18.12.06

EL ORFANATO

España, 2007. Un film de Juan Antonio Bayona

Pocas películas españolas han sido objeto de tan amplia promoción como El Orfanato. Debido a que el productor de este film es Guillermo del Toro, responsable de la excelente fantasía “El Laberinto de un Fauno” (2006), esta ópera prima del joven director Juan Antonio Bayona está indisolublemente asociada al realizador mexicano y ha sido considerada como una gran muestra de terror. Una primera apreciación en el festival de Toronto y una posterior visión en oportunidad de su reciente estreno en Canadá, confirmó mi impresión original sobre el film: se trata de un relato bien elaborado y con una muy buena interpretación de Belén Rueda; sin embargo el argumento es demasiado familiar ya que se asiste a otra clásica historia fantasmagórica impregnada en la realidad cotidiana y vista en múltiples ocasiones.
Laura (Belén Rueda) regresa con Carlos (Fernando Cayo), su marido, y Simón (Roger Princep), su hijo de 7 años, al orfanato donde pasó su infancia con el propósito de abrir una residencia para niños discapacitados. Al poco tiempo, extraños hechos comienzan a surgir con la aparición de misteriosos ruidos nocturnos y cuando el pequeño se involucra en extraños juegos que incluyen amigos imaginarios y comienza a pintar dibujos que se relacionan con el pasado de su madre. La situación empeora cuando Simón desaparece sin dejar rastro alguno y Laura comienza a desesperarse al no querer resignarse que no verá más a su hijo; ella está firmemente convencida de que sigue con vida y se encuentra muy cerca de ella. La ayuda de una psicóloga (Mabel Ribera) y de una médium (Géraldine Chaplin) no llegan a solucionar el problema ni a calmar a la angustiada madre.
Aunque de la sinopsis precedente pareciera que se está frente a una historia de fe y dolor, en esencia lo que se constata son los elementos propios de las “casas embrujadas”, la existencia de secretos bien ocultos del pasado, la presencia de niños fantasmales amenazadores y otros ingredientes típicos del género que no llegan a sorprender o a excitar mayormente.

A su favor cabe señalar que el relato brinda algunos momentos de sobresaltos bien logrados, el clima de ambientación sobrenatural es satisfactorio, hay un movimiento de cámaras impecable y Rueda imprime a su rol una intensidad psicológica para que el espectador se compenetre de los sufrimientos de una madre por la ausencia del hijo a quien no cree muerto. Los elementos positivos apuntados quedan atenuados por el guión de Sergio Sánchez que no es un dechado de originalidad ni tampoco brinda la envergadura necesaria para que el relato trascienda o cobre mayor aliento.
Aunque el film no pueda compararse a las grandes expresiones del género como “The Shining”, “The Sixth Sense”, “Psicosis”, “Rosemary’s Baby”, etc., con todo se deja ver y constituye una buena carta de presentación de Bayona.
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JG

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