21.9.23

CINE EN LA PLAZA: EL FESTIVAL DE TORONTO, MÁS GLOBAL QUE NUNCA (Parte 1: América Latina)

Crónica de Sergio Martínez

La 48a edición del Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF por sus siglas en inglés) llegó a su fin el domingo 17 de septiembre dejándonos una muy grata sensación en varios frentes. Por una parte, aunque en esta ocasión sólo estuve presente en los seis últimos días del evento, puedo afirmar que casi todas las películas que alcancé a ver —un total de diecinueve— fueron de gran calidad. Hay, sin embargo, otro aspecto que es necesario remarcar. Por mucho tiempo se criticó que el TIFF privilegiara demasiado a las producciones de Hollywood, en los hechos operando como plataforma de lanzamiento de filmes estadounidenses, en desmedro de las producciones internacionales. Pues bien, este año esa presencia internacional ha sido mucho más notoria. Por cierto, un factor a tener en cuenta ha sido la huelga de guionistas y actores en Estados Unidos, que resultó en la ausencia de las acostumbradas estrellas de Hollywood que atraían multitudes a las alfombras rojas en la calle King. Sin embargo, también hay que dar crédito a los esfuerzos genuinos de parte de los programadores de presentar una mayor diversidad, tanto en cuanto al carácter internacional de los filmes exhibidos, como también a dar mayor visibilidad a las directoras mujeres y —en el caso de la presencia canadiense— a las producciones originadas en los pueblos indígenas.

LA PRESENCIA LATINOAMERICANA

Los filmes latinoamericanos --muchos de ellos coproducciones como es hoy una práctica creciente y muy necesaria para afrontar los abultados presupuestos requeridos-- podemos caracterizarla como de gran calidad, reflejando además un interés por retratar las realidades de esas sociedades, de un modo muy franco, a la vez que creativo. Nótese también la presencia de varias mujeres cineastas.

A cielo abierto

Directores: Mariana Arriaga, Santiago Arriaga

(México-España)

A mi juicio, este fue el más interesante de todos los filmes latinoamericanos vistos en esta muestra. Aunque descrito como una historia de venganza, eso es casi como un buen pretexto para revelar algo más complejo: cómo esa incursión para matar al camionero que dos años antes chocó el automóvil donde viajaba el padre de Fernando y Salvador, se convierte en una prueba de madurez y desafío para cada uno de los jóvenes. Los dos hermanos son acompañados por Paula, hija del actual novio de la madre de los jóvenes.


Salvador, el menor de los vengadores, sufre su propia frustración,
pero como los otros, se pondrá a prueba en A cielo abierto













La muchacha tiene también un novio, pero Salvador, el adolescente de 14 años siente una secreta atracción por ella, a la que, en las noches desde una ventana, se deleita observándola cuando ella se desviste.

Durante el viaje y en especial al momento del desenlace de la tarea de venganza, puede verse como la experiencia vivida ha cambiado a cada uno de los jóvenes, y revelado también sus flaquezas y fortalezas.

Los colonos

Director:  Felipe Gálvez Haberle 

(Chile, Argentina, Francia, Dinamarca, Reino Unido, Taiwán, Suecia, Alemania)

Esta es la segunda película latinoamericana que más me ha impresionado, tanto por su desarrollo dramático, la fuerza de su historia y lo impactante de sus imágenes. Ambientada en la isla de Tierra del Fuego entre finales del siglo 19 y comienzos del 20, la cinta nos presenta una recreación del proceso por el cual ese territorio fue colonizado para introducir la crianza de ovejas. Para que ello ocurriera, sin embargo, fue necesario exterminar a la población indígena que la habitaba: los selknam y los onas.


Los colonos es una fuerte denuncia de cómo se
exterminó a los indígenas de Tierra del Fuego











Dos aventureros al servicio del terrateniente, uno un ex soldado escocés —que dice haber sido teniente del ejército británico— y el otro un estadounidense con experiencia en eso de “matar indios”, paradojalmente acompañados de un hombre joven, de raza mixta, blanca e indígena, parten en una excursión que cubrirá tanto la parte chilena como la argentina de la isla.  La tarea encomendada por José Menéndez —el dueño de esa gigantesca estancia que se extendía a través del territorio de los dos países— es muy clara: matar a todos los indígenas. La razón para esa drástica medida es que ellos cazan y se comen las ovejas (para los indígenas, carentes de la noción de propiedad sobre los animales, las ovejas eran legítimos objetos de caza).

El film es un crudo relato de cómo habría ocurrido el exterminio de los pueblos originarios de la Tierra del Fuego.

Un verdadero homenaje al valor
del cine, en 
La contadora de películas
La contadora de películas 

Directora:  Lone Scherfig 

(Chile, España, Francia)

Esta directora danesa encuentra en la novela de Hernán Rivera Letelier, un buen sujeto de adaptación con una historia que contiene aspectos de drama, pero también reseñas costumbristas de una actividad minera hoy ya desaparecida. Y lo importante, el resultado es muy grato de ver. Es mi tercera favorita en la categoría de películas latinoamericanas.

El film transcurre en una oficina salitrera (yacimiento minero) en medio del desierto de Atacama, en el norte de Chile.  Cuando un desafortunado suceso afecta la vida de la familia de María Magnolia (Berenice Bejo), ésta decide hacer un cambio muy decisivo en su vida el que a su vez impactará negativamente a su marido e hijos. En medio de esa situación, sin embargo, las habilidades de su hija María Margarita (Sara Becker) para contar las películas que ha visto en el cine de la aldea, la convertirán no sólo en una estrella local, sino también en una bienvenida fuente de ingresos para su familia.

La contadora de películas, además de contar una dramática historia de una familia de la clase trabajadora chilena, es un emotivo homenaje al cine y lo que este arte representaba para una pequeña comunidad como la de los trabajadores del salitre.

Tres historias convergen con humor y emotividad en
El sabor de la Navidad

El sabor de la Navidad 

Dir. Alejandro Lozano

(México)

En cuarto lugar, debo situar a esta muy simpática producción mexicana que es capaz de enfocar varios temas con una adecuada mezcla de humor, comentario social y cierto drama. En los días próximos a la Navidad, vemos el entrelazamiento de tres historias convergentes. Valeria (Mariana Triviño) está muy atareada en su servicio de comida preparada, con un pedido muy especial para los tradicionales festejos. La llegada de un ayudante le alivia en parte su trabajo, aunque le traerá otro problema. El encargo de cena navideña lo ha hecho una familia que a su vez tiene sus propias tensiones internas, aunque en esta ocasión una de las hijas hasta entonces distanciada, ha comprometido su asistencia, pero ha puesto una condición. En otro barrio muy diferente, en tanto, Chava le ha conseguido a su amigo Santi, un trabajo como Santa Claus en unos festejos que se hacen en un parque de la ciudad. A pesar de que Chava le adiestra cómo debe actuar para conseguir que más niños se fotografíen con él, Santi, aconsejado por su novia, aplicará su propia fórmula, la que tendrá inesperados resultados. Mientras en la casa familiar se espera la llegada de la cena, la presencia de la hija pródiga, Penélope, también generará nuevas tensiones.

Cuando finalmente las historias convergen, el resultado es muy de acuerdo con la ocasión, pero antes los personajes han pasado por las experiencias de dolores y frustraciones que sólo el espíritu navideño podría disipar. Una serie de historias bien narradas, con un final previsible, pero con un buen desarrollo y acertada fotografía que consigue resaltar tanto los aspectos cómicos como los dramáticos.

La idea de la muerte, desde
la visión de una niña indígena
Valentina o la serenidad  

Directora:  Ángeles Cruz 

(México)

Este film entrega una interesante mirada al tema de la muerte desde la perspectiva de los pueblos aborígenes. Cuando el padre de Valentina muere ahogado en un río cercano a la aldea de mayoría mixteca, la niña no queda completamente convencida de la finitud de la vida de su padre. Ella insiste en que quiere conversar con padre, que, para ella, vive en el río.

Se trata de una historia donde concurren los sentimientos de ternura y ese deseo ancestral de querer creer que la muerte, no es el fin de todo. Todo ello dicho desde la perspectiva de la niña.

Buen desarrollo narrativo y muy buena actuación de la chica.

El Rapto

Directora: Daniela Goggi 

(Argentina)

Situado en la Argentina que recién retornaba a la democracia, bajo el gobierno de Raúl Alfonsín, este film apunta al hecho que una vez que la dictadura llegó a su fin, gran parte de los integrantes de los llamados grupos de tareas, esto es, los comandos de militares y policías encargados de la represión quedaron desempleados y se dedicaron a hacer lo único que habían aprendido a hacer: secuestrar personas. Esta vez lo harán por dinero y no por motivos políticos.

El retorno a la democracia en
Argentina tuvo su faceta oscura

Julio, perteneciente a una familia judía, dueña de una sociedad comercial, regresa desde su exilio en España junto a su mujer e hijos, aun sin mucha claridad sobre su futuro. Los acontecimientos, sin embargo, definirán ese futuro por él, cuando su hermano Miguel es secuestrado, él no sólo debe asumir el manejo de la empresa, sino además conducir las negociaciones con sus captores. Una tarea que será muy complicada porque los secuestradores parecen tener conexiones a los más altos niveles.

Un interesante film en muchos aspectos, aunque en especial en la denuncia de esas secuelas de la represión.

El viento que arrasa 

Directora: Paula Hernández

(Argentina, Uruguay)

El Reverendo Pearson (Alfredo Castro) y su hija Leni (Almudena González) recorren las comarcas fronterizas del noreste argentino, intentando llevar su mensaje a los lugareños. Pearson, como muchos de estos predicadores, es un fanático y persigue su misión de un modo intransigente. Esto le crea más de algún conflicto, especialmente cuando por imprevistas circunstancias, termina varado en un aislado taller donde ha debido llevar su carro para ser reparado. Allí insistirá en llevar al hijo del dueño que tiene una severa deformación facial, a que consagre su vida a Dios. Ello le pondrá en una abierta confrontación con el padre, conocido como Gringo (Sergi López).


El fanático pastor y su hija, en 
El viento que arrasa

Entretanto, la joven Leni también entrará a cuestionarse la relación con su padre, a quien ha seguido devotamente, pero que ahora empieza a ver también desde otros ángulos. En este respecto es interesante hacer notar que, a diferencia de otros predicadores, Pearson no está en eso por el afán de hacer dinero a costa de sus fieles, su vida como predicador itinerante es más bien austera, pero el fanatismo será su problema.

Muy buena actuación complementada por una excelente fotografía, un factor muy importante al resaltar el imponente paisaje en el cual se mueven los personajes.

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