23.12.11

MISION CUMPLIDA

MISSION IMPOSSIBLE – GHOST PROTOCOL. Estados Unidos, 2011. Un film de Brad Bird

Comentario de Jorge Gutman


Aunque la popularidad de Tom Cruise se ha visto disminuida en los últimos años, Mission Impossible – Ghost Protocol trata de resucitarla; en efecto, dada la extraordinaria energía física que despliega en este film, demuestra que se encuentra en plena forma animando películas de acción. Por su parte el director Brad Bird -que dio muestras de su talento en el campo de la animación (Ratatouille, “The Incredibles)- en su primer film en vivo se adapta muy bien al propósito del relato permitiendo que Cruise disponga de la libertad de acción necesaria para que su actuación llegue a gravitar.


Este cuarto capítulo escrito por Josh Appelbaum y André Nemec, basado en la popular serie televisiva del mismo nombre, comienza con alto voltaje al presenciarse cómo el agente Ethan Hunt (Cruise) es liberado espectacularmente de una cárcel de Moscú gracias al manejo electrónico orquestado desde el exterior por Benji Dunn (Simon Pegg), uno de los hombres de su confianza; nunca se llega a saber porqué estuvo allí, pero eso poco parecería importar. Inmediatamente, es solicitado por la IMF (Impossible Mission Force) para una nueva tarea de la cual además de Benji, participa también la agente Jane Carter (Paula Patton). Esta misión tiene como propósito infiltrarse en el Kremlin para apoderarse de un expediente de Kurt Hendricks (Michael Nyqvist), un siniestro individuo capaz de lanzar armas nucleares que pueden extinguir a la humanidad. Pero la operación queda seriamente comprometida cuando después de que el grupo sale del Kremlin se produce una fuerte explosión donde gran parte del edificio queda destruido. Como consecuencia del atentado, y antes de que Rusia pueda atribuirlo a los Estados Unidos, el jefe de Ethan (Tom Wilkinson) le comunica que el presidente de la nación ha decidido considerar a la IMS fuera de circulación convirtiéndola en un “protocolo fantasma”. La respuesta de Ethan es contundente: con sus dos compañeros y el apoyo de William Brandt (Jeremy Renner) -un analista del Ministerio de Defensa-, saldrá a la caza del brutal asesino quien fue el causante de la detonación.


Lo que sigue encuadra dentro de los relatos del género donde además de acción se trata de generar alguna cuota dramática y cierta tensión al entrar en juego las relaciones de las dos grandes potencias. Como el argumento es completamente disparatado e inverosímil, para tratar de acomodarse al esquema del film es necesario dejar de lado cualquier pensamiento o raciocinio lógico, tratando a cambio de disfrutar del magnífico despliegue visual –tal como se lo contempla en IMAX- así como de alguno que otro momento de impacto dramático. Hay una secuencia que quita el aliento; la misma tiene lugar en Dubai cuando Ethan a 300 metros de altura va escalando con guantes adhesivos las paredes exteriores del Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo; a decir verdad, la filmación de esa escena, la cual ignoro si acaso fue real o generada por computadora, constituye un verdadero logro por el vértigo que produce y la consecuente tensión de ver cómo nuestro héroe logrará salvar su vida.


En líneas generales, el relato no se aparta de lo rutinario; lo que aquí se ofrece es un entretenimiento masivo con algunos momentos de oportuno humor y una constante acción traducida en una sucesión de corridas, saltos, vuelos humanos, persecuciones peligrosas, que a la postre se tornan repetitivas. En cuanto a la esencia dramática del film configurada por la posibilidad de un holocausto nuclear, los enemigos que Ethan debe enfrentar –el sanguinario Hendricks y una sugestiva asesina (Lea Seydoux)- están débilmente delineados por el guión como para que lleguen a causar pánico.


A nivel de interpretación, los actores se limitan a cumplir lo que el guión les provee donde sus personajes son descriptos de manera superficial y sin profundidad alguna. Excepción a la regla es Cruise quien ofrece una actuación absorbente; con su destreza, agilidad, entusiasmo y devoción logra que su personaje resulte atractivo y dinámico.


Para el placer de la vista la fotografía de Robert Elswit aprovecha acabadamente los escenarios de Moscú, Dubai y Mumbay donde la acción se desarrolla, en tanto que en la banda sonora la música Michael Giaccchino es muy buena e intercala el conocido tema central de la serie compuesta por Lalo Schifrin.


Conclusión: Un espectáculo para el lucimiento de Tom Cruise y al servicio del gran público que quiera disfrutar de un entretenimiento aceptable aunque no remarcable.

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