4.9.13

FESTIVAL DE FILMES DEL MUNDO: FILM POLACO GANA PRIMER PREMIO

El jurado presidido por el director checo Jiri Menzel otorgó el Grand Prix des Amériques a Chce Siez Zyc (Life feels Good/ La vie est belle), el Premio del Jurado fue para A Thousand Times Goodnight de Noruega, en tanto que la película turca Eve Donus Sarmakis 1915 (The Long Way Home/ Le longue chemin à la maison) fue la ganadora en la competencia de primeras obras. Film costarricense Puerto Padre obtuvo el segundo lugar en esta última competencia.
Crónica de Sergio Martínez

En general tanto el público como los críticos que asistieron a la Festival de Filmes del Mundo de Montreal se mostraron satisfechos con la calidad de las películas seleccionadas este año, tanto en las secciones competitivas como en las secciones fuera de concurso, mirada al cine del mundo y documentales. Por cierto es muy probable que las preferencias que uno como crítico pueda tener, no son siempre coincidentes con las del jurado. Nuestra preferencia para el premio principal iba por uno de dos filmes que considerábamos de gran factura: el belga Het Vonnis (The Verdict / Le verdict) del realizador Jan Verheyen; y por otro lado el film estadounidense The Red Robin (Le rouge-gorge) del director Michael Z. Wechsler.
37ª edición del

Al final Verheyen fue reconocido con el premio al mejor director pero su film no fue el galardonado, aunque se trataba de un muy bien logrado thriller judicial con importantes ribetes éticos también: Luc, ingeniero con un brillante porvenir, casado con una hermosa mujer, padre de una chica de 7 años asiste a una fiesta de la compañía para la cual trabaja y en la cual se perfila que sea quien suceda al presidente pronto a retirarse. A la salida, la mujer se baja del auto para comprar pan en una tienda automatizada, al entrar a ella es violentamente asaltada a punto que muere allí mismo, en el intertanto el marido, inquieto por la tardanza de su mujer va hasta la tienda y es también golpeado violentamente por el asaltante, la chica ve esto desde el vehículo, sale de él para ir donde su padre y en ese momento es atropellada por otro coche y muere instantáneamente. Ese es el comienzo del film, Luc, ya recuperado, reconoce al asaltante en el prontuario que le muestra la policía. Se trata de un delincuente habitual y peligroso. El sujeto es arrestado y su defensa la toma una abogada de la defensoría pública ya que como delincuente el tipo no tiene ingresos declarados. Empieza el juicio, pero para sorpresa de todos, por un error de procedimiento—la orden de arresto no fue firmada por el procurador general—el brutal asesino queda en libertad. A partir de ese momento, Luc piensa sólo en una cosa: tomarse revancha del asesino de su mujer e indirecto causante de la muerte de su hija. La mayor parte del film se centra a partir de entonces en el debate judicial y ético ¿hasta dónde puede alguien hacerse justicia por sí mismo?

The Red Robin por su parte es un bien hecho drama que aborda un quiebre en la relación familiar cuando Nathaniel Shellner, un veterano médico psiquiatra, reconocido por su trabajo científico, es confrontado por uno de sus hijos durante una reunión familiar, pues parece tener convincente evidencia de que habría utilizado algunas de las técnicas de control mental, en manipular la mente de sus propios hijos. El hecho que Shellner había trabajado con soldados que venían de Vietnam y luego había llevado su investigación al servicio de la CIA, tienden a ahondar la duda en todos los miembros de la familia. Hay sin embargo un nuevo vuelco que hace las cosas aun más imprevisibles. Shellner en un momento dice una frase que queda resonando: “Un monstruo que quiere a sus hijos y su familia, es de todos modos un monstruo…”

Los dos filmes canadienses en competencia (hubo otro que era co-producción con Francia) no dejaron una marca muy duradera, aunque Marcel Sabourin que hace el rol del padre senil en L’autre maison compartió el premio al mejor actor. De los dos filmes, L’autre maison dirigido por Mathieu Roy es el más rescatable, aunque su final con imágenes que aluden a un cierto misticismo fue innecesario. La maison du pêcheur de Alain Chartrand por su parte aunque bien recibida por cierto público, adolece de una falta de profundidad en el desarrollo de sus personajes. La película se ambienta en 1969, en Percé durante el verano, cuando un grupo de activistas nacionalistas intentan ganar adeptos entre los trabajadores locales. Chartrand sin embargo trata la trama de un modo maniqueo en el cual malos y buenos son presentados de un modo unidimensional. Los “buenos” por cierto son los activistas que al año siguiente protagonizarán un hecho de sangre: el secuestro y posterior asesinato del ministro Pierre Laporte, acción efectuada por el llamado Front de Libération du Québec (FLQ). Aunque los activistas en el film utilizan un lenguaje incendiario, en el fondo no tienen una formación política ni una mayor claridad. La superficialidad del compromiso revolucionario lo retrata muy bien el personaje de una chica universitaria que cuando le preguntan si volverá el año próximo, responde que no sabe porque si bien “la revolución está de moda ahora, no se sabe que estará de moda el año próximo…”
Guillermo Fallas, director de Puerto Padre, Zénit de Plata
(2º premio) en competencia de primeras obras

LA PRESENCIA LATINA
Como en otros años, hubo esta vez una interesante presencia de cine de América Latina así como de España. Dos filmes obtuvieron premios, La distancia más larga de Claudia Pinto Emperador fue votado como el mejor latinoamericano, en tanto que Puerto Padre de Gustavo Fallas obtuvo el segundo premio en la competencia de primeras obras. Workers, el film mexicano de José Luis Valle planteó un interesante paralelo en la vida de dos trabajadores, una la criada en la casa de una vieja dama que al morir deja toda su fortuna a su perra, el otro un aseador salvadoreño que al momento jubilar la compañía para la que trabaja descubre que en realidad él nunca regularizó su situación y como indocumentado no tiene derecho a pensión. Pese a que las historias son interesantes, su tratamiento narrativo no es muy exitoso y la película pudo beneficiarse de un mejor montaje. Tanta agua, un film uruguayo dirigido por Ana Guevara y Leticia Jorge aunque aborda una temática interesante, la de un padre divorciado que trata de conectarse emocionalmente con sus hijos a los cuales saca fuera de Montevideo por el fin de semana, termina siendo tedioso por una excesiva lentitud y deficiente edición.

De Brasil sin embargo vino un film sumamente interesante, A memoria que me contam (Memorias que me cuentan) de Lucia Murat y que se centra en las reflexiones e intercambios que tiene un grupo de revolucionarios de los años 60 que combatieron armadamente contra la dictadura y que ahora se reúnen con motivo de la enfermedad terminal que afecta a una carismática militante de ese tiempo. Haciendo un novedoso contrapunto entre la generación de los viejos militantes y la de los jóvenes hijos o novios de aquellos, el film aborda temas importantes en lo que fue la vida militante de ese tiempo, y por cierto llega a formular aquella pregunta que acosa siempre desde la sombra: ¿valió la pena? Sin duda un muy buen film.

Chile estuvo presente con un film de Esteban Larraín, La pasión de Michelangelo, basado en un real episodio durante la dictadura de Pinochet: el caso de un supuesto vidente, un muchacho de origen campesino que dice tener visiones de la Virgen y que en un momento dado es utilizado por el aparato propagandístico del régimen tanto para distraer la atención de la gente que ya en ese tiempo empezaba a montar protestas contra la dictadura, como para intentar validarse (la Virgen comunicaba que había que apoyar al gobierno militar). Un film que capta bien ese momento histórico y a su vez alude a las ambivalentes relaciones del muchacho con la Iglesia.

Puerto Padre, film costarricense en co-producción con México y dirigido por Guillermo Fallas se adentra también en la problemática social y familiar de un muchacho huérfano que llega a la localidad de Puntarenas en busca de trabajo. Acude donde su padrino, quien se revelará como un personaje con complicadas aristas. Un buen film que augura un buen futuro a su realizador.
 Claudia Pinto Emperador con parte de su equipo,
 al recibir premio como la mejor película latinoamericana
para su film La distancia más larga (Venezuela)


De España hubo un muy buen film en la competencia de primeras obras: Somos gente honrada de Alejandro Marzoa que alude de un modo muy agudo a la actual situación de crisis económica en España y como ella ha afectado a algunos empresarios medianos. Planteado como comedia, dos empresarios prácticamente arruinados que los fines de semana salen a pescar, en una de esas salidas encuentran un paquete flotando en la playa y cuando lo abren descubren que se trata de un cargamento de 10 kilos de cocaína de primera calidad. Después de ciertas dudas, deciden comercializarla, para lo cual ciertamente no tienen experiencia por lo que se asocian a un policía corrupto que dirigirá el trabajo. La mezcla de escenas cómicas y dramáticas de alguna manera retratan también la ambigüedad de la situación en que ambos—tipos honrados después de todo—se hallan.

Otro film español, un tanto inusual, ha sido El efecto K—El montador de Stalin dirigido muy imaginativamente por Valenti Figueres quien hizo también el guión con Helena Sánchez. Se trata de una fantasía creada en torno a un tal Maxime Stransky, a quien se lo presenta como íntimo amigo de Sergei Eisenstein y quien luego de incursionar en el cine se convierte en un agente secreto trabajando para los servicios de inteligencia de la URSS y en tal capacidad desempeñando importantes roles. El film es total ficción, sin embargo en base a referencias a hechos históricos como la crisis del 29, la guerra civil española y el asesinato de Trotsky, el realizador logra provocar una interesante reflexión sobre algo que pudo ocurrir en la misteriosa e imprevisible URSS de Stalin.

LO MEJOR, ESTE SOLO FILM JUSTIFICA EL FESTIVAL
Jiri Menzel, el celebrado director checo que tenía 28 años cuando hizo esa maravilla que fue Trenes rigurosamente vigilados (Oscar al mejor film extranjero en 1966) presidió el jurado del Festival de Filmes del Mundo, pero además trajo un gran regalo a Montreal, su más reciente film, Donšajni (Donjuanes) en el cual bajo el pretexto de hacer una suerte de crónica de los preparativos para montar la ópera Don Giovanni de Mozart por parte de una compañía en una pequeña ciudad checa, hace toda una observación minuciosa del arquetipo del Don Juan, mostrando sus lados simpáticos y de encanto así como los lados negativos de su personalidad y las consecuencias de sus actos. Al mismo tiempo hace una interesante referencia a la actual situación en su país en lo que hace a la atención que las nuevas autoridades y el nuevo sistema dan a la cultura. Este solo film justificaba haber estado en el Festival de Filmes del Mundo, se trató realmente de una obra maestra.

Y LO PEOR…

Aunque como señalamos en general la muestra del Festival de Filmes del Mundo de este año tuvo una mayor calidad que la de años anteriores siempre hay algunas películas que uno queda preguntándose cómo es que llegan a ser seleccionados, incluso uno puede preguntarse cómo es que llegan a hacerse… En nuestra propia evaluación si hemos de apuntar al film más malo de todo el Festival el “galardón” habría que dárselo al italiano L’amore e imperfetto (El amor es imperfecto) y parafraseando el título uno tendría que decir que la película es también imperfecta, más que eso, mal editada y con una historia descabellada. L’amore e imperfetto fue dirigido por Francesca Muci y estuvo en la competencia de primeras obras. Bueno, siendo así ojalá que la signora Muci quede ahí en sus afanes de hacer cine y no nos trate de endilgar una “segunda obra”. El film transcurre en dos períodos de tiempo, el presente y lo que ocurrió ocho años antes a la protagonista Elena, una bien parecida mujer de 35 años que luego de haber sido dejada por su anterior amor, en el presente se halla de pronto en la disyuntiva de dos relaciones muy diferentes, una con un hombre un poco mayor que ella y la otra con una jovencita mimada, neurótica y que era insoportable hasta para sus padres. Cómo Elena puede siquiera verse entregada a esa artificiosa relación lesbiana hace la historia completamente implausible. El montaje es a menudo abrupto y no siempre es fácil seguir la narrativa de por sí enredada. Fue sin duda lo peor del Festival.

Y LOS GANADORES
Gran Premio de las Américas:
Chce Siez Zyc (Life Feels Good / La vie est belle) de Maciej Pieprzyca (Polonia)
Premio Especial del Jurado: A Thousand Times Goodnight de Erik Poppe (Noruega)
Mejor Director: Jan Verheyen por Het Vonnis (The Verdict / Le verdict) de Bélgica
Mejor Actriz: Jördis Trebel por Westen (West) de Alemania
Mejor Actor (compartido): Marcel Sabourin (L’autre maison, Canada) y Peter Plaugborg (The Miracle, Dinamarca)
Mejor Guión: Maksim Panilof y Andrei Osipov por Ivan Son of Amir (Rusia)
Mejor Contribución Artística (compartido): Ask This of Rikyu de Mitsutoshi Tanaka (Japón) y Landes de François-Xavier Vives (Francia)
Premio a la Innovación: Feed Me de Yazhou Yang y Bo Yang (China)
Mejor Cortometraje: Help! De Jean Marboeuf (Francia)
Premio del Jurado: Wolsmelk de Hans Vercauter (Bélgica)
Zénits por las Mejores Primeras Obras
Oro:
Eve donus Sarkamis (The Long Way Home / Le longue chemin à la maison) de Alphan Eseli (Turquía)
Plata: Puerto Padre de Guillermo Fallas (Costa Rica-México)
Bronce: Finsterworld de Frauke Finsterwalder (Alemania)
Premios del público
Film más popular: Chce Siez Zyc (Life Feels Good / La vie est belle) de Maciej Pieprzyca (Polonia)
Film canadiense más popular: L’autre maison de Mathieu Roy
Premio Glauber Rocha para el mejor film latinoamericano: La distancia más larga de Claudia Pinto Emperador (Venezuela)
Mejor documental: Wagnerwahn (Los archivos de Wagner) de Ralf Pleger (Alemania)
Mejor cortometraje canadiense: 30-Love de Richard Stark
Premio de Fipresci (Jurado de la prensa cinematográfica internacional)
Competencia oficial: Westen (West) de Christian Schwochow (Alemania)
Primeras obras: Eve donus sarkamis (The Long Way Home) de Alphan Eseli (Turquía)
Premios del Jurado Ecuménico Chce Siez Zyc (Life Feels Good / La vie est belle) de Maciej Pieprzyca (Polonia)
Menciones especiales: A Thousand Times Goodnight de Erik Poppe (Noruega) y The Ferry de Shi Wei (China).

La 38a edición del Festival de Filmes del Mundo tendrá lugar el próxima año entre el 21 de agosto y el 1º de septiembre.