20.11.06

MARRIED LIFE.

Estados Unidos, 2007. Un film de Ira Sachs
Comentarios de Jorge Gutman

Ira Sachs propone en Married Life una visión de la vida conyugal completamente atípica. Su permanente cambio de tono confunde las expectativas del público porque de a momentos se presenta como un drama romántico, en otros parece inclinarse por la comedia negra, tampoco faltan situaciones de suspenso y, en ocasiones, el género melodramático se impone. El problema está que en ninguno de los mismos el film logra conformar porque no queda claro hacia donde apunta; si al principio se cree que quiere enfocar las complejidades que impone estar casado y las consecuencias emocionales de vivir en pareja, lo que sigue después parece desmentirlo.
En base a una adaptación del libro de John Binghamm (“Five Roundabouts to Heaven”), la adaptación cinematográfica de Sachs en colaboración con el guionista Oren Moverman presenta a Harry Allen (Chris Cooper), un respetable hombre casado de mediana edad, quien confiesa a su mejor amigo Richard Langley (Pierce Brosnan) que está perdidamente enamorado de Kay Nesbitt (Rachel McAdams), una hermosa chica mucho más joven que él y que comparte sus mismos sentimientos. Como Harry está convencido de que su esposa Pat (Patricia Clarkson) lo quiere mucho y que si se divorcia de ella le causaría enorme pena, el gran cariño que siente por ella le hace creer que matándola será el único modo de no hacerla sufrir. Si se tratara de un vodevil francés o de una farsa de humor inglés, uno podría
aceptar la premisa propuesta. Sin embargo, la forma seria en que está esbozada impide comprender que un hombre equilibrado y sensato, tal como Harry es descripto, sea capaz de practicar un acto de “eutanasia” para evitar que su mujer padezca el desencanto de ver cómo su matrimonio se desmorona.
A los 20 minutos de desarrollo, el relato va generando la primera sorpresa al revelar que la devota y camaleónica esposa de Harry adopta actitudes que su marido desconoce y que si hubiera llegado a saberlas habría cambiado sus planes. Otras vueltas de giro hacen que Richard utilice sus cualidades de persuasivo seductor para obtener ventajas del triangulo amoroso creado, y por último la joven Kay tampoco resulta ser lo que un principio parecía.
Las situaciones creadas por el guión descolocan al espectador quien a veces no puede contener su risa frente a hechos descabellados que seguramente los libretistas no se lo han propuesto. Lo que está aceptablemente logrado es el suspenso creado cuando Harry comienza a implementar su plan criminal; con todo, carece de la mordacidad y la ironía de las buenas obras de Hitchcock.
La resolución del film permite pensar que lo que uno presenció fue tan solo una fantasía; de otro modo no se explica su complaciente final donde todos quedan absueltos de sus actos y llegan a ser “felices comiendo perdices”.Tratando de emular a los buenos melodramas de Douglas Sirk y en especial
a “Far From Heaven” de Todd Haynes, el film se ubica en 1949 para recrear un estilo de vida en donde la hipocresía de ciertos estratos sociales constituía un instrumento para salvar las apariencias de una frustrada vida marital; en todo caso, para el presente relato, la época en que transcurre no tiene trascendencia mayor.
La nota de gracia de esta película la proporcionan tres de sus cuatro actores centrales. Cooper y Clarkson son dos consumados artistas que pueden transmitir emociones sin mucho esfuerzo y los momentos en que interactúan llegan a ser ampliamente convincentes, a pesar de estar al servicio de una historia que no lo es. Por su parte, Brosnan satisface cada vez más después de haber dejado atrás a James Bond, logrando amplio lucimiento como el elegante “bon vivant” del relato. En cambio guardo mis reservas para la joven Adams quien dista de ser la “mujer fatal” y, aunque muy bonita, en ningún momento establece una química adecuada con Cooper.
La presente es una historia amoral que enfocando aspectos como el amor, adulterio, deslealtad, mezquindades humanas e incluso el homicidio, quiere insinuar que la felicidad de uno no debería ser alcanzada a costa de la desdicha ajena; pero al desdecirse posteriormente de su planteo, lo que queda es un film indulgente donde nada debe ser tomado al pie de la letra. En resumen, uno se encuentra frente a un relato sin rumbo claro que puede entretener pero sin llegar a satisfacer.
J.G.
PP¼

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