8.12.06

P.S. I LOVE YOU

Estados Unildos, 2007. Un film de Richard LaGravenese

De naturaleza romántica, esta agridulce película de Richard LaGravenese aborda el tema de la recomposición de la vida cuando uno de los miembros de una pareja muere. En algunos aspectos guarda parecido con la obra de Neil Simon Chapter 2 (posteriormente llevada al cine) donde un viudo inconsolable realiza grandes esfuerzos para consolidar un nuevo vínculo amoroso. En este caso, se trata de una joven viuda quien sobrelleva una experiencia similar pero, claro está, con algunas variantes.
Al director Richard LaGravenese le bastan cinco minutos para que en el prólogo del film –antes de la presentación de los títulos- establezca las características de Holly Kennedy (Hilary Swank) y su marido Gerry (Gerard Butler). En una agitada discusión –gritos y acusaciones de por medio- que tiene lugar entre ellos, queda expuesta una de las típicas situaciones que cualquier matrimonio generalmente atraviesa en su vida en común; cuando las emociones llegan a explotar, sobreviene inmediatamente la reconciliación con el perdón mutuo, el olvido y el placer del verdadero amor. Esa lograda secuencia da la idea de que esta relación conyugal está afirmada por un amor genuino.
Después del prólogo, la primera escena que se contempla es el funeral de Gerry, muerto por un súbito tumor cerebral a la temprana edad de 35 años; a pesar de contar con el cariño y afecto dispensados por su madre (Kathy Bates) y sus mejores amigas Sharon (Gina Gershon) y Denise (Lisa Kudrow) tratando de atenuarle el dolor, Holly se encuentra completamente desmoronada.
La escritora irlandesa Cecelia Ahern, autora del libro en el que este film está basado, recurre a un artificio para que el apoyo espiritual más importante recibido por la joven viuda provenga de su difunto marido. Sucede que Gerry, antes de morir, estuvo suficientemente lúcido como para dejar a su esposa una serie de cartas cuyo contenido servirá para guiarla en sus primeros meses de viudez. El día en que ella cumple 30 años llega el primer mensaje bajo la forma de una torta acompañada de un cinta grabada por Gerry donde él le pide que salga a festejar el acontecimiento con sus amigas; sucesivamente, y en las semanas siguientes, otras misivas de tenor parecido contribuyen a que Holly, siempre a solicitud de Gerry, emprenda una serie de aventuras diferentes con el propósito de volver a experimentar esperanza en la vida e incluso soñar nuevamente con el amor.
Por cierto, solo con buena voluntad esta historia resiste el nivel de credibilidad tolerada, pero en todo caso permite la proposición de diferentes anécdotas –unas hilarantes, algunas emotivas y otras insípidas- para que la audiencia se imponga de episodios que Holly vivió con su marido en el pasado así como la posibilidad de entrever un futuro más optimista.
Sin duda, el relato es predecible en su mayor parte y además está a punto de deslizarse en un terreno excesivamente sentimental; sin embargo, esta historia de dolor, recuperación y esperanza, se deja ver con agrado porque todos los personajes son atractivos, aportan simpatía personal, y además resalta la importancia del amor y la amistad como elementos esenciales para afrontar la vida después de una experiencia traumática.
Swank, que ya colaboró con el realizador en su film precedente Freedom Writers, convence como la dinámica e impulsiva joven que gracias a su difunto marido va encontrando el camino para retomar confianza y control de sí misma; Butler, también satisface como el impetuoso y apasionado marido irlandés, y en papeles de apoyo se destaca Bates como la experimentada madre que también contribuye a la recuperación emocional de su hija.
J.G.
PP½

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