COSMOPOLIS. Francia-Canadá, 2012. Un film de David Cronenberg. Elenco: Robert Pattinson, Juliette Binoche, Mathieu Amalric, Samantha Morton, Paul Giamatti
El respetado cineasta canadiense David Cronenberg desilusiona con su último film Cosmopolis. Parte del problema reside en que el guión del cual es responsable, basado en la novela homónima de Don DeLillo publicada en 2003, no logra captar su contenido dando como resultado un film inerte que dista de estar a la altura de sus mejores trabajos como lo han sido, entre otros, A History of Violence (2005) y A Dangerous Method (2011).
El film tal cual ha sido concebido es una débil ilustración de la decadencia del sistema capitalista representada por la figura de su personaje central. Éste es Eric Parker (Robert Pattinson), un joven multimillonario de 28 años que se mueve en el mundo de las altas finanzas en donde hasta el momento no ha dado un paso en falso, aunque en el día en que transcurre la acción, todo está a punto de zozobrar según el informe suministrado por algunos de sus empleados.
La mayor parte del relato tiene lugar en la ostentosa limusina en que viaja Erik a través del centro de Manhattan acompañado de Torval (Kevin Durand), su guardaespaldas y jefe de seguridad, con el propósito de llegar a su peluquería favorita para un corte de pelo. El viaje se transforma en una suerte de infierno debido a que la ciudad se encuentra parcialmente cerrada al tránsito por una visita que realiza el presidente estadounidense creando dificultosos embotellamientos; además, las manifestaciones callejeras anticapitalistas agregan cierto malestar durante el recorrido, a pesar de que el viajero se encuentra completamente inmune a lo que está pasando. Todo el viaje está matizado por la aparición de varios personajes que subiendo y bajando del lujoso automóvil van actuando como interlocutores de Erik; entre algunos de ellos se encuentra su esposa (Sarah Gadon), su amante (Juliette Binoche) con la cual se relaja sexualmente, una gurú financiera (Samantha Morton) como también debe enfrentar a un enloquecido pastelero (Mathieu Amalric). Simultáneamente a estos hechos, Eric recibe un informe médico donde se impone que su próstata es asimétrica sin que él ni el público sepa lo que eso significa, a pesar de que ese comentario vuelve a repetirse a lo largo del film.
Como una parábola de la decadencia del capitalismo, el relato no ofrece nada nuevo respecto de lo ya visto en películas más serias, recurriendo a un diálogo pretendidamente filosófico pero que en última instancia resulta banal y aburrido. La última media hora del film decepciona aún más a través de una fatigosa conversación entre Parker y un frustrado antiguo empleado (Paul Giamatti) que lo amenaza, conduciendo a un desenlace insatisfactorio.
A nivel interpretativo, Cronenberg, inexplicablemente, se ha valido de Pattinson para animar a su personaje central. Si bien este actor goza de enorme popularidad por parte del público adolescente debido a su intervención como el vampiro de la serie Twilight, su actuación protagónica es decididamente mediocre; sólo se limita a repetir en forma monótona lo que el guión le indica, sin agregar la mínima expresividad o emoción al rol que desempeña.
Conclusión: A pesar de un tema de vigente actualidad, Cronenberg ofrece un relato anémico, dramáticamente poco atractivo, pobre en diálogos y con personajes decididamente huecos. Jorge Gutman
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