Comentario de Sergio Martínez
Justo a poco
tiempo de las elecciones presidenciales en Estados Unidos se estrena este film
dirigido por Ali Abbasi, con guión de Gabriel Sherman, y que enfoca los inicios
de la carrera empresarial de Donald Trump. El film no incursiona en las movidas
del magnate con posterioridad a los años 90, por lo tanto, no hay referencias a
sus pretensiones presidenciales, aunque en una oportunidad durante una
entrevista de prensa en que hablaba de cambiar el mundo, le preguntan sobre esa
posibilidad.
Son los finales
de la década de los 70 y Trump (Sebastian Stan) trabaja para su padre en la
compañía inmobiliaria que lleva su apellido y que posee varios edificios de
renta mediana en Nueva York. Aunque ostenta el título de vicepresidente de la
compañía, su trabajo no tiene mayor glamour y hasta tiene que lidiar con
arrendatarios hostiles u otros que ni siquiera se dignan abrir la puerta cuando
va a cobrarles el alquiler. Sin embargo, Donald ya tiene en vista horizontes
más amplios y la oportunidad se presenta cuando conoce al abogado Roy Cohn
(Jeremy Strong), conocido por sus agresivas actuaciones en los juzgados
neoyorkinos.
El abogado Roy Cohn (Jeremy Strong) le impartirá a Donald Trump (Sebastian Stan) importantes reglas que éste aplicará hasta hoy |
Cohn, un hombre de extrema derecha que habitualmente está litigando contra agencias gubernamentales tratando de revertir políticas liberales, se convertirá en el mentor de Donald y sin duda sus enseñanzas habrán de moldear en gran medida la conducta posterior de su protegido, en especial cuando lance su carrera política. En ese período de aprendizaje Cohn le había enseñado sus tres reglas de oro, que él mismo utilizaba en su práctica profesional. Primera: atacar, atacar, atacar; segunda: nunca admitir algo, negar siempre; y tercera: declarar victoria y nunca reconocer derrota. De alguna manera, estas reglas marcarán el patrón de conducta de Trump, tanto en los negocios, como en sus encuentros con la justicia y, por cierto, en política.
La aplicación de
estas reglas lleva además a una interesante situación con connotaciones
axiológicas e incluso epistemológicas: no hay verdad. O, mejor dicho, la hay,
pero siempre es mi verdad versus otras que reclaman también ser verdad. Una
interesante postura que, llevada hasta sus últimas consecuencias, hace
prácticamente imposible argumentar en un sentido medianamente coherente.
La película nos
traslada muy bien a los 80, marcado por las políticas económicas de Ronald
Reagan y la irrupción del SIDA como la gran amenaza de ese tiempo. Esta última
tendrá un importante impacto sobre quien ejerció esa enorme influencia formativa
sobre Trump.
El entonces joven Trump con Ivana (Maria Bakalova), su primera mujer |
Eventos que
impactan la vida personal de Donald Trump están bien reseñados en el film pero
siempre circunscritos a esa esfera particular, sin llegar a interferir en los
planes globales de Donald, la relación con su padre Fred (Martin Donovan), la
condición de fracaso que rodea a su hermano Freddy (Charlie Carrick) y, por
cierto, su primer matrimonio con Ivana (Maria Bakalova).
En el plano de
sus relaciones con las mujeres, el film retrata muy bien esa extraña adicción
de Donald por mujeres de un medio, si no abiertamente prostibulario, muy
cercano a él. Su primera mujer, Ivana, una mujer no particularmente atractiva,
ciertamente no de la belleza más refinada de su actual mujer, Melania, delata
que en ese tiempo de juventud a Trump parecía fascinarle un tipo de mujer de
bajo rango social.
Con su padre, Fred (Martin Donovan), no siempre estuvo de acuerdo |
El Aprendiz es
ciertamente un film que recomendamos porque presenta de un modo muy certero
“como se hace” un personaje que, desde el siempre escabroso mundo de los
negocios, se traslada a la política llevando consigo las mismas cue
stionables
prácticas que lo han convertido en un figura mítica para muchos. Las
actuaciones de los dos personajes principales son muy sólidas, Stan adopta muy
bien los gestos y maneras de Trump; Strong, por su parte, personifica
convincentemente al abogado Cohn en todo su exuberante despliegue de poder, y
luego también en su caída. Un enfoque muy crítico del personaje central, pero
sin caer en la superficialidad ni en la descalificación. Por cierto, este film
además provee un tópico de conversación para largo tiempo.
Duración: 120
min.
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