24.7.14

FESTIVAL DE CINE DE MONTREAL BAJO ATAQUE

Un duro intercambio entre Danièle Cauchard, directora general del Festival de Filmes del Mundo de Montreal (FFMM) y Monique Simard, directora de la Société de développement des enterprises culturelles (SODEC) una agencia del gobierno provincial de Quebec, ha dejado a mucha gente en suspenso en lo que en todo caso parece la trama para un mal film.
Comentario de Sergio Martínez


La disputa—hasta ahora llevada en las páginas del diario La Presse—viene a echar luz sobre un viejo problema en el marco del cual se desarrolla la actividad cultural en Canadá y—uno bien puede decir en la mayoría del mundo con excepción de Estados Unidos, donde el financiamiento de gran parte de la actividad artística y cultural se hace por corporaciones privadas—el problema al que aludimos es el que los organizadores y creadores de eventos culturales no siempre están de acuerdo con aquellos encargados de financiar esos eventos.

Como ya señalábamos, en Canadá y así en cada una de sus provincias, el principal mecenas de la actividad artística toma la forma de una agencia gubernamental, no muy diferente de las agencias que supervisan la producción agrícola o miden el impacto de la industria sobre el medio ambiente, en otras palabras, una burocracia.

Como los burócratas no están instalados en una suerte de Olimpo neutro ellos también son susceptibles de influencias de variados factores y a veces van a favorecer a algunas organizaciones sobre otras. Es lo que se infiere de una controvertida decisión por parte de SODEC que a su vez motivó la furiosa réplica de Mme. Cauchard. Según un informe de SODEC, esa agencia informó al FFMM en carta del 30 de mayo pasado que no financiaría la presente edición del festival. Esto vino a confirmar una decisión tomada anteriormente. El comunicado agregaba que “en la eventualidad de un plan para una rectificación financiera mayor y su correspondiente implementación por parte del Festival de Filmes del Mundo, SODEC aceptará estudiar una solicitud de asistencia económica para su edición de 2015”.
Serge Losique, presidente del FFMM y
Danièle Cauchard durante conferencia
de prensa en 2013



El tema se agitó nuevamente cuando en una entrevista aparecida en La Presse, la directora de SODEC hizo referencias críticas directas al FFMM especialmente a su gobernanza y la deuda acumulada que el festival arrastra por algunos años. La respuesta vino en la forma de una fuerte carta de Mme. Cauchard publicada en el mismo diario y titulada “Yo acuso”. En la misiva, entre otras cosas, Mme. Cauchard le recuerda a Mme. Simard sus propias fallas en materia de gobernanza, apuntando al hecho que en 2005 Monique Simard formó parte del consejo de administración de un festival de cine lanzado con el propósito de competir y eventualmente reemplazar al FFMM, evento que fracasó rotundamente y sólo tuvo una edición. Danièle Cauchard también acusa a la jefa de SODEC de presentar a los medios de comunicación cifras del festival de una manera sensacionalista para dar la impresión que el festival se halla en una situación financiera peor que la que realmente tiene, en circunstancias que por lo demás esos problemas financieros serían resultado de los propios cortes que SODEC infligió al festival en 2005: si SODEC hubiera mantenido ese año el nivel de apoyo que brindó en el período 2000-2004 el festival no tendría deuda, afirmó su directora. En lo que parece como la más seria acusación, la directora general del FFMM acusa a la directora de SODEC de discriminar contra el festival e incluso de utilizar dineros públicos (con los cuales paga sus viajes) para sabotear el festival en el extranjero.

El fuerte lenguaje de la carta de Mme. Cauchard lamentablemente ha tenido el efecto de hacer que mucha gente se centre sobre el tono de ella más que en su contenido (hasta este momento no ha habido ni una simple refutación de los puntos que ella presentó, aunque claro, quizás de un modo muy confrontacional) lo que es desafortunado porque ahora es el futuro de uno de los más importantes eventos culturales de Montreal el que se halla en riesgo y con ello, el rol de Montreal como un lugar de encuentro para amantes del cine que pueden gozar de una amplia muestra de la cinematografía mundial. Si eventualmente el FFMM desapareciera—como parece ser que alguna gente y ciertos miembros de prensa quisieran—sería una pérdida irreparable para la ciudad.

Pero en todo esto hay algo más que la mera disputa entre un festival y la burocracia que opera como financista o mecenas de las artes. Hemos tenido oportunidad de cubrir el FFMM desde 1980 y una de las cosas que llama la atención es la existencia de una velada actitud de negatividad hacia el festival por parte de algunos comentaristas. Otro colega nos señaló en una ocasión que ello se debería a que para algunos de esos québécois situados en un nacionalismo extremo (y que habría unos cuantos en los medios locales) ni el presidente del festival, Serge Losique ni Danièle Cauchard serían “suficientemente québécois”. El énfasis sobre el carácter internacional del festival con centenas de películas de todas partes del mundo (precisamente para nosotros su principal mérito) es percibido por algunos de esos críticos como un “dejar de lado el cine de Quebec”, ha habido incluso quienes de tanto en tanto critican que una gran parte de los filmes extranjeros vengan con subtítulos en inglés (una crítica obviamente injusta ya que no es culpa del FFMM que la mayoría de los productores extranjeros—incluyendo a los de América Latina—colocados ante la disyuntiva de tener que optar, porque además traducir y subtitular es un proceso caro, prefieran hacerlo en inglés porque esa lengua les ofrece mejores oportunidades de distribuir sus películas en los mercados mundiales).

Monique Simard, mandamás de SODEC
fue parte de fracasado festival
competidor en 2005
El tono de la carta fue quizás muy duro y eso ha permitido que sea explotado para atacar al festival a través de un orquestado esfuerzo por aislarlo haciendo aparecer a Monique Simard como víctima de un ataque personal, sin detenerse a examinar sus antecedentes de manera más exhaustiva en tanto burócrata del medio cultural. Por ejemplo que su designación, a fines de 2013, fue típicamente una designación política hecha por el gobierno provincial de ese momento. Mme. Simard fue diputada provincial del Parti Québécois entre 1996 y 1998 habiendo tenido que renunciar por su presunto envolvimiento en un escándalo de fraude en una elección municipal. A este momento ella ha logrado el apoyo de la actual Ministra de Cultura así como del consejo de administración de SODEC, pero algunos apoyos hacen a cualquiera sospechar sobre sus verdaderos motivos, el ejemplo más obvio en este caso es el de la carta de apoyo firmada por una serie de cineastas y productores de la provincia. Por supuesto que ellos tenían que alinearse con Mme. Simard, ¡si dependen de SODEC para financiar sus películas!

Según informes del diario La Presse, Mme. Cauchard había anunciado en febrero que este sería su último año como directora general del FFMM y de ser así será lamentable que su partida vaya a coincidir con un momento crítico para el festival. Más allá de la percepción que ciertos medios de comunicación han proyectado tanto de ella como especialmente de Serge Losique, presidente del festival (quien ciertamente no es una persona que despierte gran simpatía entre los periodistas, cosa que por lo demás a él tampoco parece importarle gran cosa) lo cierto es que su “criatura”, el Festival de Filmes del Mundo de Montreal (para cuya supervivencia Losique incluso ha hipotecado sus bienes, según somos informados) ha hecho una gran contribución a esta ciudad y no merece ser destruido simplemente porque a algunos burócratas no les gusta la gente que lo administra.

El FFMM tendrá lugar este año entre el 21 de agosto y el 1º de septiembre. Nadie sabe qué ocurrirá el próximo año. Una cosa sí es cierta: si no hay festival en 2015, todos los amantes del cine en Montreal seremos los perdedores.