LE FILS DE L’AUTRE. Francia, 2012. Un film de Lorrraine Levy. Elenco: Emmanuelle Devos, Pascal Elbé, Jules Sitruk, Mehdi Dehbi, Areen Omari, Khalifa Natour, Mahmud Shalabi
Este film es uno más que se incluye en la lista de aquéllos que tratan de brindar un hálito de esperanza para el entendimiento, comprensión, tolerancia y mutuo respeto entre palestinos e israelíes en la conflictiva región de Medio Oriente. La realizadora francesa Lorraine Levy adoptó un criterio dramático-realista permitiendo que el espectador se involucre por completo en este relato donde el tema de la identidad y filiación es puesto a prueba para los hijos de dos familias completamente opuestas por la compleja realidad política que las separan.
En oportunidad de realizar los procedimientos burocráticos para poder efectuar el servicio militar, se llega a descubrir que Joseph (Jules Sitruk), el aspirante israelí de 18 años de edad, tiene un grupo sanguíneo que resulta incompatible con el de sus padres. Ésa es la causa por la que se pone en marcha el engranaje del relato al llegarse a determinar que cuando él nació en 1991 en un hospital de Haifa, accidentalmente fue intercambiado con otro bebé que vio la luz ese mismo día y en el mismo lugar. De este modo y sin que nadie lo haya sospechado Joseph, cuyos padres biológicos Leila (Areen Omari) y Said (Khadifa Natour) son palestinos viviendo en Cisjordania, ha sido criado y educado por la familia israelí integrada por Orith (Emmanuelle Devos) y su marido Alon (Pascal Elbé).
Pascal Elbé y Emmannuelle Devos |
Frente a la crucial revelación sobrevienen los efectos del error cometido afectando a todas las partes implicadas, circunstancia que se agrava teniendo en cuenta el cisma que separa a Israel de sus vecinos palestinos. Mientras que Joseph siente que es un auténtico judío pero se pregunta si sigue siéndolo para los demás, Yacine (Mehdi Dehbi), el otro muchacho que considera a Leila y Said como sus verdaderos padres, alienta la causa palestina porque durante su breve existencia estuvo naturalmente embebido en dicha cultura.
Sin entrar en detalles ulteriores, el relato que adopta el tono de una alegoría política, ilustra la forma cómo las respectivas madres llegan a congeniar y establecer un lazo de unión al tener que aceptar la identidad de sus respectivos hijos después de 18 años de vida; así, ambos jóvenes pertenecen a las dos madres, sin que exista querella ni sentimientos encontrados que puedan dañar esa relación. Aunque más complicado por las diferencias políticas que los separan, Alon –un oficial militar israelí de alto rango- y el palestino Said terminarán por acomodarse a los hechos impuestos por la realidad.
La interpretación general es muy buena, distinguiéndose la de Sitruk y Dehbi como los dos jóvenes afectados por el cambio que a medida que van conociéndose irán integrándose uno con el otro como si fueran verdaderos hermanos de sangre.
Conclusión: Levy logró un relato muy emotivo, filmado sin estridencia alguna y dejando un claro mensaje de paz a través de dos familias que terminan conformando una sola, llegando a comprender que más allá de cualquier conflicto político imperante son los valores humanos que deben prevalecer. Jorge Gutman
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