22.12.12

HACIA LA MONTAÑA SOLITARIA

THE HOBBIT: AN UNEXPECTED JOURNEY. Estados Unidos-Nueva Zelanda, 2012. Un film de Peter Jackson

Después de 9 años de la última parte de Lord of the Rings, su director Peter Jackson retoma nuevamente el universo de J.R.R. Tolkien basándose esta vez en su novela The Hobbit (1937) que fue escrita con antelación a aquélla. En este caso, el propósito del autor fue el de concebir una fantasía infantil sin la profundidad filosófica contenida en  El Señor de los Anillos; eso implica que su contenido sea menos sombrío y que contenga algunas notas de humor.

El criterio del equipo involucrado en la producción de este film juzgó oportuno dividirlo en tres partes y es así que este año solamente se aprecia su primer capítulo denominado Un viaje inesperado para recién conocer el que le sigue en 2013 y su conclusión en 2014. Eso impide que se pueda tener una impresión sobre toda la obra sino simplemente juzgar lo que hasta aquí se muestra.

El escenario sigue siendo la Tierra Media aunque la acción tiene lugar 60 años antes de la aventura emprendida por Frodo y su séquito. El prólogo enfoca a la ciudad subterránea de Erebor, donde los habitantes de este reino viven tranquilos y felices hasta el momento en que el descomunal y feroz dragón Smung invade el lugar y expulsa a su gente después de una nefasta batalla. Poco tiempo después el mago Gandalf (Ian McKellen) decide que ha llegado la hora de recuperar la tierra usurpada. De este modo, recluta al hobbit Bilbo (Martin Freeman) para que junto a un grupo de 13 enanos guerreros liderados por el príncipe Thorin (Richard Armitage) inicie un viaje hacia la Montaña Solitaria donde se encuentra el terrible enemigo. Naturalmente, dado de que se trata de la primera parte, el público –si no ha leído la obra original- ignora cómo habrá de proseguir esta historia.

Martin Freeman
No hay duda que Jackson se mueve cómodamente relatando las novelas de Tolkien. Es un consumado director y el film que ofrece tiene valores sólidos innegables. Con todo, por lo hasta aquí visto, este primer episodio dista de tener el mismo impacto que el primer capítulo de Lord of the Rings. Eso se debe a que la narración se alarga demasiado y las casi tres horas de duración llegan en ciertos momentos a producir fatiga, sobre todo en su primera hora donde Jackson siguiendo minuciosamente al libro deja de lado la síntesis necesaria que permita fluidez a lo que relata. En tal sentido, parecería que la división en tres partes adoptada obedecería más que nada a razones de marketing antes que a criterios estrictamente cinematográficos.

Analizado técnicamente, el film es impecable. La conjunción de la filmación en vivo más la visualización logrado por las imágenes computadorizadas dan como resultado un espectáculo de innegable valor visual. Jackson es un maestro en la materia sabiendo explotar al máximo los adelantos tecnológicos existentes. En ese aspecto, el realizador utilizó en el rodaje el sistema HFR 3D que consiste en filmar con una velocidad de 48 cuadros por segundo, o sea al doble de la velocidad habitual, con el propósito de obtener imágenes más realistas, de superior claridad y nitidez; ciertamente, el propósito ha sido ampliamente logrado.

A nivel actoral, los actores cumplen bien su cometido dentro de los roles que les han sido asignados; sin embargo si habría que distinguir a alguien en particular, Andy Serkis vuelve a transmitir magníficamente el patetismo del conocido personaje Gollum, logrado con la técnica captura de movimiento.

Concusión: Con un primer episodio un tanto desigual, habrá que aguardar los dos siguientes para valorar al film en su total dimensión. Hasta aquí, la inspirada y eficaz tecnología es lo más remarcable.   Jorge Gutman

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