6.12.06

THE GOLDEN COMPASS

Estados Unidos-Gran Bretaña, 2007. Un film de Chris Weitz.

El primer tomo de la trilogía de Phililp Pullman His Dark Materials encuentra su expresión cinematográfica en The Golden Compass que acaba de estrenarse mundialmente. En la extraña y compleja narrativa concebida por su autor, la audiencia es transportada a un mundo imaginario donde el poder es regido por el “magisterio”, una organización de connotación orwelliana cuyo objetivo es el control de la humanidad. Como en muchos otros relatos mágicos, la esencia de esta historia es de naturaleza moral donde el bien se enfrenta con el mal.
El personaje central de la historia es Lyra Belacqua (Dakota Blue Richards), una niña huérfana de 12 años criada en el campus de la escuela de Jordan en la ciudad de Oxford, que cuenta con la protección y afecto del director del establecimiento (Jack Shepherd). Su vida transcurre en forma apacible y sin mayor responsabilidad teniendo a Roger (Ben Walker) como su gran camarada. Al igual que los restantes personajes humanos del relato, Lyra es acompañada por un “daimonion” que constituye una expresión corpórea del alma humana que se manifiesta bajo la forma de un animal.
Cuando los rumores acechan de que hay niños que comienzan a ser secuestrados por unos misteriosos secuestradores (los gobblers) y llevados al Círculo Polar Ártico para ser sometidos a abominables experimentos científicos, el temor comienza a cundir. Para Lyra habrá llegado el momento de actuar el día en que Rogers súbitamente desaparece y se cree que es uno más en la lista de los desafortunados secuestrados. Llevando consigo un aletiómetro, una brújula dorada que recibe del director de la escuela y que tiene la característica de decir la verdad a quien la utiliza, la jovencita emprenderá una épica aventura que la conducirá al gélido norte del planeta. Al así hacerlo, ella comienza a adquirir conciencia de que debe salvar el mundo en que vive y a otros universos paralelos de las fuerzas malévolas que los acechan.
Dentro de ese contexto, la audiencia se siente intrigada y en algunos casos fascinada por una extraña historia de dimensiones fantásticas donde personajes humanos se codean con animales parlantes que juegan un rol importante en el desarrollo de su trama. En su viaje, Lyra contará con un aliado incondicional que resulta ser un gigantesco oso polar llamado Iorek (la voz de Ian McKellen) que promete estar a su servicio hasta que ella logre combatir a las fuerzas del mal; no menos importante es la ayuda que le prestarán una banda de gipcios –gitanos o vagabundos errantes-, la tierna Serafina Pekkala (Eva Green) que es una reina voladora de un clan de brujas y Lee Scoresby (Sam Elliott), un tejano aeronauta.
Ciertamente, la fantasía de Pullman atraerá la especial atención del público que ha disfrutado con Lord of the Rings, las historias de Harry Potter, y con la tétrica fábula de El Laberinto de un Fauno. Sin embargo, el presente film dista de poseer la profundidad filosófica de la obra de Tolkien, el nivel de emoción de la literatura de J.K. Rowling, o bien el hálito mágico del ingenioso relato de Alfonso Cuarón.
Entre sus méritos, cabe destacar a su competente elenco encabezado por Dakota Blue Richards; en su promisorio debut, ella más que convence como una niña voluntariosa y resuelta en su lucha contra el implacable “Magisterio”; otros nombres apreciables son, entre otros, los de Derek Jacobi, Ben Walker, Tom Courtenay, Christopher Lee y las voces de Ian McKellen, Katy Bates y Kristin Scott Thomas. Curiosamente, las figuras más populares del reparto como Nicole Kidman y Daniel Craig, no agregan mucho a nivel interpretativo: Kidman aporta su oficio de actriz pero nada más, animando a la atractiva y malévola jefa del tribunal de disciplina del Magisterio; por su parte la muy breve incursión de Craig, como el enigmático explorador tío de Lyra que parte al Gran Norte en búsqueda de una misteriosa partícula, tampoco le permite mayor lucimiento.
Los efectos visuales logrados con la ayuda de imágenes digitalmente computadorizadas son de primer nivel y algunas escenas de acción, como la lucha de los osos polares, están muy bien logradas.
Aunque el film capta la atención de la audiencia, no obstante transmite una sensación de frialdad; a pesar de que transcurre en un mundo mágico, carece de la magia necesaria para que uno quede embelesado. Estas limitaciones se deben a que la realización de Chris Weitz es decorosa pero no muy inspirada en imaginación, y porque su narración resulta a veces confusa y no fácil de ser seguida para quien no haya leído la novela.
Hasta el presente no se sabe si los otros dos volúmenes de la trilogía The Subtle Knife (La Daga) y The Amber Spyglass (El catalejo lacado) también serán llevados al cine. Según parece, la decisión dependerá de la repercusión comercial de esta primera parte.
J.G.
PP

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