15.5.12

CINE EN LA PLAZA: EL RETORNO DE UN VIEJO VAMPIRO

Barnabas Collins, el personaje que tuviera todo un seguimiento de culto en la televisión de finales de los 60 y comienzos de los 70, retorna en una versión más cercana a la sátira en el film de Tim Burton.

Comentario de Sergio Martínez
La serie televisiva transmitida entre 1966 y 1971 tuvo un fiel seguimiento de parte del público televidente y para la cadena ABC, productora del show, fue un gran golpe que revirtió la baja audiencia que entonces tenía. En América Latina la serie también tuvo un considerable éxito. En general, tanto en Norteamérica como en el resto de los países donde se la exhibió, su éxito se debió en parte a su género, el terror, siempre atractivo para mucho público y porque además incorporaba elementos entonces poco utilizados por la televisión, como el hecho que los protagonistas, en especial el personaje central, no fueran necesariamente ni enteramente buenos ni enteramente malos. Como resaltando esa característica, todo giraba en un ambiente un tanto gris, como la atmósfera que entonces reproducía muy bien la televisión en blanco y negro.

La serie televisiva fue creada por Dan Curtis y el papel protagónico lo desempeñaba el actor canadiense Jonathan Frid. En total tuvo poco más de 1200 episodios y antes de la presente versión cinematográfica, tuvo otras dos, ambas dirigidas por Curtis: House of Dark Shadows (1970) y Night of Dark Shadows (1971). En 1970 y 1971 tuvo además una versión en historietas en una revista del mismo título de la serie. Una nueva versión en historieta apareció el año pasado.

En esta nueva versión cinematográfica, a cargo del realizador estadounidense Tim Burton, el tono es menos terrorífico o—como algunos han apuntado—no terrorífico en absoluto, volcándose más bien hacia los ribetes satíricos e incluso cómicos de la historia. Por lo demás una manera de abordar lo sobrenatural presente en la mayor parte de los previos filmes de Burton.

El director sintetizó en las casi dos horas de metraje la trama central de la antigua serie, aunque desde un comienzo enfatizando al personaje de Barnabas Collins (Johnny Depp), desde su infancia en Liverpool hasta el momento que su familia funda el pueblo de Collinwood en Maine, en el siglo 18. La conexión de Barnabas con lo sobrenatural se produce justamente en la mansión que la familia ha construido en esa localidad, cuando tiene una relación con una criada que ha venido también desde el viejo país, Angelique Bouchard (Eva Green) quien, despechada por el rechazo que sufre de parte de su amado le hace víctima de una maldición que en última instancia lo convertirá en vampiro. No sólo eso, Barnabas perderá a sus padres (también por obra de Angelique, que a esta altura se nos revela como una bruja) y luego a su novia. Las desgracias que caen sobre el pobre Barnabas culminan con su entierro en un ataúd de hierro y fuertemente encadenado (también a instancias de Angelique) que ha movilizado a todo el pueblo contra él.

La historia se traslada a los años 70 cuando una cuadrilla de trabajadores despejaba parte del bosque para iniciar una nueva construcción y descubre el misterioso ataúd. Creyendo que puede contener algún tesoro los hombres cometen el error de abrirlo y el vampiro está revivido, dos siglos después. Angelique, convertida en poderoso personaje en el Collinwood del siglo 20, proseguirá sus intentos de lograr el elusivo amor de Barnabas.

Burton combina muy bien los dos ambientes, el del terror con la súbita liberación del vampiro y los actos que inmediatamente comete—de esperar en un vampiro por lo demás—y los elementos de humor al retratar la desorientación del personaje que después de estar dos siglos enterrado vuelve a la vida en un mundo muy diferente, su confusión respecto de la carretera y un automóvil que se aproxima son instancias cómicas aunque la más hilarante es su reacción cuando ve la “M” luminosa de un McDonald’s: “Mefistófeles”, exclama.

Naturalmente los que esperen una re-creación de las peripecias del personaje como sucedían en la serie se verán defraudados, no sólo factores obvios de tiempo sino de conveniencias de la adaptación hacen perder muchos de los matices que la serie podía tener. Esto lleva a que al final la trama se deslice hacia un desarrollo más convencional de mal versus bien, o mejor dicho mal versus menos mal, si uno quiere ser preciso, con la imagen de Victoria (Bella Heathcote) la institutriz contratada para educar al pequeño David (Gulliver McGrath), como una suerte de Josette (la enamorada de Barnabas en el siglo 18) reencarnada, siendo a su vez esos dos personajes los únicos con una cierta pureza y bondad.

En el trasfondo, personajes que la serie pudo desarrollar pero en el film son más esquemáticos, presentan un balance entre realidad y el mundo del trasplantado Barnabas: Elizabeth Collins (Michelle Pfeiffer) y la Dra. Julia Hoffman (Helena Bonham Carter) esta última intentará desarrollar su propio plan también.

Como conclusión uno puede decir que Burton ha tomado una historia que en su momento tuvo muchos matices y variantes y la simplifica un poco, pero en ese proceso algo de la historia se pierde también.

No es de las mejores películas de este notable director, pero no deja de ser interesante ver su personal e irónico tratamiento del vampiro.
DARK SHADOWS, director: Tim Burton (EE.UU., 2012). Con Johnny Depp, Michelle Pfeiffer, Helena Bonham Carter, Bella Heathcote, Eva Green, Jackie Earle Haley, Gulliver McGrath, etc.

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