1.12.06

UNTRACEABLE

Estados Unidos, 2008. Un film de Gregory Hoblit

Esta película cuestiona seriamente lo que se entiende por entretenimiento. ¿Es válido apelar a cualquier recurso con tal de que el espectador no se aburra mientras contempla un film? Esta pregunta tiene sentido porque a pesar de que Untraceable esté bien filmado y genere un módico suspenso, lo cierto es que su violencia gratuita y sádica, produce una sensación de frustración y repulsión.
El relato se refiere los esfuerzos que realiza una unidad del FBI ubicada en Portland, para investigar y aclarar los delitos cometidos a través del internet. En este caso, el criminal es un psicópata de 20 años que ha creado su propio sitio en la red para exponer gráficamente al público curioso los asesinatos que va cometiendo. Comenzando al principio con un gatito como experimento de prueba, posteriormente va asesinando a seres humanos mediante un procedimiento horroroso; dado que este psicópata es un entendido en cibernética, utiliza sus conocimientos para destruir a sus víctimas en forma absolutamente cruel que no es necesario describir, salvo señalar que el tiempo que lleva a cada una de ellas en morir depende en forma directamente proporcional del número de internautas acudiendo al sitio para presenciar su agonía.
Lo que salva a este film de un colapso total es la participación de un buen elenco donde sobresale Diane Lane. Animando a una dedicada detective del equipo del FBI que debe identificar y capturar al temible asesino difícil de localizar, Lane ofrece una interpretación de gran calidad que bien podría haber estado al servicio de proyectos de mayor envergadura.
El director Gregory Hoblit parece inclinarse por el género de suspenso, si se juzga que en 1996 ofreció un notable film de misterio psicológico con “Primal Fear” y el año pasado dirigió “Fracture”, otro sólido thriller. Es de lamentar que en este relato haya dejado de lado la sutileza y sofisticación que le caracteriza para ofrecer en cambio un relato despreciable por su naturaleza morbosa. Y hablando de morbosidad, cabe aquí la reflexión siguiente: en la medida que en el contexto del relato los medios de comunicación estimulan la curiosidad natural del usuario de la red informática para que acuda al sitio y contemple la muerte de la víctima, este macabro “entretenimiento” lo convierte en cómplice del asesino. Esa sería la conclusión de este film cuyas connotaciones morales negativas lo tornan altamente desagradable.
JG

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