sus personajes son seres detestables y corruptos en un medio donde la justicia parece no existir. Finalmente, y sin que se considere como una observación negativa a este logrado film, el relato no ofrece margen para distender la atmósfera sofocante en que transcurre.
Como material adicional el presente DVD incorpora los comentarios del director y miembros del elenco, el proceso de rodaje del film, el “detrás de la escena” y el trailer del film. Audio en ingles/francés, con subtítulos optativos en inglés.
IO, DON GIOVANNI. España-Italia, 2009. Un film de Carlos Saura (Métropole-Mongrel)

Una historia basada en la creación de la letra de Don Juan, la famosa ópera mozartiana, es lo que ofrece el veterano director español Carlos Saura en Io, Don Giovanni. Sin embargo, en esta ocasión la figura del genial compositor queda relegada a un segundo plano para enfocar como personaje principal a Lorenzo Da Ponte (Lorenzo Balducci), el libretista de esta composición lírica.

La primera parte del relato que comienza en 1763 describe a Da Ponte como un peculiar individuo. Nacido en Venecia y de origen judío, se convirtió posteriormente al cristianismo, llegando incluso a ser sacerdote; eso no le impidió haber sido padre de un hijo concebido por una de sus amantes, como al propio tiempo abrir un prostíbulo y llevar una vida licenciosa; finalmente, por arremeter contra la inquisición, el empedernido libertino es obligado a iniciar el camino del exilio

De este modo abandona su ciudad natal en góndola y llega a Viena donde mediante buenos contactos conoce al maestro Antonio Salieri (Ennio Fantastichini) quien fue el compositor del emperador; a su pedido escribe el libreto de Las Bodas de Fígaro y a través del vínculo con Mozart (Lino Guanciale) comienza una fructífera relación creativa que lo convertirá también en el autor de la letra de la ópera Don Giovanni; para tal tarea se basa en las aventuras amorosas de su viejo amigo Giacomo Casanova (Tobías Moretti) como su fuente de inspiración; demás está decir, que su propia existencia disoluta ya era bastante suficiente para cumplir su cometido dado que Da Ponte sintetizaba a la perfección las características personales del protagonista de la ópera.

Saura retorna con este film al campo musical, terreno que domina maravillosamente bien. Pero el proceso de creación artística, tema principal del relato, aunque bien intencionado no logra dramáticamente el vigor expresivo que Milos Forman obtuvo con el excelente film Amadeus.

Es en su aspecto formal donde residen los méritos de esta película, lo que permite compensar parcialmente la irregularidad de su narración. De este modo, el público aprecia una elegante producción; su impecable estilo queda reflejado en la excelente reproducción de época, la muy favorable impresión visual de lo que el gran director de fotografía Vittorio Storaro ha sabido captar y, por supuesto, la esplendorosa música de Mozart para regocijo de los melómanos.

LIBERTÉ Francia, 2009. Un film de Tony Gatlif (Seville, E1 Entertainment)
Tony Gatlif, el director francés que enarbola la causa de la población gitana, presenta en este film un dramático relato exponiendo sus dolorosas experiencias durante la nefasta ocupación alemana en el régimen de Vichy. La trama que tiene lugar en 1943 relata la odisea de una familia gitana que llega a un pequeño pueblo para la cosecha, en ocasión en que el nomadismo dentro del territorio francés estaba prohibido; ahí será acogida por el alcalde de una pequeña ciudad (Marc Lavoine) y por una institutriz (Marie-Josée Croze) quien secretamente participa de la resistencia. El film se nutre de las relaciones establecidas entre los anfitriones y sus huéspedes con especial referencia a los esfuerzos que la profesora realiza para escolarizar a los niños de esta familia.
Aunque hay cierta lentitud como también ciertos clisés en la narración, lo cierto es que el humanismo y sensibilidad de su historia contribuyen a atenuar esas limitaciones. En todo caso, lo que sobresale es la odisea y sufrimiento de este pueblo en las difíciles circunstancias que debe atravesar así como el infatigable espíritu de libertad y de dignidad que lo anima. En los principales roles se distinguen Marc lavoine, Marie-Josée Croze, James Thiérée y el niño Mathias Laliberté.
La banda audio del DVD es en francés con subtítulos optativos en francés e inglés

RAPT. Francia, 2009. Un film de Lucas Belvaux. (Métropole-Mongrel)
Un episodio que ocurrió en Francia en enero de 1978 –el caso del barón Edouard-Jean Empain- sirvió de inspiración al director belga Lucas Belvaux para realizar un impecable drama que además de explorar el mundo del circuito financiero, igualmente analiza con habilidad las consecuencias de un secuestro.

Cambiando los nombres, aquí Empain pasa a ser Stanislas Graff (Yvan Attal), el presidente de una importante compañía multinacional que inesperadamente y a plena luz del día es secuestrado al salir de su mansión parisina por un grupo de delincuentes excelentemente organizados para que la operación resultara exitosa; sus captores exigen la suma de 50 millones de euros como recompensa para devolverlo vivo.

Sin desperdicio y con una magnífica economía de recursos para que no haya nada de más ni de menos, el relato se desarrolla en dos niveles. Por un lado se observa cómo es tratado Graff durante su encierro; así, desde el primer día sus captores deciden cortarle uno de sus dedos para enviárselo a las autoridades y reafirmar de este modo que no tendrán contemplación alguna para disponer del secuestrado en caso de no cumplirse con las exigencias de lo solicitado dentro del plazo fijado. En ese contexto, el relato describe adecuadamente la gran humillación y tortura que sufre este hombre. El otro aspecto de la historia, gira en torno del ambiente exterior donde la policía trata de actuar directamente contra los delincuentes mientras que la señora de Graff (Anne Consigny), viviendo el sufrimiento y la ansiedad de rescatar vivo a su marido, realiza grandes esfuerzos para reunir el dinero demandado por los raptores. Simultáneamente con esos acontecimientos, las revistas dedicadas a chismear comienzan a divulgar aspectos oscuros de la personalidad de Graff resaltando sus hábitos de jugador empedernido así como revelando su vocación donjuanesca y la posesión de un departamento para sus relaciones amorosas. De esta forma, no es solamente el largo período de cautiverio lo que habrá de sufrir Graff sino también su caída en desgracia cuando las repercusiones sociales de su conducta afectan su intimidad personal y familiar para quedar finalmente en absoluta soledad con la excepción de su perro que quedará como su único amigo.

Belvaux ha efectuado una disección estupenda de un secuestro a través de un fascinante relato donde además de haber efectuado un excelente estudio psicológico de su principal personal ha logrado una atmósfera de satisfactorio suspenso y obtenido un un nivel meritorio del elenco, especialmente por parte de Attal.

El DVD es presentado en su versión original francesa con subtítulos opcionales en inglés.

LE PERE DE MES ENFANTS. Francia, 2009. Un film de Mia Hansen-Love. (Métropole)
Esta excelente coproducción franco alemana de la joven directora Mia Hansen-Love que fue uno de los mejores filmes presentados en la sección oficial del festival de Cannes de 2009 y obtuvo el premio especial del jurado, es un drama realista basado en el productor de cine francés Hubert Balsan quien fue un hombre apasionado del séptimo arte y factor clave en la carrera profesional de algunos renovadores cineastas como Theo Angelopoulos, Claire Denis, Elia Suleiman, entre otros. Si en apariencia contiene los ingredientes para conformar un lloroso melodrama, la directora evita caer en la tentación y ofrece en cambio una obra de ficción que no deja a nadie indiferente.

El guión escrito por la sensible realizadora enfoca a Grégoire Canvel (Louis-Do de Lencquesaing), un productor de cine independiente, que aparentemente tiene todo para ser feliz, comenzando con una maravillosa familia constituida por su adorable mujer (Chiara Caselli), la hija mayor adolescente (Alice de Lencquésaing, quien lo es también en la vida real) y otras dos de menor edad (Alice Gautier, Manelle Driss), una magnífica residencia ubicada en los suburbios de París y sobre todo una carrera profesional que le apasiona grandemente como dueño de una productora independiente donde tiene a su cargo financiar un cine artístico dirigido por nuevos y talentosos realizadores.

Como bien es sabido una persona no es rica porque dispone de mucho dinero sino porque necesita menos. Eso es lo que Grégoire, un completo “workaholic” no alcanza a vislumbrar; sin quererlo o quizás no estando completamente consciente de lo que hace, el amor que experimenta por su trabajo constituye la causa de sus problemas al estar envuelto en películas que aunque de calidad, comercialmente no alcanzan a cubrir sus costos. Al irse endeudando progresivamente, llega un momento en que sus compromisos lo van asfixiando financieramente cuando no alcanza a cubrir los salarios de su compañía y las deudas contraídas por la filmación lo llegan a saturar en forma desmesurada. Como si fuera poco, su alienación al trabajo hace que en el terreno personal descuide a su hermosa familia que lo necesita afectivamente; así, incluso en los interludios íntimos de fines de semana rodeado de su núcleo querido, su carácter hiperactivo y dinámico le impide desprenderse de su teléfono celular y en última instancia de sus compromisos de trabajo. Cuando ciegamente recurre al desesperado acto del suicidio porque no sabe cómo responder a la deuda millonaria en la que está embarcado, este hombre desaparece del mundo sin haber sabido disfrutar de la vida al no tener en cuenta del valor más preciado que poseía como lo fue su familia.

La segunda parte del filme plantea la forma en que su mujer e hijas viven el impacto de su muerte; en tanto que su hija mayor resiente que su padre no pensó en el daño que causaría a su familia, su mujer procura emprender la hazaña imposible de tratar de resucitar a la empresa que su esposo tanto quería.

El film refleja el comportamiento cultural de los grandes centros urbano al reflejar cómo la forma agitada, tumultuosa e irracional de los métodos de trabajo de la generación actual, hace que el hombre se convierta en una máquina inconsciente adosada a un aparato telefónico ambulante o a una computadora, no dándose cuenta de que el tiempo lo está devorando y le impide gozar de las cosas simples que la vida le ofrece. Por esa razón, “El Padre de mis Hijos” además de ser un conmovedor retrato de familia donde los sentimientos emergen a flor de piel, constituye también una humana lección de vida.

El DVD se presenta en su versión original francesa con subtítulos optativos en inglés.

WALL STREET –Money Never Sleeps-. Estados Unidos, 2010. Un film de Oliver Stone(Fox Home Entertainment).
e Este film es una continuación de “Wall Street” (1987) donde Oliver Stone relató una interesante historia desnudando al cinismo, la ambición desmesurada y la codicia de individuos que estando en el centro del mundo financiero internacional manejaban las finanzas en forma especulativa y que a través de mentiras, estafas y transacciones financieras que equivalían a una clara delincuencia económica defraudaron la confianza del ciudadano corriente invirtiendo sus ahorros en acciones o fondos mutuos bursátiles. El símbolo de la pobreza moral señalada estaba representado por el personaje de Gordon Gekko que ahora, vuelve al ruedo dentro del marco de una economía que terminó haciendo burbujas en Septiembre de 2008.

Michael Douglas que había ganado el Oscar al mejor actor como Gekko sigue caracterizando al mismo personaje donde después de haber salido de la cárcel por defraudación bursátil, se encuentra ahora completamente desprotegido del mundo que lo solía amparar. Nadie desea recibirlo, ni su hija Winnie (Carey Mulligan), ni sus antiguos colegas que estaban a su lado y que han continuado amasando fortunas durante sus años de ausencia; con todo su ostracismo no durará mucho debido a que la prisión le sirvió para inspirarlo en escribir un libro –“¿Es Buena la Codicia?”- que se convierte en best seller y le permite albergar esperanzas para jugar nuevamente un papel clave en Wall Street. Paralelamente a esta situación Jake Moore (Shia LaBeouf), un brillante joven “broker” que vio caer en desgracia a su querido protector (Frank Langella) que terminó suicidándose, desea vengarse contra sus rivales más astutos que a través de infundados rumores contribuyeron a hundirlo en ese particular universo de Wall Street. Siendo el novio de Winnie, Jake se aproxima a Gekko para que lo ayude a llevar adelante su plan, ofreciéndole a cambio de actuar como intermediario para acercarlo a su hija que no puede perdonarle los delitos cometidos en el pasado.

Aunque la historia es ciertamente convencional, el argumento es un pretexto para que Stone demuestre que a pesar del derrumbe financiero y de las medidas adoptadas para contrarrestar las causas que lo han producido, todo sigue como era entonces y no hay mucho para aguardar que se produzcan cambios dramáticos en la actuación de los principales responsables de este triste juego. Obviamente, para no ser pesimista, después de haber mostrado la conducta soberbia del despiadado Gekko, Stone quiere redimirlo hacia el final convirtiéndolo en un hombre bondadoso; pero ese desenlace color de rosa es poco creíble dado que la naturaleza del personaje no permite redención alguna.

Tal como aparece, el film está elegantemente realizado y se deja ver con agrado permitiendo que Douglas -metido en la piel de Gekko- brinde nuevamente una inobjetable caracterización de ese personaje perverso y amoral. Por su parte, LaBeouf satisface como el idealista y entusiasta “trader”, en tanto que Langella ofrece profesionalismo y calidez en un papel de apoyo. La excelente fotografía de Rodrigo Prieto aprovecha muy bien los exteriores de la ciudad de Nueva York. En resumen, el film es un buen entretenimiento que le permite a Stone reflejar cínicamente la descarnada deshumanización del mercado financiero más importante del mundo.

Agregados: Comentario de Oliver Stone y un breve corto sobre la personalidad del personaje de Gordon Gekko. Audio: Español, Francés, Inglés. Subtítulos: Español, Inglés.


LOOKING FOR ERIC. Gran Bretaña-Francia. Un film de Ken Loach. (E1 Entertainment)
Aunque Looking for Eric no sea un gran film, de todos modos es una amable y satisfactoria comedia dirigida por Ken Loach, que merecía haber sido estrenada en la pantalla grande; al no haber sido así, al menos en Canadá, esa omisión queda reparada por la aparición del DVD lanzado al mercado hace pocos días.

En esta oportunidad el comprometido director británico deja de lado el drama social para centrarse en una comedia costumbrista donde un hombre maduro (Steven Evets) sobrellevando una difícil situación familiar, encuentra en la figura fantasmal de Eric Cantona –el ex campeón delantero del Manchester- a su gran consejero espiritual que lo hace salir del pozo en el que se encuentra, logrando restituir su confianza y autoestima. Esta bonita fantasía ha sido realizada con fineza y suficiente fluidez para evitar que su ritmo decaiga y cuenta además con buenas interpretaciones de Cantona -interpretándose a sí mismo- y Evets. Sin alcanzar el nivel de trascendencia de “The Wind that shakes the Barley”, que hace cuatro años logró en Cannes la Palma de Oro, de todos modos el film resulta muy grato de presenciar y ratifica una vez más la calidez, humanidad y el toque de distinción que Loach imprime a sus relatos, en este caso respaldado por el solvente guión de Paul Laverty, su eficaz guionista y colaborador habitual.

El DVD es presentado en su versión original inglesa con subtítulos optativos en francés y también en inglés para quienes tengan problemas de audición.


THE KILLER INSIDE ME. Estados Unidos, 2010. Un film de Michael Winterbottom (E1 Entertainment)
Este film del director británico Michael Winterbottom es de inusitada violencia y decididamente no recomendable para espectadores con estómagos delicados. Sin haber sido estrenado en Canadá, pasa directamente al video a través de su reciente edición en DVD por parte de E1 Entertainment. Presentado en el Festival de Sundance, -donde no fue bien recibido- y posteriormente exhibido en el de Berlín, esta película está basada en la novela del mismo nombre de Jim Thompson publicada en 1952 y se centra en un sheriff adjunto de una pequeña ciudad de Texas, quien oculta en su personalidad un incontenible ansia de matar que lo conducirá a eliminar incluso a quienes le quieren o sienten afecto por él. Ese es el caso de una de sus primeras víctimas que es una amante prostituta y que luego de hacerle el amor en forma apasionada no tiene empacho alguno para asesinarla a puñetazo limpio, en una de las escenas más crueles y desagradables que se haya filmado para el cine. De allí en más se sucede otra serie de crímenes donde el siniestro psicópata se siente obligado a seguir matando para ocultar sus repudiables hazañas anteriores.

Es innegable que Winterbottom es un buen director que trató de trasladar la novela original en la forma más fidedigna posible; sin embargo, describiendo la brutalidad gráfica de un monstruo como la del individuo de referencia no llega a crear la necesaria tensión o suspenso que pudiera haber justificado su gratuita violencia. Además, el contenido misógino de esta historia respecto al abuso recibido por sus personajes femeninos deja bastante que desear. A su favor, existe una buena recreación del ambiente y la época en que transcurre –mediados del siglo pasado-, así como una buena actuación de Cassey Affleck como el criminal y de Kate Hudson y Jessica Alba, entre otros nombres del reparto.

Como material suplementario, el DVD ofrece el “making of” del film -a través de la exposición de Affleck, Hudson y Alba- así como su trailer. La banda sonora es en inglés y francés con subtítulos optativos en ambos idiomas.

CINE EN LA PLAZA

Comentarios de Jorge Gutman

ANOTHER YEAR. Gran Bretaña, 2010. Un film de Mike Leigh
Mike Leigh, uno de los directores más importantes de Gran Bretaña y comprometido en abordar aspectos sociales de su país con especial referencia a las clases menos favorecidas, deja de lado esa temática para ofrecer en Another Year una comedia dramática costumbrista que en esencia destaca cómo la felicidad no llega a todo el mundo por igual. Basándose en unos pocos personajes muy bien descriptos, el film refleja la dicha de un matrimonio muy bien avenido y la desdicha de algunos amigos y familiares con quienes les toca alternar.

El relato que transcurre a lo largo de un año se divide en 4 capítulos correspondientes a las diferentes estaciones aunque la época del año en que transcurre la acción no llega a influir mayormente en su contenido temático.

Tom (Jim Broadbent) –un geólogo- y su esposa Gerri (Ruth Sheen) conforman un matrimonio londinense de aproximadamente 60 años. Después de más de tres décadas de vida en común, se los observa como dos seres cuyo cariño y profundo afecto se ha ido solidificando a través del tiempo; el núcleo familiar queda integrado con Joe (Oliver Maltman), el único hijo soltero abogado de 30 años que vive separadamente y cuya relación con sus padres es todo lo armoniosa que cabría de esperar; a través del relato se contempla cómo Tom y Gerri se sienten satisfechos al comprobar la buena elección que ha hecho su hijo cuando les presenta a su agradable novia Katie (Karina Fernández).

El film fundamentalmente se desarrolla a través de sucesivas escenas donde se tiene la oportunidad de ver cómo el matrimonio se interrelaciona socialmente con los personajes que Leigh utilizó para expresar los estados de esperanza, dolor, pena, soledad y fraternidad que experimentan. El más importante de todos ellos es Mary (Lesley Manville), una mujer de 50 años que trabaja como secretaria en la misma clínica médica donde se desempeña Gerri. Habiendo tenido una sola y frustrada experiencia matrimonial a una edad muy joven, ella vive ahora en un completo estado de ansiedad y altibajos emocionales tratando de encontrar la compañía de un hombre que le proporcione el amor y la ternura que necesita desesperadamente. Ese neuroticismo llega en determinadas circunstancias a causar cierta incomodidad a Tom y Gerri cuando al ser invitada a su hogar, Mary evidencia una conducta que en algunas circunstancias resulta poco agradable. Otro personaje es Ken (Peter Wight), un viejo amigo de Tom, quien soltero e inclinado a la bebida guarda algunos rasgos comunes con Mary en lo que se refiere a la necesidad de afecto, así como su vulnerabilidad e inseguridad. El cuadro se completa con Ronnie (David Bradley), el hermano de Tom quien acaba de perder a su mujer y se encuentra bastante deprimido por su soledad, a pesar de tener un hijo (Martin Savage), prácticamente intratable, de quien está completamente distanciado.

Leigh considera a todos los personajes con afecto y les nutre de una vibrante humanidad, hecho que no resulta extraño porque es la característica emergente en toda su filmografía. También, como es habitual en él, logró convocar a prestigiosos actores que no actúan sino que viven con máxima naturalidad lo que cada uno de sus roles les exige; a pesar de que la actuación no puede ser más homogénea, se destaca la interpretación de Manville que suscita grandes elogios por la composición que ha hecho de Mary, una mujer patética que es consciente de la vacuidad de su existencia y que se esfuerza vanamente por escapar del opresivo rincón en que se encuentra.
Si alguna observación merece este film es que el personaje de Mary monopoliza la atención prácticamente de casi todo el relato dejando a otros un poco marginados. Ese es el caso de Janet (la gran actriz Imelda Staunton) quien asiste a la clínica médica por padecer de un severo insomnio; a pesar de la riqueza expresiva de ese personaje, el mismo desaparece después de la primera secuencia del film sin que se llegue a saber nada más sobre su suerte.

Más allá de la objeción apuntada, el público asiste a una interesante crónica de la vida ordinaria y sentimientos que animan a las personas aquí descriptas. Sin alcanzar el nivel de sus obras maestras como Secrets and Lies (1996) y Vera Drake (2004), Leigh logra un film respetable ilustrando la cara sonriente y el lado oscuro de la felicidad humana sin entrar a juzgar porqué la varita mágica de la dicha no alcanza a todos por igual.

BLUE VALENTINE. Estados Unidos, 2010. Un film de Derek Cianfrance
No hay fórmula que pueda determinar eficientemente el éxito de una buena relación de pareja a lo largo del tiempo. Si a nivel individual el ser humano puede estar sujeto a cambios anímicos negativos debido a una carencia de satisfacción personal que se refleja en alteraciones de su conducta, las posibilidades son aún mayores cuando se trata de dos personas adultas conviviendo bajo un mismo techo a través de varios años. Precisamente, ese es el tema de BLUE VALENTINE que enfoca a un joven matrimonio que después de cierto tiempo de casados exhibe serias grietas en su relación tornando irreversiblemente la vida en común. Si bien, directores de la talla de Ingmar Bergman y John Cassavetes trataron inteligentemente en algunos títulos de su filmografía la desintegración de una relación conyugal, en este caso Derek Cianfrance -en un auspicioso debut como director- logra transmitir un impacto emocional capaz de sensibilizar marcadamente a un público amante de filmes adultos.

El guión del director en colaboración con Joey Curtis y Cami Delavigne utiliza los flashbacks para exponer los altibajos experimentados por el matrimonio integrado por Dean (Ryan Gosling) y Cindy (Michelle Williams), los dos personajes centrales. Entre momentos presentes y pasados el espectador -como si estuviese espiando por el ojo de la cerradura- pasa a ser un testigo oculto de lo que acontece en la intimidad conyugal de esta pareja.

Al comienzo del film, después de seis años de vida en común ya se alcanza a detectar que hay algo que no marcha bien en el hogar de esta pareja. Así, cuando la amada hijita (Faith Wladyka) pierde a su perrito, el desconsuelo que siente origina un motivo de fisura para sus padres. Para tratar de enmendar la situación, Dean propone a Cindy ir a un hotel por horas con el propósito de revivir la energía sexual de otros tiempos. Sin embargo, el resultado no es el que cabría de esperar cuando ella le revela a su esposo haber encontrado casualmente a un antiguo amante (Mike Vogel) y él se enfurece. En oposición a los momentos de desencanto, frustración y distancia afectiva de estos personajes, la memoria los hace retroceder en el tiempo, mostrando cómo ambos llegan a conocerse y el modo en que Dean conquista amorosamente a Cindy tocando con su ukelele y cantando una canción mientras ella baila al compás de la misma. ¿Cómo es posible que donde hubo pasión sólo queden cenizas?

El relato no trata de explicar las causas que concurren en la disolución de la pareja ni tampoco toma partido por ninguna de las dos partes. Precisamente, porque no ofrece explicaciones simplistas o esquemáticas, la notable calidad del guión deja abierta las puertas para que cada espectador pueda llegar a obtener su apropiada respuesta. Además de describir minuciosamente a sus personajes, el relato apela a detalles de aparente menor importancia pero indudablemente significativos para atreverse a conjeturar qué es lo que pudo entorpecer o malograr la relación a través del tiempo. Por ejemplo, la diferencia de ambiciones entre las partes constituye un factor fundamental que puede traducirse en resentimiento y eso posiblemente sea la razón por la que Cindy deseó la separación; así, ella –una sencilla enfermera- no pudo llegar a seguir la carrera de medicina que tanto deseaba por el embarazo no planificado de su hijita; además, no puede contemplar a su marido que aunque cariñoso, sensible, ingenioso y buen padre de familia, carece de iniciativa y se conforma con lo que está haciendo en un trabajo sin mayor futuro, en parte por no haber terminado su ciclo de enseñanza media ni tampoco por aspirar a un mejor nivel de formación y consecuentemente de empleo.

En una historia donde lo que más trasciende es la evolución emocional de sus personajes, tanto Gosling como Williams alcanzan niveles de interpretación inimaginables de superar. A la riqueza de la historia se une la labor de estos excepcionales actores que apartándose de los arquetipos tradicionales logran transmitir la profundidad de dos seres que habiendo encontrado alguna vez el amor, lo pierden de manera lamentable.


NOSTALGIA DE LA LUZ. Chile-Francia-España-Alemania, 2010. Un film de Patricio Guzmán
Patricio Guzmán, uno de los directores más comprometidos políticamente, ha realizado un muy buen documental donde tratando de demostrar que la memoria no puede ni debe desaparecer porque sin ella prácticamente no tendría vitalidad la existencia humana, ofrece una analogía entre el mundo de la astronomía y los crímenes cometidos por uno de los regímenes más perversos que asoló a Chile en el no muy lejano pasado histórico.

Aunque hasta el presente no se conocía la faceta de Guzmán como un gran aficionado a la astronomía, lo cierto es que desde su infancia tuvo una predisposición natural para curiosear, asombrarse y deleitarse con el conocimiento del universo. Ese hecho lo ha inspirado para que su documental tenga lugar en el desierto de Atacama, ubicado a tres mil metros de altura sobre el nivel del mar y donde los astrónomos de diferentes lugares del mundo se congregan para observar las estrellas; esa zona constituye una de las regiones más secas del mundo y cuenta con un límpido aire que permite, gracias a un gigantesco observatorio internacional allí instalado, apreciar la transparencia del cielo y llegar a vislumbrar los confines del universo.

La primera parte del film se concentra en resaltar los valores astronómicos de la zona donde a través de la fluida narración efectuada por su autor la audiencia se impone de la tarea realizada no solamente por los astrónomos sino también por arqueólogos quienes beneficiados por la sequedad del suelo debido a su absoluta falta de humedad pueden detectar restos humanos bien preservados de exploradores, mineros y momias. Ese hecho permite el enlace con la segunda parte del relato; el mismo, decididamente más dramático y horroroso, alude a los cadáveres de los desaparecidos prisioneros que fueron víctimas de la sangrienta dictadura de Augusto Pinochet y que allí fueron sepultados. De este modo se asiste a una de las más extrañas ironías expuestas por el director, donde por un lado los científicos utilizan el lugar para determinar la posibilidad de una vida extraterrestre, mientras por el otro se asiste a la triste y penosa labor realizada por un grupo de personas vinculadas con aquellos individuos ejecutados, tratando de ubicar los cuerpos o huesos de sus seres amados.

Ciertamente, la tarea abordada por Guzmán es meritoria en su intención de relacionar pasado y presente mediante una dimensión decididamente cósmica. Aunque esa analogía no siempre llega a funcionar por completo, de todos modos en su mayor parte es lo suficientemente válida como para que el enjundioso documental proporcionado por el cineasta merezca amplio respeto.

Con una narración tradicional, el film se enriquece por la presencia y manifestaciones de varios personajes parlantes como el de un viejo arqueólogo, un joven astrónomo y otro amateur, una hija de desaparecidos que fue criada por sus abuelos, un hombre que ha sobrevivido a varios campos de concentración, y dos mujeres que durante 28 años remueven la tierra con sus palas para tratar de encontrar los esqueletos de sus familiares asesinados.

En este documental de indudable contenido poético, el director ha logrado un film que tiene como objetivo conseguir que la memoria colectiva de su país natal no llegue a transformarse en lamentable amnesia y evitar el riesgo de que la trágica experiencia de la sangrienta dictadura militar pueda repetirse.

THE DILEMMA. Estados Unidos, 2011. Un film de Ron Howard
El dilema de este film puede asemejarse a la misma situación de indecisión que se le planteó al director Ron Howard para abordar el tema que plantea. Howard dudó entre seguir la fórmula de una liviana comedia con situaciones absurdas y un humor al estilo que acostumbra brindar Judd Apatow, o bien abordar un tema dramático enfocando una situación ética en la relación mantenida entre dos grandes amigos. A fin de cuentas, el dilema de Howard nunca terminó de resolverse y el resultado final es una comedia completamente chata e irrelevante.

La historia a primera vista despierta interés presentando a Ronny (Vince Vaughn) y Nick (Kevin James), como dos grandes amigos de larga data que además son socios comerciales en el diseño de motores de automóviles. Mientras que Ronny es un recalcitrante soltero que aún no se anima a dar el paso decisivo de formar un hogar con su novia Beth (Jennifer Connelly), Nick está felizmente casado con Geneva (Winona Ryder). Sin embargo, las apariencias resultan engañosas cuando Ronny que ya estaba dispuesto a comprometerse con Beth, descubre por azar que Geneva engaña a su amigo con otro hombre (Channing Tattum). Si el planteo del film intriga en sus primeros 15 minutos sobre lo que habrá de pasar, lo que continúa a lo largo de su hora y media restante no es más que la continuada indecisión de Ronny sobre cómo comunicarle a su amigo tal hallazgo. Cuando ya se dispone a hacerlo, el guión presenta situaciones imprevistas -pero sin mayor interés- por las que se encuentra imposibilitado a revelarle la verdad.

Si como comedia el film carece del humor necesario para ser disfrutado, tampoco funciona como drama porque su tópico central -hasta qué punto un buen amigo puede interferir en la intimidad conyugal del otro sin conocer todos los detalles- termina siendo banalizado. En algunos casos la combinación de diferentes géneros puede funcionar, pero en este caso esa fusión no resulta satisfactoria. En última instancia, el guión de Allan Loeb es el punto más débil del relato y los actores aunque correctos –sobre todo Vaughn y Ryder en un rol poco simpático- deben resignarse a caracterizar personajes poco creíbles sin poder rescatar al film de su mediocridad.

BARNEY’S VERSION. Canadá, 2009. Un film de Richard J. Lewis
Mordecai Richler, fallecido en 2001, ha sido uno de los escritores canadienses más renombrados, cuya producción literaria incluye, entre otras obras, diez novelas, varias colecciones de ensayos, libros infantiles y una media docena de guiones para el cine. Su última novela “Barney’s Version” publicada en 1997, que para muchos de sus lectores es la mejor de su producción, ha sido trasladada a la gran pantalla en un satisfactorio guión de Michael Konyves que refleja el espíritu y la intencionalidad de su autor.
El film exuda calidez y a pesar de que su protagonista no es un personaje simpático o querendón, logra la adhesión de una audiencia que encuentra en Barney Panofsky –un hombre de familia judía que nació y se crió en Montreal- a un antihéroe plagado de defectos pero también dueño de considerable humanidad. Como su título lo indica, la historia que aquí se relata es la versión que este personaje decide contar sobre sus experiencias a lo largo de casi cuatro décadas de una existencia que, si en apariencia puede resultar común y corriente, no está exenta de vicisitudes fuera de lo ordinario debido a su singular personalidad.
¿Qué es lo que motiva a Barney (Paul Giamatti) dar a conocer las memorias de su vida? Lo hace para acallar las acusaciones de un declarado enemigo que publicó un libro que no lo deja bien parado; se trata de un detective (Mark Addy) que durante años tuvo a su cargo investigar la misteriosa desaparición del gran amigo de Barney (Scott Speedman), a quien muchos creen que él lo asesinó
Barney retrocede en el tiempo para rememorar, entre otros hechos, su agitada vida sentimental. Así, en 1974 durante sus años de juventud y bohemia que pasó en Roma, es engañado por Clara (Rachelle Lefevre), una ligera trotamundos con quien estaba vinculado sentimentalmente, que le hace creer que él es el padre de la criatura que está gestando; moralmente impulsado a casarse con ella, su matrimonio prácticamente concluye antes de haberse iniciado por la infidelidad de su esposa. Al regresar a Montreal, se relaciona con una mimada millonaria de la colectividad judía (Minnie Driver) que es una autoritaria e insoportable parlanchina a la que Barney no llega a tolerar, y que a pesar de todo se convierte en su segunda esposa; sin embargo, esta unión tampoco habrá de durar dado que en la misma noche de su fiesta de bodas, se enamora a primera vista de Miriam (Rosamund Pike), una de las invitadas, con quien finalmente encuentra su verdadera felicidad y que llega a ser la mujer de su vida y madre de sus dos hijos.
Lewis dirige con acierto y delicadeza las peripecias de su protagonista, a veces cómico, otras un tanto patético, en circunstancias egoísta y oportunista, pero también carismático y tierno en determinadas ocasiones. En tal sentido, Giamatti ha sabido transmitir las alternativas y altibajos de un obstinado y colorido arquetipo que a través del tiempo va adoptando diferentes facetas, tal como Richler lo ha concebido en su compleja novela. El elenco que lo rodea es muy bueno pero a fin de destacar un nombre merece señalarse el del veterano Dustin Hoffman quien se luce como el padre de Barney, un ex policía jubilado que llega a gravitar fuertemente en su vida y de quien nuestro protagonista hereda las características más apreciables y positivas de su personalidad. Interesante es de observar el simpático gesto de David Cronenberg, Atom Egoyan y Denys Arcand –los más prestigiosos realizadores canadienses- al prestar su colaboración como actores en fugaces escenas del film.
El film a través de su historia aborda algunos aspectos vinculados con la identidad judía, los efectos perniciosos de ver una amistad malograda y ciertos conflictos morales que vive Barney con el paso del tiempo. En líneas generales, el resultado es un relato ingenioso y entretenido que conduce a un desenlace altamente emotivo; lo más importante es que al final de esta historia, el espectador logra encariñarse con la contagiosa vitalidad del irascible Barney, gracias a Giamatti y, obviamente, a la riqueza que Richler otorgó a la figura central de su novela.





TRUE GRIT. Estados Unidos, 2010. Un film escrito y dirigido de Joel y Ethan Coen
Este film es una nueva versión del realizado en 1969 por Henry Hathaway, que le valió el primer y único Oscar al popular actor John Wayne por su desempeño como un indomable alguacil que debe ubicar a un despiadado asesino.

Se impone la pregunta si acaso era necesario volver a considerar el mismo tema, especialmente si se tiene en cuenta el buen recuerdo dejado por el desaparecido actor. En vista del tratamiento dispensado por los hermanos Joel y Ethan Coen, la respuesta es afirmativa. Se ve que el western les sienta muy bien a estos famosos hermanos y con la seriedad que merece el género, el mismo es abordado con las características distintivas que los distinguen. Además, con el tradicional celo puesto en la adecuada selección de los actores, los Coen han obtenido en Jeff Bridges a un intérprete que sin replicar o copiar al bien recordado Wayne, impresiona admirablemente en la forma en que se sumerge en la piel de Rooster Cogburn, el personaje principal de la novela homónima de Charles Portis en que se basa el relato.
Para quienes no han visto el film de Hathaway, cabe mencionar que su historia gira en torno de Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una adolescente de Arkansas de 14 años con una madurez muy superior a las jovencitas de su edad, quien embebida por su sed de justicia, está empecinada en ubicar y enfrentar a Tom Chaney (Josh Brolin), el criminal responsable de haber matado salvajemente a su padre. Para lograr su propósito, contrata los servicios del irritable alguacil Cogburn con el fin de que la ayude a encontrar al fugitivo asesino; en esta aventura se incorpora LaBoeuf (Matt Damon), un agente de los Rangers del estado de Texas que tiene sus propias razones para localizar a Chaney.
Con la historia relatada por Mattie, el público tiene la grata sorpresa de apreciar la capacidad de Steinfeld, una actriz joven y muy buena que transmite con justeza las características de una heroína feroz, desenvuelta y resuelta a vengarse del criminal; su determinación la convierte en un personaje agradable y fácilmente identificable. Así, en las primeras escenas del film resulta sonrientemente placentero observar su firmeza en el manejo de sus asuntos financieros al negociar con un experimentado comerciante de caballos (Dakin Matthews). Posteriormente demostrará su coraje y valentía en la azarosa aventura que le toca participar junto a Cogburn y LaBoeuf al irse internando en el vasto territorio indígena del oeste americano del siglo 19, época en que transcurre la acción.
Bridges después de haber ganado este año un Oscar (Crazy Heart) al mejor actor, vuelve a brindar otra estupenda caracterización de un personaje que tuerto de su ojo derecho y adicto a la bebida resulta pendenciero, gruñón y quejumbroso; pero a pesar de su temple de acero exterior es capaz de guardar un profundo sentimiento de afecto y ternura al ir asumiendo una figura paternal hacia Mattie. Cabe aclarar que como Rooster Cogburn habla mascullando, la poca claridad de sus palabras impide que pueda comprenderse todo lo que está diciendo y, como consecuencia, se pierde parte del diálogo para quienes no dominen el inglés perfectamente; sin embargo, esta observación no va en detrimento del film porque sin duda, Bridges brinda una composición excelente de lo que la novela original exige de su personaje.
Aunque el final es predecible, los Cohen han guardado para las últimas secuencias un logrado dramatismo de relativa violencia cuando se produce el aguardado enfrentamiento con el asesino que es miembro de la banda de malevolentes liderada por Lucky Ned Pepper (Garry Pepper).
Desde un punto de vista técnico, los factores de producción son excelentes tanto en lo que concierne a su estilo visual como a la excelente fotografía de Roger Deakins (en especial las magníficas escenas nocturnas) y la buena música de Carter Burwell.
Sin ser una excepcional película, True Grit es un muy buen western que satisfará a los amantes del género y al público que persiga una muestra de calidad.

RABBIT HOLE. Estados Unidos, 2010. Un film de John Cameron Mitchell
El director John Cameron Mitchell ofrece con Rabbit Hole un film excelentemente realizado, con una interpretación de primer nivel y un guión impecablemente escrito por David Lindsay-Abaire, basado en su propia pieza de teatro que obtuvo el premio Pulitzer en 2007.

El duelo producido por la muerte de un hijo ha sido ya tratado en numerosos filmes; sin embargo lo que distingue al presente de los demás es que la historia aquí se desarrolla ocho meses después de que la desgracia haya tenido lugar y a partir de entonces se ve cómo la misma va repercutiendo en el matrimonio formado por Becca (Nicole Kidman) y Howie Corbett (Aaron Eckhart).

Uno de los méritos del film es la forma en que está construido. Lentamente uno se acerca a la intimidad del duelo del matrimonio. En un principio es poco lo que trasciende del drama, pero a medida que el metraje va avanzando quedan completamente perfiladas las personalidades de Becca y Howie así como la manera diferente en que cada uno de ellos va ajustándose a la nueva situación reinante. Ella trata de eliminar cualquier vestigio que surja del niño de 4 años que ha perdido su vida atropellado por un automóvil; sin embargo, se resiste a encontrar confort o consuelo dado que existe algún mecanismo inconsciente que la vuelve contra sí misma tratando de agudizar más su angustia; su marido, en cambio, a pesar de la pena en común que sobrellevan, trata de adoptar una actitud positiva aunque siempre manteniendo intacta la presencia del niño ausente. En esa diferente vivencia descansa la esencia del film, convirtiendo al espectador en un observador objetivo de acontecimientos que llega a comprender claramente como el sentimiento de culpa, rabia e impotencia que los anima, la causa de las recriminaciones y reproches mutuos que surgen, el sarcasmo latente frente a situaciones específicas, la desorientación y frustración de cómo seguir manteniendo las relaciones conyugales cuando una de las partes no está aún preparada para hacerlo y la forma cómo el matrimonio, separadamente, se vincula con el mundo exterior.

El relato contiene un considerable número de escenas en donde el acercamiento del público con los protagonistas del drama es total. Así, en el marco de un grupo de gente afectado del mismo problema que asiste a sesiones de terapia para encontrar consuelo entre sus integrantes, una madre aduce que Dios quiso llevar a su hijo para tener un ángel a su lado; irónicamente, Becca le responde que si así hubiera sido, Dios –que todo lo puede- habría podido crear su propio ángel en lugar de arrebatarle a su vástago. Otra situación de impactante tensión se produce cuando Nat (excelente Dianne Wiest), la madre de Becca, tratando de consolar a su hija le señala que ella mismo perdió a un hijo; cuando Becca le responde que las comparaciones no proceden porque al menos el muchacho tenía 30 años y murió por sobredosis de droga, Nat le hace ver que para una madre lo que cuenta es la muerte del hijo independientemente de su edad y/o de las circunstancias en que se produce el deceso.

Kidman, que ya obtuvo un Oscar en 2003 por su memorable papel en The Hours, nunca estuvo mejor que en este film. Tratando de no reflejar exteriormente su duelo, aparenta su angustia a través de una sonrisa nerviosa que trasluce el sentimiento de una persona que trata de contener el cúmulo de emociones que la envuelve con fortaleza. Eckhart es otro de los artífices de este film y responsable de haber logrado que su personaje despierte la conmiseración y respeto del público como el marido que a pesar de la gran pérdida sufrida, siente un inmenso amor por su esposa y realiza lo imposible para no caer en la tentación de vincularse sentimentalmente con otra mujer (Sandra Oh) que acude al grupo de terapia. La sorpresa del film es el debut del joven actor Miles Teller quien conmueve como el adolescente que experimenta un paralizador sentimiento de culpa por haber conducido el vehículo que causó la muerte del niño; su interacción con el personaje de Kidman, que origina las escenas más reveladoras del film, permite que su actuación resulte altamente sincera y conmovedora.

Es un placer contemplar hoy día un film que tenga la habilidad de tratar a la audiencia con respeto e inteligencia; apartándose de situaciones irreales o rebuscadas, el relato enfoca con gran sensibilidad un tema adulto y complejo que a la vez deja al espectador considerable material para su reflexión. En resumen, éste es un film maravilloso desde cualquier ángulo que se lo juzgue y constituye uno de los mejores que el cine haya mostrado desnudando la intimidad de un matrimonio después de una desgracia irreparable.

THE FIGHTER. Estados Unidos, 2010. Un film de David O’Russell
Aunque en apariencia este film podría ser considerado como uno más del género deportivo, el boxeo es aquí un factor instrumental al servicio de una historia que trata de reflejar los fuertes lazos familiares y el modo en que gravitan en el comportamiento de sus integrantes. Inspirado en la historia verdadera del campeón pugilista de peso mediano Micky “Irish” Ward (Mark Wahlberg) y su hermanastro Dicky Eklund (Christian Bale), lo que aquí se aprecia se parece más a un cuento de hadas que a una historia real aunque, claro está, nadie puede negar la evidencia de los hechos.

Un inconveniente del film es que los primeros 40 minutos –poco más de su tercera parte- luce desprolijo y deshilvanadamente estructurado, lo que conspira para que uno se adentre bien en lo que se está relatando. Afortunadamente, lo que continúa después resulta menos diseminado y mejor enfocado de modo tal que se sigue con interés lo que sucede en el seno de la familia Ward.

La historia que transcurre en Lowell, Massachusetts, presenta a dos hermanastros unidos en un fuerte lazo que además del familiar incluye también el profesional. Dicky alguna vez tuvo cierta gloria como boxeador pero eso pertenece al pasado; adicto a la droga, mantiene un comportamiento inestable aunque su mayor preocupación es lograr que Micky, su hermano menor y también inclinado al boxeo, llegue a triunfar y para ello se desempeña como su entrenador.

A pesar de que en el cine se han visto muchísimos filmes sobre este deporte, el director David O. Russell está más interesado en mostrar y retratar con detalle la familia de clase obrera a la que Micky y Dicky pertenecen, también integrada por 7 hermanas que tiradas en un sofá prácticamente no hacen nada salvo mirar la televisión, y la madre Alice (Melissa Leo) quien es extremadamente autoritaria y maneja con absoluta determinación a todos sus vástagos. En este núcleo familiar decididamente disfuncional, el más cuerdo y menos delirante de todos es Micky, aunque eso no es óbice para que esté fuertemente influido por su madre y prácticamente siga sus consejos, que incluyen el asesoramiento de Dicky en materia deportiva.

La nota dramática del film surge en el enfrentamiento que se produce entre Alice y Charlene (Amy Adams), la novia de Micky. Observadora de la extraña familia de su novio que casi pierde su vida en un torneo, ella lo convence de que siga su carrera sin la dependencia de su hermano. Todo eso induce a que el relato se centre fundamentalmente en el conflicto de lealtad de Micky entre seguir siendo fiel a su familia, a pesar de que no sería lo más pertinente y juicioso, o bien atender al consejo de Charlene que como persona moderada y madura representa la voz de la razón.

De no haber sido una historia real, uno podría aguardar un final completamente diferente a lo que se presencia. Sin embargo, a veces la realidad se comporta como una novela rosa y es así que Micky logra que los fuertes lazos hacia su clan familiar no se aflojen y a la vez llega a un happy end en su relación sentimental con Charlene.

Aunque la crónica de familia es lo más destacable de esta verdadera historia, también el film exhibe algunas peleas deportivas capaces de satisfacer a los amantes del género; en tal sentido, Micky es capaz de sorprender cuando al principio de una contienda todo parece irle mal y en los rounds finales recobra una inesperada energía que lo convierte en triunfador.

En un balance global, el film aunque nunca llega a gravitar emocionalmente resulta atractivo, especialmente por el nivel de su elenco. Walberg anima muy bien a Micky, un hombre vulnerable que se encuentra cercado cuando tiene que decidirse entre su novia y su familia; Adams también satisface con su dulzura y femineidad; pero lo que aquí se impone es la actuación de Leo como la mujer de fuerte instinto maternal que no permitirá que nadie ocupe su lugar, así como la extraordinaria interpretación de Bale quien –físicamente irreconocible- transmite toda la fuerza de un personaje perturbado, emocionalmente inestable a la vez que sensible y simpático, queriendo entrañablemente a Micky y anhelando que éste pueda llegar a ser profesionalmente todo aquello que él no pudo lograr.

THE KING’S SPEECH. Estados Unidos-Australia, 2010. Un film de Tom Hooper
Un elegante y estilizado drama de época es The King’s Speech, donde una vez más se prueba que es posible realizar una obra artística que a la vez sea altamente entretenida para el gran público. La película constituye otro importante trampolín para el sobrio actor Colin Firth quien, así como lo hiciera el año pasado en A Single Man, vuelve a confirmar sus condiciones de gran intérprete caracterizando a quien sería el rey de Inglaterra.
El film resulta tan interesante como lo fue The Queen al permitir que el público se familiarice con los entretelones de la familia real británica, en este caso la figura de George VI. Bastante antes de ser monarca y ocupando el segundo lugar en la línea de ascendencia al trono, el entonces príncipe Albert (Firth) debía pronunciar discursos protocolares; nada resultaría anormal si no fuese porque sufría de marcadas disrupciones en la fluidez de su expresión verbal cuando tenía que dirigirse públicamente y, como es de comprender, esa deficiencia le producía incomodísimos contratiempos; ésa es la situación que se aprecia en las primeras secuencias cuando Albert debe pronunciar un discurso en la Exposición del Imperio Británico de 1925. Su mujer Elizabeth (Helena Bonham Carter), quien llegaría a ser la reina madre de la actual soberana, fue incuestionablemente su gran apoyo moral tratando infructuosamente de buscar la solución con varios eminentes médicos; al no lograrla, ella recurre a Lionel Logue (Geoffrey Rush), un especialista australiano en la materia, a pesar de que en un comienzo su marido se muestra fuertemente reluctante a someterse a las técnicas sugeridas por el mencionado foniatra para dominar su tartamudez.
Esencialmente, el guión de David Seidler enfoca la relación –a veces irregular- establecida entre estos dos hombres donde la jerarquía nobiliaria desaparecería por completo cuando su súbdito se dirige al futuro soberano como “Bertie”, su sobrenombre para el circuito familiar.
Aunque el film deja traslucir que la infancia del príncipe a merced del autoritario padre George V (Michael Gambon) pudo haber sido la causa de su defecto -a pesar de que hoy día la ciencia atribuye el problema a una condición neurológica con un fuerte componente genético-, el relato pasa revista a los episodios vinculados con su hermano Edward (Guy Pearce) cuando hereda la corona después de la muerte de su padre en Enero de 1936 y posteriormente la situación inesperada que se impone cuando el nuevo soberano es obligado a abdicar al haber tomado la decisión de casarse con la dos veces divorciada Wallis Simpson (Eve Best) de quien estaba profundamente enamorado. De esta manera, queda sellado el destino de “Bertie” al convertirse en George VI; de allí en más sus alocuciones serían más frecuentes e importantes y en consecuencia cada vez adquiriría mayor gravitación la presencia de su foniatra.
A pesar de que todo gire en torno a la dificultad de “Bertie”, el director logra un muy buen relato realizado clásicamente, que cautiva fácilmente al espectador al ofrecer fluidamente notas de indudable interés en la camaradería creada entre el soberano y su terapeuta vocal.
Son dos los momentos de mayor atracción que ofrece esta historia. Uno es el que tiene lugar durante los ensayos del rey y de Logue en la Abadía de Westminster, horas antes de ser coronado. La otra secuencia de intensidad dramática y emocional se produce cuando en Septiembre de 1939 George VI debe dirigirse por radio a sus súbditos para comunicarles que Gran Bretaña ha entrado en guerra con Alemania. Ese momento es humanamente conmovedor viendo al foniatra “dirigiendo” a su alumno, a medida que difunde su discurso armoniosamente fraseado y con clara y solemne voz; con la banda sonora del segundo movimiento de la Sinfonía No. 7 de Beethoven, da la impresión de asistir a un concierto donde Logie es el maestro de orquesta en tanto que el monarca asume el rol del músico que sigue cuidadosamente sus indicaciones frente al micrófono.Firth sale absolutamente airoso del desafío impuesto por su complejo personaje y seguramente será uno de los cinco candidatos nominados al Oscar como mejor intérprete por su notable desempeño y así lo fuera es muy posible que lo gane. También habrá que destacar el trabajo de Rush, quien es igualmente merecedor de un Oscar en un rol de apoyo; dentro de las dimensiones de su personaje, ofrece una gran interpretación del hombre que en más de una oportunidad tiene que lidiar con el cambiante humor de su paciente y poner a prueba su paciencia para finalmente llegar a forjar una gran amistad que duraría toda la vida; su eficiente terapia, a pesar de no haber eliminado por completo el tartamudeo de su paciente, permitió que el rey venciera su timidez, ganara confianza y autoestima y pudiera reinar con determinación durante los difíciles años de la Segunda Guerra.