Comentario de Sergio Martínez
Esos años 50 del
siglo pasado, que según la percepción de la gente tenían un aura de conservadurismo
social, político y—por cierto—sexual, no son lo que este film retrata. Todo
parece muy normal para el matrimonio de Muriel (Daisy Edgar-Jones) y Lee (Will
Porter) quienes luego de que este regresara de la Guerra de Corea, decidieran
instalarse en un área rural de California. Ese estado de cosas cambiará cuando
el hermano menor de Lee, Julius (Jacob Elordi) hace su inesperada aparición.Lee, Muriel y Julius, compartiendo
un instante familiar
Desde el momento
mismo en que Julius se muestra con su torso desnudo sobre la cubierta del
automóvil sabemos que algo va a pasar entre él y su cuñada, en eso no hay sorpresa
ni el director (Daniel Minahan) intenta dárnosla. En los hechos, Julius con sus
maneras extrovertidas y su trato desfachatado contrasta con su austero hermano.
Ciertamente, características que parecen impresionar a una muchacha simple como
Muriel.
Sandra despertará una
dimensión desconocida en Muriel
Sin embargo, hay otra arista en la vida de Julius que le confiere a la historia un ángulo menos convencional. Mientras trabaja en un casino él va a entrar en una relación con Henry (Diego Calva), quien cuando lo deja lo hará ir en su búsqueda en México, claro está, la razón de ello no es sólo sentimental.
Muriel no estaba muy clara
en lo que perseguía
Muriel, por su
parte, encontrará una dimensión que para ella también estaba suprimida cuando
conoce a Sandra (Sasha Calle), aunque su incursión en este mundo desconocido
para ella le traerá algunos momentos amargos y la terrible indecisión respecto
del rumbo que dará a su vida.
Se puede decir
que en todas esas incursiones los personajes no logran concretar sus
aspiraciones, todas esas variaciones sexuales se presentan como promesas de
comienzos que al final no llegan a manifestarse del todo.
On Swift
Horses es un film interesante
en cuanto hace una vivisección de un período usualmente considerado como muy
previsible y conservador, sin embargo, también deja una sensación de promesas
inacabadas.
Duración: 119 min.